Un control de la Policía Nacional, ayer por la tarde, en una de las rotondas de acceso a Torrent. PAU BENLLOCH

La Policía blinda Paterna y Torrent para evitar otra venganza entre los clanes

Extiende a Albacete y Madrid la vigilancia en busca del autor de los disparos, que huyó con sus padres

Martes, 2 de noviembre 2021

Un hombre de 44 años miembro del clan de los Bocanegra, Ramón G. F., es el principal sospechoso de los disparos que el lunes ... costaron la vida a un familiar lejano de otro grupo rival, los Marco, y a un hombre de 79 años al que accidentalmente alcanzó una bala en el cementerio de Torrent. Al cierre de esta edición, permanecía huido del municipio junto a sus padres, lo que ha obligado a extender su búsqueda por toda España.

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Según fuentes policiales, la Policía Nacional ha blindado con un aumento de la seguridad barriadas de Paterna y Torrent, puntos sensibles ante el riesgo de más venganzas. La vigilancia se extiende también fuera de la Comunitat, a provincias como Madrid o Albacete, tras la tragedia en el día de Todos los Santos.

Según las investigaciones, los disparos pudieron ser efectuados con un arma corta y calibre de 9 milímetros. Al parecer, Ramón sabía que podría encontrarse con familiares del grupo al que odia porque los nichos de unos y otros están muy próximos en el camposanto torrentino. La víctima, Antonio G. C., ni siquiera estaba implicado en el anterior tiroteo de 2016.

La segunda víctima fue José Luis P. M., de 79 años y alcanzado accidentalmente por una bala. Él cayó a unos 10 metros de distancia de Antonio y, casualmente, residía muy cerca del barrio del Xenillet, escenario de los conflictos entre las familias implicadas y lugar en el que habitaba el sospechoso huido con sus padres. La Policía ha localizado ya la furgoneta con la que huyeron los 'Bocanegra'.

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Según fuentes policiales, las diferencias entre los Bocanegra y los Marco duran ya más de media década y nacieron por la relación con el tráfico de drogas de algunos de sus miembros en la citada barriada torrentina.

«Si los dejamos sueltos, se despedazan en ese mismo instante. Ni armas les hacían falta. Sólo sus miradas mordían». La frase la pronuncia hoy un agente de la Policía Nacional que custodiaba a los tres acusados del clan de los Marco hace tres años en un banquillo de la Audiencia de Valencia. «A mí no me hace falta un pistola para armarla», dijo uno de ellos ante el juez.

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Y se armó en febrero de 2016. Aquel día estallaron muchas de las rencillas entre los Marco y los Bocanegra. Son grupos que incluso hoy niegan su rivalidad y rechazan pertenecer a ningún clan. Pero así los considera la propia Policía. Tras el pedo de un niño y los consiguientes reproches surgieron a relucir garrotas, pistolas, barras de hierro, navajas... Tres miembros de los Marco, también conocidos como los Canuto, se sentaron en el banquillo acusados de abrir fuego contra un padre y su hijo de los Bocanegra. Uno de ellos es Ramón, el ahora huido con sus progenitores. Los dos familiares resultaron heridos y un centenar de policías tomó la barriada para evitar una batalla campal.

La Ciudad de la Justicia se blindó para el juicio y hubo hasta amenazas de muertes en los pasillos del edificio judicial. Pero los tres procesados acabaron absueltos por falta de pruebas. Tras ello, aseguran fuentes policiales, pusieron tierra de por medio y se marcharon del Xenillet.

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En suma, los conflictos entre los dos grupos dejan ya un preocupante balance constatado: dos muertos, los del lunes en el cementerio, y seis heridos, dos en el tiroteo de Todos los Santos y otros cuatro en el sangriento choque de 2016.

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