Los amigos del marido de Maje niegan que la víctima tuviera un carácter violento

La víctima del crimen de Patraix, el ingeniero Antonio Navarro, compró varios peluches para su esposa, María Jesús M., más conocida como Maje, días antes de que fuera asesinado de seis cuchilladas por un amante de su mujer. Una compañera de trabajo de la víctima explicó ayer en el juicio cómo Antonio realizó el pedido desde su oficina, a través de una compañía de comercio electrónico, para regalar a su esposa una jirafa y un búho, entre otros animales de felpa, en diferentes fechas.

Como faltaban pocos días para celebrar el cumpleaños de Maje y el aniversario de la boda, su marido quería hacer un pequeño acopio de peluches, pero el paquete llegó a la empresa de Antonio después de su muerte. Beatriz, que compartió despacho con la víctima durante tres años, manifestó que era «una persona divertida a nivel personal y profesional». La testigo señaló que habló por teléfono con la viuda para gestionar el seguro de vida con una indemnización de 47.000 euros aproximadamente, aunque no podía tramitarlo hasta que no se conociera con certeza la causa de la muerte. «Esperábamos los resultados de la autopsia y saber si había sido un ajuste de cuentas», afirmó Beatriz.

La quinta sesión del juicio con jurado contra Maje y su amante Salvador R., acusados del asesinato del marido de ella, comenzó con 40 minutos de retraso por una deficiencia en un equipo informático. Los dos procesados entraron en la sala Tirant lo Blanch sobre las 10:15 horas de la mañana y se sentaron junto a sus abogados y frente a los miembros del jurado popular, como en las sesiones anteriores.

El vecino que descubrió el cadáver declaró que era Maje quien estacionaba habitualmente su coche en la plaza de aparcamiento donde Antonio murió acuchillado el 16 de agosto de 2017. También señaló que el garaje sólo tiene dos puertas, una automática para los vehículos y otra para los peatones que se abre con una llave. Además de Beatriz, varios compañeros de trabajo de Antonio coincidieron al manifestar que era afable, divertido, cariñoso, amable y risueño, y su jefe en Ferrovial precisó que la empresa inició los trámites para que la viuda cobrara el seguro de vida.

Tres amigos de la víctima fueron los últimos testigos que prestaron declaración ayer en la sala. Fernando, Félix y Francisco afirmaron que Antonio era alegre y simpático, pero reservado porque apenas hablaba de su vida privada ni de su matrimonio. «Era un tío excepcional, muy amigo de sus amigos y no tenía un carácter violento», señaló Félix. También desmintieron que fuera una persona dominante como sostiene la defensa de la viuda. A ninguno de los testigos le constaba que hubieran problemas antes del asesinato entre las familias de Maje y Antonio, que residen en Novelda, aunque se enteraron de que la viuda, al parecer, tenía prisa «por cobrar la herencia», según dijo Francisco, y esto había molestado a la madre y el hermano de la víctima.

Fernando manifestó que los amigos de Antonio se sorprendieron cuando vieron, tres semanas después del asesinato, fotos de Maje con sus amigas de fiesta en una discoteca en Alicante. También explicó que la víctima prefería que su mujer aparcara el coche en el garaje por la seguridad de ella, ya que trabajaba muchas noches.Tras finalizar las declaraciones, los abogados que ejercen la defensa de los procesados, Javier Boix y María Julita Martínez, informaron al presidente del tribunal que renuncian al interrogatorio de dos testigos que estaban citados para declarar hoy: la hija y un amigo del asesino confeso. La primera fue propuesta por el letrado de Maje, pero tenía previsto acogerse a su derecho a no contestar, por ser la hija del asesino confeso, a las preguntas que le hiciera Boix. Como ya informó LAS PROVINCIAS, la joven visitó a su padre en la cárcel y le pidió que contara la verdad pocos días antes de que Salva delatara a su amante en una segunda declaración ante el juez instructor.