![Hospital General de Valencia | El Hospital General de Valencia, al borde del colapso](https://s2.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/202201/27/media/cortadas/167702645--1248x1664.jpg)
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Están siendo días complicados en el Hospital General. Meses, de hecho. Con casi 365.000 personas en su departamento de salud, el vetusto centro sanitario es el que más población atiende. Pero la pandemia lleva años pasando factura y el hospital ... está al borde del colapso, hasta el punto de que los pacientes de Urgencias tienen que llevarse la almohada de casa, mientras son cubiertos, por la noche, por mantas viejas porque no tienen nuevas. Además, tal como ha podido confirmar este diario, se están cancelando operaciones, mientras los ingresos en planta tienen un tiempo de espera medio de varios días, por el avance del virus del Covid-19.
Lo más complicado se vive en la primera línea de batalla, la sala de Urgencias del Hospital General, donde las ambulancias no paran de llegar y traer nuevos pacientes y donde al menos una sala de observación se ha convertido en zona Covid. En otra, más de una decena de pacientes esperan cama para ser ingresados, con distintas dolencias. Algunos están incluso aguardando una operación. Y todos ellos están con almohadas que se han traído de casa, incluso cojines de sofá. «No tenemos, nos hemos quedado sin almohadas», reconocen las enfermeras. Únicamente un paciente dispone de ese preciado elemento, «y seguro que no es de este hospital», dicen las enfermeras, cuando LAS PROVINCIAS se lo hace notar. Además, admiten que por las noches tienen problemas con las mantas, «porque tampoco tenemos». Varios pacientes, como comprueba este diario, están tapados con mantas viejas. «Se quejan mucho de frío por las noches, y eso que en esta sala no hay ventanas», comenta otra enfermera.
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Los problemas son también organizativos, con casilleros para medicamentos que son una caja con las órdenes separadas por un pedazo de cartón en el que pone el número de cama del paciente. Además, la situación en las plantas no es mucho mejor, y al final un hospital es como un gran organismo: si hay un tapón en alguna arteria, la sangre no fluye correctamente. Claro que la metáfora es más grave porque 'la sangre' son los pacientes que, parados ante la 'aneurisma' de la falta de habitaciones, esperan varios días en Urgencias a la espera de ser ingresados.
Según han explicado familias a este diario, los médicos ya advierten de que para algunas operaciones, como las de traumatología, los tiempos de espera son elevados. «A mi padre lo ingresaron el lunes y hoy -por el miércoles- nos han dicho que no saben si podrán operarlo esta semana», asegura María López, una mujer que llevó a su padre por una fractura de cadera a Urgencias el pasado lunes a mediodía, tras más de cinco horas en la que los médicos le hicieron pruebas y análisis para comprobar si tenía daños cerebrales por la caída provocada por la fractura. Desde entonces, no ha podido verlo más que en dos momentos, siempre si las enfermeras lo autorizan, dado que sigue en la sala de observación del hospital.
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«No tenemos ninguna mala palabra para los trabajadores, se están desviviendo... pero es evidente que no llegan a todo», comenta. Este diario se acercó al hospital para indagar por la situación, y tras las mascarillas los ojos cansados de las enfermeras cuentan historias de precariedad «como hacía meses que no se vivían». «Esto es peor que la primera ola», reconocen algunas en su momento de descanso. «Falta personal y tenemos que doblar turnos... está siendo una barbaridad. Y encima los familiares llaman enfadados porque no ingresamos a sus seres queridos... ¡pero es que no hay camas!», dice una de ellas, desesperada.
Según diversas fuentes, el problema es que hay varias salas y plantas cerradas por la pandemia y que determinadas operaciones consideradas no prioritarias se están retrasando por falta de personal y de quirófanos. El colapso al que parece abocado el vetusto hospital es tal que, según reconocen en la bahía de ambulancias, «hay pacientes que no quieren venir aquí o familias que se niegan a que los traigan a este hospital».
En un día recorriendo los alrededores del centro sanitario, este diario no ha encontrado testimonios críticos con los trabajadores. «Sabemos que hacen todo lo que pueden», dice un hombre que apura un cigarrillo a la puerta del hospital, «pero la verdad es que ahí dentro la situación para mi madre, con alzhéimer, no es la mejor». El cansancio en los sanitarios es evidente, pero también la falta de material, al menos del que no está relacionado directamente con la pandemia. Almohadas, mantas, habitaciones... el colapso es casi 'General', sobre todo en Urgencias.
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