La plaza Ciudad de Brujas estrena esta semana las placas fotovoltaicas sobre las pérgolas que cubren parte de la visión del Mercado Central. Estas estructuras, ideadas para dar sombra, están colocadas sobre la entrada peatonal del aparcamiento y crearon polémica cuando se instalaron porque ... vecinos, entidades en defensa del patrimonio y arquitectos cuestionaron que estuvieran tan cerca de la fachada suroeste de la lonja.
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El Ayuntamiento ha empezado a instalar las placas esta semana y el trabajo está casi terminado. Las obras se han retrasado por la crisis de suministros, que ha retrasado la llegada a Valencia de los materiales necesarios. Esta instalación es uno de los pocos trabajos que quedan por hacer en la plaza, ya inaugurada, pero cuyas obras todavía no han finalizado. De hecho, la situación es ahora mismo bastante caótica en la plaza porque como los trabajos se encuentran en la zona más cercana a la avenida del Oeste, la salida del aparcamiento no se puede hacer por el lugar natural: los coches que salen del parking de la EMT han de pasar al del Mercado Central, con sus características columnas, para salir por calle Vieja de la Paja, Belluga y Carda. Los coches han de circular unos metros sobre el nuevo pavimento de la plaza para poder salir del aparcamiento.
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En cualquier caso, lo cierto es que el proyecto de las placas fotovoltaicas no afecta a la visión en sí de la fachada porque las piezas están colocadas sobre el cristal, pero sí se nota desde los edificios de alrededor. Clientes del mercado y vecinos se preguntaban esta semana qué estaban haciendo en las pérgolas. «He hablado con los operarios porque no entendía nada, pensaba que ya habían terminado las obras», dice José Luis, que vive en un edificio «muy cerca», dice, de la plaza.
Las placas tienen un grado de transparencia del 20% y están especialmente indicados para su integración arquitectónica en marquesinas y fachadas, según el proyecto. Las dos pérgolas tienen una superficie de 236 y 245 metros cuadrados respectivamente, con una altura de la marquesina hasta los nueve metros y una longitud que superará los 37 metros.
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Las quejas no tardaron en llegar cuando se instalaron las pérgolas el pasado mes de septiembre porque por su ubicación dificultaban la observación del Mercado Central, pese a que la obra, como en la plaza de la Reina, cuenta con el visto bueno de la Conselleria de Cultura. Cuenta Rafael Tamarit Pitarch, uno de los arquitectos impulsores de la Escuela de Arquitectura de Valencia en la que ejerció como subdirector, que al ver los soportes para las pérgolas no pudo evitar pensar: «Qué vergüenza». Y eso que él formaba parte del jurado que eligió a los ganadores del proyecto. Eso sí, apunta que en su momento no se habló con tanto detalle de cada una de las partes del mobiliario y de los soportes. «Parece una reforma provisional como lo que han hecho con el Ayuntamiento, parece aquello que aún están en obras, pues esto se asemeja mucho y es una auténtica vergüenza», añadía hace unos meses.
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Con todo, no es el único edificio o instalación municipal donde el Consistorio ha decidido colocar placas solares. De hecho, el pasado mes de diciembre el alcalde de Valencia, Joan Ribó, anunció que quieren instalar cerca de siete mil placas solares sobre las cubiertas de filas de nichos en cementerios municipales de Valencia. Las instalaciones ya están en tramitación. Las placas no ocuparán las cubiertas de las filas de todos los nichos, sino aquellas donde los técnicos consideren adecuada la orientación del aparato, de tal modo que sea óptima la captación de energía fotovoltaica. En el caso del Cementerio General, uno de los mejores lugares para esto es la sección 19.
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Además, hay hasta cinco pérgolas con placas fotovoltaicas en la nueva plaza del mercado de Rojas Clemente, en el aparcamiento del Mercado de Castilla, en el parque junto al Centro de Personas Mayores Arniches de la plaza de Miquel Adlert Noguerol, en el aparcamiento del Mercado del Cabanyal y en el polideportivo municipal de la Malvarrosa. Forman parte del proyecto ValènciaSolar, que tenía un coste de 443.000 euros. La intención era ahorrar hasta 366 MWh, con un ahorro económico previsto de unos 36.000 euros al año.
La intención de estos proyectos siempre es dotar de energía a los edificios municipales cercanos. Las dificultades que entraña el traslado de la energía generada a través de placas fotovoltaicas complica su uso en inmuebles más alejados.
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