![«No te voy a hacer nada pero sácame del pueblo»](https://s2.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/202006/10/media/cortadas/150794147--1968x1310.jpg)
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A 'Rambo' no le importaba matar. Aferrado a su escopeta de cañones recortados mientras encañonaba a agentes de la Guardia Civil en un paraje de Andorra (Teruel). Así cayó el lunes Pedro Lozano Jiménez. Acorralado, exhibiendo una incesante violencia y sin disposición a rendirse. Poco antes, el 'Rambo de Requena' secuestró a un vecino de Andorra, localidad que vivió horas de pánico junto con Muniesa. «No te voy a hacer nada pero sácame del pueblo», le espetó el malhechor.
Al cierre de esta edición, Pedro Lozano seguía ingresado en el Hospital Miguel Servet de Zaragoza con una herida en la pierna a consecuencia del disparo que recibió de la Guardia Civil. A la espera de su recuperación, el instituto armado ignoraba ayer cuándo pasará a disposición judicial o si se trasladará a Valencia, donde se siguen investigaciones por su oleada de robos.
En el mismo centro sanitario, en la UCI, permanece el agente de 44 años al que los perdigones del 'Rambo' alcanzaron en el abdomen al tratar de identificarlo en Muniesa. Según expuso la Benemérita, su evolución es favorable y no se teme por su vida.
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La Guardia Civil confirmó por las huellas que el protagonista de los incidentes del lunes es Pedro Lozano. El 'Rambo' iba indocumentado en el momento de su arresto, de ahí la necesidad del trámite. De momento los investigadores de Teruel imputan al sospechoso dos delitos de homicidio en grado de tentativa, por los disparos que realizó contra la patrulla en el control de Muniesa, los dos robos de vehículos a ciudadanos durante su fuga y una sustracción en una casa de El Castellar. Pero la lista final de delitos por los que responderá ante la justicia será más amplia, cuando se sumen las investigaciones en Valencia.
Según la Guardia Civil, Pedro llegó armado a Teruel. Hasta el lunes no existía constancia de que el delincuente hubiera entrado en la provincia, pero sí dispositivos de control ante esta posibilidad. Fue en uno de ellos, en Muniesa, donde el rastro de Pedro reapareció. Circulaba con un Suzuki Vitara que acababa de robar en El Castellar. Los agentes desconocían si el ocupante era el 'Rambo'.
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La sospecha sobrevino cuando, en lugar de enseñar la documentación que le pedían, abrió fuego con la escopeta. Tras herir a uno de los guardias y eludir los disparos de su compañero, abandonó el Suzuki Vitara en Muniesa. No tardó en apoderarse de otro vehículo, una furgoneta Citroën C15 con la que llegó a Andorra, su último destino delictivo.
Allí otro conductor se las vio con el fugitivo. Se trata de Salomón Amador, minero de 36 años y hermano del alcalde del pueblo. Así describió a LAS PROVINCIAS el inicio de su odisea: «Por los mensajes de móvil supe que había estado en Muniesa y del riesgo de que viniera para aquí». Ante semejante panorama, «salí de casa de mis padres para refugiarme en la mía», pero «de camino me lo encontré».
Al principio Salomón no estaba seguro de que se tratara del 'Rambo de Requena'. «Cruzo corriendo por delante de mí y tuve que frenar. Lo vi muy raro, huidizo, con media melena y una bandolera». El lugareño decidió aproximarse más. «Me quise asegurar y fui a su encuentro. Lo seguí con el coche y, ya de frente, reconocí su cara de las noticias».
Su primera reacción fue coger el móvil para llamar a la Guardia Civil, pero pensó que el delincuente huiría y decidió actuar por su cuenta. «Mi plan fue bloquearlo con el coche». Sin embargo, la herodicidad se fue al traste. «Eché marcha atrás calculando cuando iba a aparecer por una esquina. No salió bien y pasé de largo. Intenté meter primera, pero con el móvil en la mano, los nervios... El coche iba lento y ahogado».
Y todo se complicó aún más. «Se me metió en el asiento de atrás. Pensé que me mataba. Grité y pité con el cláxon». Pedro le interpeló: «¡Para, para! No te quiero hacer mal, necesito tu ayuda. No te voy a hacer nada, pero sácame del pueblo». La mente de Salomón se inundó de conflicto. «Pensé que no le podía ayudar a huir, pero mi vida estaba en juego». Decidió así adoptar un rol colaborador para ganarse su confianza «y llevarlo a un sitio donde pudieran capturarlo».
Según el vecino de Andorra, el 'Rambo' no exhibió la escopeta. «Temí que la llevara en su bandolera alargada, pero a mí no me la sacó». El asustado Salomón insistió a Pedro: «Te llevo a un sitio que es el único por el que vas a poder salir, pero yo creo que te van a coger». El maleante se agachó para no ser visto y el hermano del alcalde lo aproximó a una esquina del pueblo.
Tras diez minutos «eternos», 'Rambo' cogió una fiambrera con la comida de Salomón, una ensalada de patatas, y se largó. «Que te vaya bien», se despidió el turolense con forzada cordialidad. Ya libre, el hombre aceleró hasta un punto donde había patrullas y contó lo sucedido. El malhechor fue detenido poco después.
El alcalde de Andorra, y hermano de Salomón, Antonio Amador, definió la tarde del lunes como «angustiosa». Destacó la colaboración de su hermano y de otros vecinos ante la huida del sospechoso. A su memoria regresaban ayer los amargos días de diciembre de 2017 y el nombre maldito de Norbert Feher, alias 'Igor el Ruso'. Durante otra huida con semejanzas a la del 'Rambo' mató a dos guardias civiles y al vecino de la localidad José Luis Iranzo. Mientras, guardias civiles de la asociación AUGC en Teruel lamentaron que el guardia herido no dispusiera de chaleco antibalas.
J. Martínez /
El padre del 'Rambo de Requena' se volvió a enterar por los medios de comunicación de los violentos hechos que protagonizó su hijo en la localidad de Muniesa. «Robaba para comer pero ahora ha arruinado su vida», afirmó Juan Carlos Lozano poco después de saber que Pedro Lozano había disparado y herido a un guardia civil en el pueblo de Teruel.
La noticia de la detención del delincuente corrió como la pólvora el lunes por la tarde en el barrio de Baladre en Puerto de Sagunto, donde se crió el ladrón y viven su padre y su hermano. Juan Carlos volvió a manifestar a LAS PROVINCIAS su extrañeza por los robos que había cometido su hijo con una escopeta de cañones recortados. «Él no era violento. Algo le ha cambiado», añadió.
Los vecinos del barrio también mostraron su sorpresa e incredulidad tras enterarse de que el delincuente disparó a dos guardias civiles y uno de los agentes resultó herido. Los cartuchos de la escopeta estaban cargados con perdigones en esta ocasión y no los había extraído, como hizo en Chelva antes de disparar al dueño de una bodega, por lo que la Guardia Civil atribuye ahora al joven dos delitos de homicidio en grado de tentativa.
Solitario, desconfiado, hábil en el manejo de las armas de fuego y torpe para conducir vehículos, el joven de 28 años suele actuar con gran violencia cuando se siente acorralado, como hizo el lunes en el momento que dos guardias civiles iban a identificarlo en Muniesa.
El 'Rambo de Requena'
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