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Hamacas y muebles esparcidos por la parcela del hotel Sidi Saler. Irene Marsilla

La degradación se agrava en el Sidi Saler a la espera de un proyecto de Catalá

Las tumbonas, almohadas y mesas del complejo hotelero aparecen esparcidas por la zona ajardinada, la entrada de ladrones o gente que va a dormir es constante y las zonas con vallas rotas son cubiertas con ramas secas de palmeras

Lola Soriano Pons

Valencia

Jueves, 27 de junio 2024, 00:43

La clara muestra de la degradación del hotel Sidi Saler, clausurado en el año 2011, es que la entrada y salida de gente de forma ilegal es constante. El complejo hotelero, que todavía luce en un cartel de la entrada las cinco estrellas como recuerdo ... del lujo que ofertaba, es ahora objetivo de los amigos de lo ajeno que buscan un botín y de actos vandálicos.

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De hecho, este miércoles en la zona ajardinada del recinto era fácil comprobar que ha vuelto a entrar gente. Varias de las hamacas que antes se encontraban alrededor de la piscina, se encuentran ahora desperdigadas por la zona de césped e incluso algunas estaban tiradas encima de los arbustos que rodean la valla del hotel.

También se podían ver muebles repartidos por el suelo, como una mesa tipo taquilla, otra mesa blanca que antes decoraría una terraza e incluso mantas y almohadas desperdigadas aquí y allá.

Incluso en la parte trasera, recayente a las dunas, se podían ver restos de cristales rotos de alguna mesa auxiliar que los ladrones han saqueado, como los que el pasado viernes pilló la Policía Local de Valencia, después de que el coche de dos individuos quedara atrapado en una duna y ambos se quedaran durmiendo dentro del vehículo.

Además, según fuentes consultadas, el Sidi Saler no sólo es fruto de saqueos constantes, también hay personas que acceden al complejo hotelero para dormir e incluso algunos han sido indetificados por la Guardia Civil, a pesar de que en algunas habitaciones se puede comprobar que hay balcones donde las placas de escayola se han desplomado y las barandillas han comenzado a perder algunas de sus estructuras de metal.

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Mobiliario por el suelo, valla rota cubierta con ramas y cristales rotos. Irene Marsilla

En un recorrido por los alrededores del edificio se puede comprobar que las vallas que deberían de proteger el edificio siguen rotas en varios puntos, a pesar de que en abril los vecinos de la Devesa ya alertaron de que habían visto a gente dentro e incluso asomada en un balcón.

Como curiosidad, algunos de estos puntos se han cubierto de forma provisional y poco profesional con ramas secas de palmeras para tratar de frenar sin éxito el asalto constante al recinto y lo que sí se mantiene es la vigilancia de una empresa de seguridad en la puerta principal.

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El recinto hotelero sigue en manos de las mercantiles Divarian Propiedad, del fondo Cerberus, y Coral Homes, controlada por Lone Star, fondos que heredaron los derechos sobre el inmueble de BBVA y Banco de Valencia.

No hay que olvidar que en 2022 el gobierno de Joan Ribó firmó en 2022 la caducidad de la licencia ambiental del Sidi Saler, que llevaba cerrado desde 2011. El Ayuntamiento entonces comunicó la suspensión de la tramitación de la licencia para la ejecución de las obras que habían pedido los propietarios para reabrir el hotel y estos llevaron a los juzgados la denegación de los derechos para evitar perder la propiedad.

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Es importante resaltar que durante el mandato de Ribó, como recordó Catalá hace un año, el entonces alcalde verbalizó la intención de derribar el complejo, pero como añadió Catalá, nunca inició el expediente de derribo.

A todo ello hay que unir que el deslinde de Costas en las playas de El Saler afectó de lleno al edificio, ya que los terrenos pasaron de ser una propiedad a una concesión, por estar ahora en suelo de dominio público marítimo terrestre.

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Ahora hace justo un año, la alcaldesa de Valencia, María José Catalá, que entonces llevaba poco más de una semana al frente del gobierno municipal, manifestó su voluntad de descartar el derribo del hotel Sidi Saler e incluso apuntó que abogaba por darle un uso vecinal.

Desde el principio del mandato se posicionó del lado de los vecinos, que rechazaban el derribo. Mientras su antecesor, Ribó, dijo que había que demoler el edificio y recuperar el espacio natural perdido, Catalá indicó que había que sentarse a hablar con la propiedad y con los vecinos para plantear proyectos que fueran compatibles con el entorno, con su idea y con la voluntad de los vecinos, pero un año después ese paso no se ha dado.

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No se han producido hasta el momento reuniones para decidir el futuro del edificio que albergó un hotel de cinco estrellas con 276 habitaciones, pero mientras el recinto se va degradando y es objeto de asaltos y de estancias ilegales.

Los vecinos reclaman una decisión

Desde la entidad vecinal La Devesa de El Saler, su portavoz, Ana Gradolí, detalla que «ojalá reabra la instalación o como hotel o como residencia de mayores porque no puede estar de forma indefinida sin uso y entrando constantemente los amigos de lo ajeno».

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Argumenta que al final «los vecinos siempre estamos atentos y vigilantes de si entra o no gente al recinto, de si vemos cualquier mínimo indicio de incendio, pero queremos que se se decida el futuro del hotel».

Los vecinos en varias ocasiones han manifestado que apuestan por darle un uso al edificio porque consideran que el derribo costaría una barnaridad, ya que los dueños ejercerían su derecho y supondría un coste grande para las arcas municipales.

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