![Un visitante recorre el Cementerio General, ayer por la mañana.](https://s3.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/202011/01/media/cortadas/cementeriovlc-kE2G-RQI6Y5lx10JJjBD305vnhqJ-1248x770@Las%20Provincias.jpg)
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12 de abril, 24 de mayo, 18 de marzo, 6 de abril, 22 de marzo, 11 de mayo... las cifras de algunas de las lápidas de las secciones 19 y 21 del Cementerio General de Valencia cuentan la historia de los meses más oscuros de la pandemia, los que llevaron al personal del servicio de Cementerios del Ayuntamiento de Valencia a tener que negar el acceso a más de tres personas a los sepelios. Los funcionarios terminaron al límite, como toda la sociedad, y ellos también sabían que el de ayer iba a ser el día de Todos los Santos más especial de los últimos años. Lo fue por varios motivos: el primero, porque quienes acudieron a despedir a sus seres queridos fallecidos durante el confinamiento lo hicieron con un sentimiento especial, y el segundo, por la afluencia a los camposantos fue muy inferior a la habitual en estas fechas. El llamamiento del Ayuntamiento a los vecinos de que espaciaran sus visitas para evitar aglomeraciones surtió efecto y ayer poco más de 8.000 personas decidieron acercarse a los cementerios. En años anteriores, desde la semana de antes a la de después de Todos los Santos podían pasar por los cementerios de la ciudad hasta 400.000 personas.
La mañana de ayer en el General fue muy distinta a lo que es habitual para una fecha tan arraigada en el imaginario colectivo de los valencianos. En todo el día, pasaron por los cementerios de la ciudad poco menos de 13.000 personas, unas 8.000 por el General. Desde el sábado 24 de octubre, unas 60.000 habían acudido a los camposantos de la ciudad, cifras ambas muy lejos de las que se alcanzaron en años anteriores. El llamamiento que había hecho el Consistorio de que las personas mayores no acudieran este fin de semana y que las visitas en general se espaciaran a lo largo de los días anteriores y posteriores a ayer surtió efecto.
El arzobispo de Valencia, cardenal Antonio Cañizares, oficiará hoy, día de los Fieles Difuntos, una misa en el Cementerio General de Valencia, a las 16 horas, por el descanso de los fallecidos en el último año en la diócesis y, especialmente, por aquellas personas fallecidas por Covid-19 y sus familias. Asimismo, el cardenal presidirá una misa a las 18.30 horas de hoy en la Catedral de Valencia. Así, hasta el 8 de noviembre, la capilla del Cementerio acogerá misa a las 11 horas, según informa el capellán Benjamín Zorrilla, siempre cumpliendo las medidas sanitarias. Además, durante este periodo habrá dos sacerdotes para atender los funerales y a los fieles que lo necesiten. Los actos serán la continuación de los de ayer. El obispo auxiliar de Valencia Javier Salinas presidió ayer en el Cementerio General la misa en la solemnidad de Todos los Santos, en representación del cardenal Cañizares. La misa se ofició por todos los sacerdotes fallecidos en el último año en la diócesis de Valencia. Concluida la celebración, Salinas visitó el panteón del cabildo metropolitano de la Catedral, así como el de sacerdotes, donde rezó un responso por todos los presbíteros de la diócesis fallecidos.
La sección 21, donde se encuentran los enterramientos más nuevos (y un pequeño cementerio musulmán), era ayer una zona solitaria. Flores por doquier contrastaban con los elementos de obra apilados en una de las esquinas, preparados para levantar más nichos si fuera necesario. Los cementerios de la ciudad tienen capacidad suficiente, de todas formas. Silencio, por tanto, en la zona donde las fechas estremecen porque hablan de entierros solitarios y de fallecimientos marcados (aunque quizá no) por la pandemia. Aunque durante esos meses se podía enterrar con las medidas de seguridad pertinentes, lo cierto es que muchos de los fallecidos entre marzo y mayo optaron por la incineración. Ahí están los columbarios más recientes. La soledad de la zona es absoluta, rota únicamente por los niños de un grupo familiar muy numeroso (mucho más de las seis personas que marca la ley) que se ha acercado a presentar sus respetos a un ser querido que faltó en 2018. Los más pequeños, lejanos al sentimiento de muerte, juegan y ríen por el descampado. La vida, en definitiva, se abre paso.
Tranquilidad también en la zona más vieja del cementerio, donde ayer no acudieron las formaciones políticas como es habitual. Sí hubo quejas entre algunos de los visitantes que criticaban que había que caminar mucho para coger el transporte público o el coche particular una vez salían del cementerio porque las puertas de salida estaban lejos de las de entrada. Pero donde más se ha sufrido una semana «desastrosa» es en las floristerías situadas en la puerta principal del cementerio. Desde Flores Marga, explican que han vivido «el peor año de la historia»: «Nunca habíamos visto nada así». «Hemos hecho un 70% menos de facturación respecto al año pasado», lamentan. Las mismas fuentes comentan que perdieron la campaña de Fallas y la de los días del Padre y de la Madre, este último el de más trabajo del año. Las pérdidas, explican, llegan a los 10.000 euros. Critican, en este sentido, que desde el Consistorio «se ha trasladado un mensaje de indefinición». «Nos ha afectado gravísimamente que dijeran que no descartan cerrar los cementerios. La gente tenía miedo a las aglomeraciones y a que el cementerio estuviese cerrado y no venían. Los autobuses llegaban vacíos y los taxis estaban horas en la parada», lamentan. Reconocen, eso sí, que han comprado menos flor que en años anteriores, pero aún así se han quedado con mucho material sin vender, flores que, evidentemente, ahora se marchitarán en el local y no en las lápidas. Un Todos los Santos, por tanto, atípico.
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