
Maje y Salva, Salva y Maje… Los nombres de los asesinos han sido los más citados durante las tres semanas que ha durado el juicio del crimen de Patraix. Pero bajo todo el torbellino judicial de acusaciones, mentiras, pruebas, escuchas y documentos se encuentra un hombre, una vida: se llamaba Antonio Navarro Cerdán, tenía 37 años, una carrera por delante como ingeniero, muchos amigos que lo apreciaban en Novelda y un futuro que se esfumó a cuchilladas en la oscuridad de su garaje. No tuvo ni tiempo para comprender quién albergaba semejante odio contra él ni por qué. Antonio murió a ciegas el 16 de agosto de 2017.
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La carga para sus padres es difícil de imaginar para quien no vive algo así. Y no sólo por lo criminal. Vicente, su padre, y Mercedes, perdían a su único hijo de un modo atroz, incapaces de suponer que detrás de aquella salvajada estaba su propia nuera, Maje, y un desconocido enfermero. Eso lo supieron cinco meses después. Destrozados, atónitos, conocieron en enero de 2018 que la Policía Nacional había detenido a la viuda como sospechosa y también a ese otro extraño elemento en el puzzle: Salva.
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Antonio era el único hijo del matrimonio de Novelda. Pero tenía un hermano por parte de padre que le apreciaba y respetaba, Vicente Navarro. Él ha estado durante los últimos días apoyando a su familia en el difícil trance del juicio, en el que han tenido que encontrarse con los asesinos a pocos metros. Se llevan el consuelo, al menos, de ver arrepentirse a aquel al que ni siquiera conocían, el ejecutor del plan. Pero Maje no daba su brazo a torcer. Pedía perdón sólo por el encubrimiento a Salva. Negaba la culpabilidad que el jurado, finalmente, ha considerado probada.
Vicente lanza esta reflexión: «¿Si se ha hecho justicia? Bueno, eso lo sabremos cuando llegue la sentencia. Lo que sí le puedo decir es que con el veredicto de culpabilidad estamos contentos». La familia de Novelda espera ahora un fallo judicial que les permita pasar página. «Mis padres quieren terminar ya con todo esto y que el nombre de Antonio se recuerde con honor y dignidad», añadió el hermano de la víctima del crimen.
Por si no fuera suficiente, al calvario del asesinato de su hijo y del arresto de su nuera y el amante se ha sumado un tercer mal trago: el juicio. Durante la vista oral han tenido que escuchar en público duras afirmaciones contra Antonio en un juicio de expectación descomunal.
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Las más dolorosas llegaron con el testimonio de Maje o con algunas escuchas y mensajes en las que la viuda o su cómplice asesino menospreciaban al ingeniero. Palabras como «bebedor», «maltratador» o «controlador», por poner sólo algunos ejemplos, han caído sobre los padres como las puñaladas que recibió el hijo.
Pero Maje no se separó de quien odiaba. Tampoco presentó denuncia alguna contra él. Ningún maltrato está acreditado. Es más, en el banquillo se pronunció de un modo que hace un flaco favor a la lucha contra la violencia machista: justificar lo injustificable. «Me dio una bofetada, algún empujón... Lo consentía porque yo no estaba haciendo las cosas bien», dijo.
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La culpabilidad de Maje tiene, para la familia de Antonio, un doble alivio: calma su sed de justicia y limpia el nombre de la víctima. ¿Quién era realmente el ingeniero? «Ante todo, una muy buena persona», realza Vicente. «Y todo lo que dijo ese monstruo de él era falso». Ahora «Novelda sabe ya que Maje es una asesina».
Libertad. Es el concepto que orbita en muchos aspectos del caso Maje. Es, posiblemente, lo que ella ansiaba cuando planificó el crimen de Antonio, si bien el veredicto no concreta un móvil. Es lo que ella seguía y sigue deseando al no admitir su culpabilidad. Libertad es también lo que anhela ahora el arrepentido asesino Salva, ya no en un sentido terrenal, sino espiritual. Una frase suya en el banquillo revela su punto de inflexión moral, lo que le llevó a pensar sólo en una cosa: «La pastoral de la cárcel dice que cuente la verdad». Este aliento religioso, unido a un mensaje de su hija con semejante mandato, han calado hondo en el asesino. Y el jurado le ha creído. La verdad de Salva le libera y encierra en prisión a Maje.
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