Lo del Gulliver es la historia interminable. Una historia de dimes y diretes, de cierres parciales o totales, de reparaciones más o menos urgentes, que llevan de cabeza a la concejalía de Ecología Urbana desde que el jueves por la tarde se detectaron importantes 'patologías', ... que es el término que usan para no decir «desperfectos», en dos toboganes del parque. Esta es la cronología de cinco días confusos en el seno del departamento que dirige Sergi Campillo, que este lunes ha reconocido que la empresa adjudicataria de la reforma tendrá que hacer más arreglos en próximas fechas.
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Jueves, 1 de diciembre
La historia comienza en la tarde del jueves 1 de diciembre, cuando el PP denuncia la presencia de desconchones en al menos dos toboganes del parque. La concejalía informa, una vez preguntada por este diario, de que se van a tener que acometer reformas urgentes al detectarse las ya famosas 'patologías'. Fuentes del departamento de Campillo explican que las reparaciones se harán el viernes por la mañana y que se encargará de ellas la empresa constructora, porque las obras, recepcionadas en octubre, están en periodo de garantía.
Las mismas fuentes explican que sí que habrá que cerrar el parque al menos un día entero para acometer unas reformas más profundas, tras hallarse nuevos desperfectos en la parte superior de la figura, la que se utiliza para moverse entre los toboganes.
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Viernes, 2 de diciembre
En la rueda de prensa posterior a la Junta de Gobierno del viernes el también vicealcalde reconoce que está «muy disgustado» y añade: «No voy a quitarle importancia a lo sucedido». Asegura que era «el primer sorprendido por los daños detectados sólo un mes después de haber hecho la rehabilitación integral y después de haber invertido un millón de euros». Recuerda que pasan miles de usuarios durante los fines de semana y que hay elementos como «los cinturones que pueden engancharse», Aun así, afirma que las patologías «que han salido en el Gulliver no son razonables». Y acto seguido Campillo reconoce que «sí necesitaremos cerrar el Gulliver para arreglar algunas partes de la figura». Y cuestionado sobre qué día se cerrará, en la rueda de prensa indica que no podía «concretar el calendario, ni qué día se cerrará, ni cuántos días llevarán las reparaciones». Y ese día tira balones fuera y asegura que «el alcalde Joan Ribó y yo no vamos con la paleta haciendo la obra. Nuestra responsabilidad es hacer que se cumpla el contrato después de invertir dinero público de los valencianos y eso es lo que haremos». Se le pregunta si van a penalizar a la empresa y responde que primero esperan un informe técnico «y si se tiene que exigir responsabilidades, se hará».
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Sábado, 3 de diciembre
El parque abre sus puertas con total normalidad, una vez arreglados los desperfectos el día anterior. La concejalía de Campillo invita a los niños a visitar el Gulliver y miles de personas, hasta 5.000 al día según datos del propio departamento, acuden al parque infantil más famoso de Valencia. Fuentes de la concejalía informan, entonces, de que se convocará una reunión urgente con la empresa adjudicataria de la reforma para hablar de lo que ha pasado y ver si es necesario un cierre total o parcial en una figura que ha estado casi dos años cerrada y en cuya rehabilitación el Consistorio se ha gastado cerca de un millón de euros.
Lunes, 5 de diciembre
Campillo dice ahora que no, que no hará falta cerrar el parque entero, pero que sí que habrá que clausurar algunas zonas para acometer las reparaciones necesarias. Según explican desde su concejalía, esas zonas son la parte superior de la figura, como habían avanzado el jueves. Campillo intenta quitarle importancia a las reformas al asegurar que son normales en un parque de más de treinta años de antigüedad hecho a base de fibra de vidrio. «Es un parque que además tiene un uso muy intenso. Tengo que recordar que los sábados y los domingos prácticamente 5.000 personas pasan por la instalación cada día. Además tiene un uso muy acusado, ya que los propios niños muchas veces cogen la grava que se utiliza para amortiguar las caídas y la suben arriba; se queda también muchas veces atrapada en las suelas y al final esa mismas piedras acaban en otras partes de la figura», justifica Campillo, que desvela que han detectado «una serie de reparaciones que se tienen que hacer y la empresa ejecutora de las obras va a proceder a su reparación». Durante esos trabajos, se cerrará únicamente una parte del parque, no toda la estatua.
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