El juez prorroga la prisión para Maje y su amante por el asesinato del marido de ella

Maje M. C., la conocida como viuda negra de Patraix, y el que fue su amante, Salvador R. L., seguirán en prisión provisional hasta que llegue el día de ser juzgados. Los acusados de planear y ejecutar el asesinato del ingeniero de Novelda Antonio Navarro en Valencia han pasado ya dos años en prisión provisional desde que la Policía Nacional los arrestó como sospechosos del crimen. Este viernes, a punto de cumplirse ese plazo, llegó la hora de revisar su privación de libertad, con la posibilidad de salir a la calle. Pero no sucedió así. Tras la petición de fiscal y acusación particular de prorrogar el encarcelamiento, el juez de instrucción 14 de Valencia envió a los sospechosos de vuelta a Picassent.

El trámite judicial se desarrolló en torno a las once de la mañana, con la presencia de los dos sospechosos, sus abogados, el fiscal y la letrada de la acusación particular, en representación de la familia de Antonio. Como era de esperar, ambos acusadores pidieron una prorroga de otros dos años en la prisión provisional para los sospechosos. Y como también era previsible, los dos abogados defensores se opusieron a dicha prolongación. El de Maje, Javier Boix, entendía que no hay riesgo de fuga ni reincidencia por parte de la sospechosa, que las circunstancias de su participación no están claras y que tiene domicilio conocido y arraigo familiar. La abogada de Salva hizo valer, además, la confesión de autoría en el asesinato y la colaboración con la policía y la justicia tras su arresto. Además, insistió en que se le podrían aplicar medidas preventivas menos gravosas que la prisión.

Sobre la una de la tarde, ya había auto por parte del juez instructor. Su decisión fue mantener en prisión provisional a los dos sospechosos. Como ya publicó LAS PROVINCIAS, la instrucción del caso ha finalizado y ya hay escrito de acusación por parte de la fiscalía, que pide 22 años de cárcel para Maje por asesinato y 18 para su examante y autor confeso de las cuchilladas que acabaron con la vida de Antonio en agosto de 2017. Mientras, la acusación particular eleva esas peticiones de prisión a 25 años en el caso de la viuda negra y 20 en el de Salvador.

Por contra, el abogado de Maje solicita su libre absolución. A grandes rasgos, estima que la joven creía que su entonces amante «estaba fantaseando» cuando le propuso cometer el crimen y entiende, por tanto, que no lo planificó.

Para la fiscalía, los hechos constituyen un delito de asesinato en el que ambos son considerados autores. En el caso de Maje se contempla la agravante de parentesco. El acusador público pedirá en el juicio que ambos indemnicen a los padres y al hermano del ingeniero con el pago de 250.000 euros.

Según el acusador, Vicente Devesa, la relación entre ambos se remontaba a 2015, cuando comenzaron a trabajar en el mismo centro hospitalario de Valencia. Él, auxiliar de enfermería y Maje, enfermera. Salva, relata, «sintió una gran atracción y afecto por la acusada». La relación generó en él «un intenso enamoramiento y dependencia emocional hacia la acusada».

En este contexto se produjeron diferentes encuentros entre 2016 y 2017 en los que Maje «hizo partícipe a Salva de graves problemas que decía tener con su esposo, incluyendo episodios de violencia». Esto jamás ha quedado acreditado, pero «las confidencias acabaron convenciendo al acusado de la necesidad de proteger a Maje de proteger a la acusada» de un marido al que ni siquiera conocía personalmente.

Ya en junio de 2017, ahonda el fiscal, «la acusada decidió acabar con la vida de su esposo y pidió a Salva que matara a Antonio por ella haciéndole creer que la situación a la que su marido la tenía sometida le resultaba ya insostenible». Según el acusador, Salva aceptó y «planificaron la acción homicida». Llegó así la hora final para Antonio. «Siguiendo el plan, Salva fue en moto al garaje de la calle Calamocha. En una mochila llevaba el cuchillo, guantes y una toalla». Entonces «abrió la puerta con las llaves que le había facilitado la acusada, se puso los guantes, sacó el cuchillo y se escondió al acecho». El ingeniero bajó de casa y fue brutalmente acuchillado.