El ejército de voluntarios que se activó inmediatamente después de la DANA es encomiable, sin duda. Pero en cuanto a las fuerzas y cuerpos de seguridad, como policía o bomberos, algunos de ellos se encuentran «indignados» con cómo se ha gestionado su capacidad de ayuda después de la tragedia. Es el caso de V., un bombero de Valencia. Prefiere no desvelar su nombre, aunque afirma que «todo el mundo lo sabe porque todos los compañeros están igual de indignados». Muchos, actúan como voluntarios pasando desapercibidos, pero él ha decidido alzar un poco la voz.
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Esto es precisamente lo que intenta hacer ver a través del cartel que lleva pegado en la espalda cuando ayuda en las tareas de limpieza. Con su traje, cinta adhesiva y un rotulador deja el mensaje claro: «Voluntario activado al 5º día de DANA 'Profesional'». Es en la espalda donde el traje lleva escrito 'Bombers València', pero V. también ha querido tachar la palabra 'València' pues ha acudido a prestar ayuda más allá de su término municipal. Resalta que en casi diez días en los que se ha necesitado ayuda para limpiar tras la DANA, él únicamente ha trabajado en la zona un total de 15 horas: «Fui en mi turno de 12 horas y luego estuve otras 3, el resto del tiempo he ido como voluntario».
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V. pertenece a la unidad canina. Lleva dos décadas trabajando en su profesión, en el Parque de Bomberos de Campanar. «Cuando pasó todo, no me activaron hasta cinco días después», denuncia. En concreto, su perro está especializado en la búsqueda de personas vivas, por lo que al enviarle a la zona de la catástrofe tras cinco días «se intuye que si hay cuerpos estarán ya sin vida». De hecho, lamenta que su perro no haya hecho «ni un servicio» cuando efectivos «de todas partes de España estaban trabajando incluso antes que los bomberos de Valencia».
Cree que desde el ayuntamiento ha habido «falta de coordinación»: «Llamaron a 20 personas, pero creemos que es insuficiente. Ahora hemos mejorado un poco y ya estamos saliendo a ayudar los que estamos de guardia». Eso sí, al bombero indignado no se le olvida cómo vivió los primeros días: «Nuestras guardias eran tranquilas, como si no estuviese pasando nada, y no nos mandaban a ayudar». Fue desde el ayuntamiento desde donde se llegó a ofrecer a los bomberos para activarlos, a las pocas horas de la DANA, pero desde el Centro de Coordinación de Emergencias (CECOPI) «lo denegaron». «Era inexplicable viendo la situación que se estaba viviendo», cuenta desilusionado.
Incluso este bombero recuerda situaciones anteriores que ha vivido como efectivo y voluntario del cuerpo de bomberos: «Hace años me fui a Turquía y Siria, que están a casi 4.000 kilómetros, para ayudar y buscar supervivientes a los tres días después de una catástrofe». Pero ahora, en Valencia, no ha podido ayudar todo lo que a él le hubiera gustado, y mucho menos si se trata de los pueblos situados más allá del término municipal de Valencia.
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Sea como bombero o como voluntario, lo importante para V. es que finalmente ha podido, como tantos valencianos y españoles, aportar su granito de arena para intentar revertir cuanto antes esta situación dantesca. A través de organizaciones, tanto él como otros bomberos de la capital han ayudado a limpiar los destrozos de una riada histórica. Eso sí, en la mayor parte del tiempo, dejando claro que actúan como voluntarios y no como profesionales.
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