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Hablar de movilidad es hacerlo de pequeñas obras como un paso de peatones o un carril ciclista pero también de las infraestructuras que cambian la ... fisonomía de una ciudad, como los 440 millones de euros que costará el canal de acceso del Parque Central en Valencia.
Las grandes infraestructuras del transporte pasan de una generación a otra como si nunca fueran a ser una realidad, aunque en este caso las obras han comenzado en lo que debe ser el bulevar Federico García Lorca. La inversión está más que justificada con el fin de eliminar lo que Rita Barberá llamó la barrera de hierro.
El centro de Valencia está algo más al norte pero los expertos consideran que en cuestión de movilidad todo pivota alrededor del Parque Central. Barrios como Malilla, Cruz Cubierta y Parque Central-Iturbi, así como San Marcelino y Camí Reial a largo plazo, serán los mayores beneficiarios del cambio.
Así se cumplirá el anuncio de las inmobiliarias que levantaron fincas en Malilla hace varios lustros «con vistas al Parque Central», como ironiza el presidente de la asociación vecinal de Malilla, Alfonso Cortés. Los residentes tienen de momento vistas a una gran playa de vías ferroviarias, amén de un montón de solares del desaparecido complejo industrial de Macosa.
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El canal de acceso supone en síntesis la construcción de varios túneles desde el bulevar sur hasta el acto paso elevado de Giorgeta, que desaparecerá para en su lugar habilitarse una avenida a pie de calle. Eso permitirá la urbanización de todos los terrenos, que formarán el nuevo barrio del Parque Central.
Todo debe hacerse sin afectar al servicio ferroviario, lo que explica los cinco años de obras. Ahora se trabaja en la excavación de las zanjas para los muros pantalla y el siguiente paso será el desvío provisional de la línea de alta velocidad Madrid-Valencia, entre otras.
La inversión del Gobierno no responde, al menos sólo, a cumplir el deseo de Barberá de eliminar la barrera de hierro, sino también hacer frente a una demanda creciente de viajeros. La ministra de Transportes, Raquel Sánchez, dijo el pasado enero en el comienzo de las actuaciones que por la estación Joaquín Sorolla pasan unos 3,8 millones de viajeros anuales pero, en cinco años y de acuerdo con los estudios de demanda, podría más que duplicarse debido a la liberalización del transporte ferroviario de viajeros. El potencial para Valencia es por lo tanto tremendo y ahora el asunto es conseguir que no haya demora en los plazos, algo habitual en las obras públicas.
Las vías discurrirán a un mismo nivel, dando continuidad a los túneles ya ejecutados en el nudo sur, salvo la incorporación de un salto de carnero que resolverá el cruce de las vías con origen o destino a la estación Joaquín Sorolla. Incluye tanto la obra civil del soterramiento como el montaje de vía, la electrificación y las instalaciones ferroviarias. Uno de los puntos que más atascó los estudios previos y ya está resuelto es el desvío del colector sur por un nuevo tramo de dos kilómetros de longitud.
La propia estación también entra en la operación con la ejecución de nuevos andenes y remodelación de los actuales para adecuarlos a la nueva playa de vías. Habrá diez de ancho estándar: 6 vías de 200 metros de longitud y 4 de 400 metros. Incluye la remodelación integral del edificio de viajeros con un nuevo vestíbulo elevado, así como la reurbanización del entorno. El aparcamiento se ampliará.
En cuanto a Metrovalencia, las líneas de sus planes en Valencia están ya trazadas con la ampliación de la Línea 10 y la construcción de la Línea 11 y la Línea 12, todas con la modalidad de tranvía. Eso sí, habrá que conocer los planes de los nuevos responsables del Consell, dado que el Partido Popular incluyó en su programa electoral una serie de actuaciones en los barrios de la parte norte de Valencia.
A la espera de esa circunstancia, la previsión es que las obras comiencen en 2024 con una inversión estimada de 67 millones. La ampliación de la Línea 10, que ahora termina en Nazaret, seguirá su trayecto cruzando el puente de Astilleros y bordeando la Marina, hasta llegar al Grao y el Cabanyal.
En cuanto a la Línea 11, conectará el centro con el frente marítimo desde la rotonda del puente de l'Assut de l'Or, para seguir por la avenida del Puerto hasta enlazar con la plataforma que se haga en la calle J. J. Dómine. Los técnicos determinaron que la calle Juan Verdeguer no daba el ancho suficiente para la plataforma, aunque tanto este proyecto como los otros dos están a la espera de su exposición definitiva antes de las obras.
Por otra parte, la línea 12 será la que conecte la ciudad con el Hospital La Fe de Malilla, saliendo desde las inmediaciones de la avenida Amado Granell. Con un recorrido de unos cuatro kilómetros, será una nueva derivada del itinerario que llegará hasta el centro de Valencia desde el sur, donde está en plena construcción el pasaje peatonal subterráneo que unirá las estaciones de Alacant y Xàtiva, con una inversión de 15 millones y un plazo estimado de ejecución que supera los 12 meses.
En estas tres líneas falta la definición, paradas e itinerarios definitivos en algunos casos, que deberá acordar el nuevo gobierno municipal con los también recién estrenados cargos de la Conselleria de Transportes este mismo año, con el fin de cumplir los plazos.
Otra de las grandes infraestructuras en transporte público pendientes en Valencia es la prolongación del túnel de Serrería, dado que condena a que no se pueda ejecutar en condiciones el PAI del Grao y el Parque de Desembocadura.
Así de grande es el efecto de una obra que ya peleaba Rita Barberá y en la que la última acción del Ayuntamiento fue enviar una carta, firmada por el alcalde Ribó, al Ministerio de Transportes, en mayo de 2022, donde se pedía que se acelerase este proyecto, al igual que el canal de acceso del Parque Central. Las segundas ya están en marcha.
Hace tres lustros que se fijaron las alternativas para la prolongación del túnel y el Consistorio ya eligió la intermedia, con un coste de unos 80 millones de euros, y que no lleva la obra más allá de la CV-500. De momento no se trabaja en nada más allá de las opciones propuestas por el Gobierno y queda la espinosa cuestión de la financiación. El Parque de Desembocadura se empezará por la parte de Nazaret, aunque la conexión con el tramo que enfenta al Oceanogràfic se hará después del soterramiento de las vías.
En cuanto a los grandes accesos de Valencia para el tráfico, tras la ampliación de un carril en la V-21 no hay proyectos a la vista a pesar de que algunos registran atascos de manera periódica.
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