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Parada de la EMT en el centro de Valencia. IVÁN ARLANDIS

El incesante avispero de la EMT

La empresa está en ebullición con el cambio de gerente, un crédito de 27 millones pedido para soportar la pandemia, los paros y el efecto del robo sufrido

Paco Moreno

Valencia

Miércoles, 30 de septiembre 2020

La salida del gerente de la EMT, Josep Enric Garcia, ha coincidido con un conflicto laboral más que serio en una empresa de 1.480 trabajadores, una plantilla que compite en número con la de la Policía Local, por citar una comparación. Hoy mismo hay convocados otros paros parciales en hora punta por la mañana y la tarde, que se agravarán a partir de la siguiente convocatoria el día 7 al duplicarse el número de horas.

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Gabriel de las Muelas, presidente del comité de empresa, señaló ayer que el cambio en la gerencia no modifica nada el panel de reivindicaciones sindicales y que se sustancia en la exigencia de la ratificación del convenio colectivo firmado el 13 de marzo.

«Si el consejo ratifica el convenio, desconvocamos», aseguró el representante sindical. Entre las peticiones de los trabajadores se encuentra una subida salarial del 2%, la contratación de personal que se quedó fuera de la empresa por los recortes de la pandemia, al igual que otros aspectos más domésticos aunque igual de necesarios, como baños en la calle, más protecciones anti-Covid en los autobuses o el coste de algunos cursos de formación.

Unas peticiones que, en principio, pueden ser asumidas por un Ayuntamiento con un presupuesto de unos mil millones de euros anuales, pero que en este ejercicio se ha encontrado como el resto con el problema de la pandemia y una caída de pasaje del 95% las semanas más duras.

No en vano, la compañía ha tenido que pedir un préstamo de 27 millones de euros para tapar agujeros por este motivo, mientras que el alcalde Ribó reitera siempre que puede la exigencia de más ayudas desde el Gobierno para el transporte público.

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Los efectos del robo sufrido hace justo un año y con el que estafaron a la empresa cuatro millones de euros, también son motivo de desconcierto e inquietud. «Esto no hubiera pasado antes», dijo tajante uno de los trabajadores al referirse al descontrol de las cuentas bancarias, que facilitaron el fraude millonario.

Todo esto ha contribuido a la creación de un ambiente que no favorece en nada al servicio público, más teniendo en cuenta los problemas derivados del Covid-19, como el control de los aforos en los autocares y las aglomeraciones en hora punta que han regresado con la mal llamada 'nueva normalidad'.

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De las Muelas recordó que solicitaron en el principio del conflicto una reunión con el alcalde Joan Ribó y también que el consejo de Administración ratificaran el convenio colectivo. Ninguna de las dos peticiones ha obtenido respuesta, siendo mucho más sorprendente la primera cuestión. El primer edil se limitó a decir que el Ayuntamiento «no tiene una máquina de fabricar dinero», para responder a las reivindicaciones sindicales.

El problema de fondo es que el problema se va enquistando. La empresa tendrá ahora un periodo de interinaje con Toni Martínez al frente de la gerencia, aunque los sindicatos no quieren entrar en el baile de nombres en la cúpula directiva. «Las reivindicaciones serán las mismas», reiteró De las Muelas. De momento han tenido una única cita en el Tribunal de Arbitraje Laboral, fallida debida a que el representante de la empresa que acudió aludió precisamente a la difícil posición del que ha sido gerente hasta ayer mismo.

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No hay calendario para la segunda, ni tampoco para la negociación sobre la ratificación del convenio. El calendario de paros está fijado hasta el próximo 31 de diciembre, con unos servicios mínimos del 60% y un total de 17 días desde hoy, al incoporarse el 31 de octubre, víspera de Todos los Santos y cuando se produce uno de los picos de usuarios.

Sólo en el mes de diciembre hay seis jornadas de protestas convocadas. En octubre serán cuatro horas por turno (12 horas en total), mientras que en noviembre las convocatorias suma una afeción de 18 horas al día. El último mes del año, con la campaña de Navidad como último recurso tras un año desastroso para los comerciantes, los paros se extenderán a todos los turnos por completos, es decir, 24 horas.

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Lo normal es que se alcance antes un acuerdo, es decir, la ratificación del convenio colectivo. Hasta entonces, los primeros que perderán serán los usuarios, que esperarán en las paradas hasta tres cuatros de hora a que pase un autobús en hora punta.

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