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El barrio valenciano de Nazaret ha amanecido este sábado con la resaca criminal de un nuevo homicidio. Manchas de sangre junto a la iglesia evangélica de la calle Castell de Pop y comentarios huidizos de vecinos y testigos dejan constancia de la violencia que ayer por la tarde se vivió en esta parte de la ciudad.
Una vecina de la zona que prefiere mantenerse en el anonimato ha descrito algunas de las escenas que se encontró en el momento de la reyerta, que se saldó con un joven de unos veinte años muerto y otro menor herido a puñaladas, al parecer hermano del primero.
«Era tremendo. Había mucha mucha tensión. Una persona gritaba: ¡llevaros al viejo llevaros al viejo!». Intuye esta testigo que se trataba del agresor, pero no puedo confirmarlo dada la confusión en la escena que presenció. «¡Vamos a por palos, vamos a por palos!», clamaba una mujer. Según la testigo, «a uno de los heridos se lo llevaron en volandas» hasta introducirlo en un coche para su traslado al hospital. «Al pobre se lo llevaban entre tres o cuatro», ha descrito. Según esta vecina de la calle Castell de Pop, los heridos no son residentes en el barrio.
El pastor de la iglesia evangélica junto a la cual se produjo el acuchillamiento también ha respondido a preguntas de la prensa. «Estábamos celebrando el culto sobre las siete y media cuando oímos escándalo en el exterior. Hasta tuvimos que parar la ceremonia por los chillidos tan fuertes que provenían del exterior». Muchos gritaban: «¡Le han apuñalado!», en referencia a una de las víctimas. El religioso no ha podido aportar datos sobre el motivo del enfrentamiento.
Vanessa es una joven testigo de 27 años que reside en el barrio. El homicidio le sorprendió mientras daba un paseo por la calle Castell de Pop junto a su novio. Si bien no presenció el momento exacto de la cuchillamiento ha quedado impactada por la imagen de una mujer «con su blusa manchada con la sangre de una de las víctimas». Algunas de estas manchas están también estampadas en la acera dejando constancia del horror vivido en la tarde de ayer.
Mientras una anciana del barrio, la señora María, se hace una pregunta: «¿Pero por qué tienen que llevar navajas si son evangélicos?», en referencia a la proximidad del conflicto respecto al templo. «Esto no es de Dios. Dios quiere la paz. Esta violencia la trae el diablo», zanja otra residente de Nazaret.
Mientras, en el hospital la Fe de Valencia persiste la tensión, puesto que más de un centenar de familiares y amigos de las dos víctimas se han trasladado hasta allí para seguir la evolución del menor de los heridos, que permanece ingresado en el centro sanitario. Algunos se han llevado sillas para aguardar en el exterior noticias sobre la víctima y alrededor de media docena de policías vigilan la seguridad en la zona. Un grupo de los allí presentes se ha encarado con una reportera que buscaba información a primera hora de la mañana diciéndole que se marchará de allí.
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