Josep Enric Garcia, de imprescindible a sacrificado en 48 horas

Es un lugar común más o menos aceptado en el mundo del fútbol que entrenador ratificado, entrenador cesado. Cuando el presidente de un equipo loa a su entrenador, este puede dar por sentado que tiene las horas contadas. Algo así ha pasado en la EMT. La posición de Josep Enric Garcia Alemany (Valencia, 1977) ha pegado un vuelco en las últimas 48 horas. De ser imprescindible y de que su futuro pasara sí o sí por reflotar la EMT tras la pandemia, a desaparecer. De que su salida no estuviera sobre la mesa a que él no esté en Correo Viejo pasaron dos días en los que Grezzi decidió, tras ratificarlo en el cargo el lunes, que tenía que dar un volantazo a la gestión de la EMT.

Una gestión, la de Garcia Alemany, discutida y discutible. Hasta su llegada a Correo Viejo, donde tiene la sede la EMT, este ingeniero de caminos no había controlado una empresa del tamaño de la de los autobuses municipales de Valencia, con un presupuesto que supera de largo los 150 millones de euros a año y con una plantilla de más de 1.500 trabajadores entre conductores, administrativos y empleados del área técnica, entre otros apartados. Además, la EMT tiene una red de 55 líneas urbanas, incluidas las nocturnas. Demasiado, quizá, en el plato de un profesional que antes de volver a Valencia con Transvia estaba elaborando planes de movilidad en ciudades de Cataluña como Tarragona, Badalona o Santa Coloma de Gramenet. Bajo su mandato, además, la EMT ha empezado a gestionar aparcamientos, como el de Centre Històric-Mercat Central, o a planificar peatonalizaciones, como la de la plaza del Ayuntamiento.

Con la empresa le unía un contrato que se extendía hasta 2023, pero al ser un puesto de alta dirección, no cobrará más de siete días por año trabajado: unos 17.000 euros de finiquito, según fuentes conocedoras. Deja tras de sí una EMT en mejor estado financiero y patrimonial que en 2015, pero bastante peor que antes de septiembre de 2019. Se ganaron viajeros, se compraron autobuses y se contrató a gente. Pero también se han perdido 4 millones de euros, se ha gestionado una pandemia con unas medidas de seguridad para los conductores tan deficientes que a día de hoy hay muchos vehículos que siguen sin mamparas de protección y se han hecho cambios en la red de autobuses que han recibido críticas tanto de vecinos como de comerciantes.

Con Garcia Alemany se va un talante tranquilo y comedido, que supo rodearse de colaboradores, como Toni Martínez que ahora se queda como gerente adjunto o el exabogado de la empresa, Salvador Martínez Tarín, que le ayudaban en el día a día. Este último, dicen los sindicatos, hacía el papel de 'poli malo' en las negociaciones. Garcia Alemany también tiene en su haber dos huelgas, la última aún en marcha (hoy hay convocados más paros) y sin visos de terminar pronto dado que no ha habido negociación con los sindicatos, según indican fuentes del comité de empresa consultadas por este diario en la tarde de ayer.

Ahora Grezzi deshoja la margarita estos días para ver quién asume el cargo en la EMT. Hay dos opciones: la primera es la vía interna. Pasaría por Josep Ignasi Chiner, jefe del área técnica, que llegó en 2016. La segunda es un 'fichaje', para seguir con los símiles futbolísticos. En Valladolid, el gerente de la empresa municipal de autobuses, Álvaro Fernández Heredia, empieza a sonar con fuerza para cambiar Valladolid por Valencia. Aunque fuentes municipales de la capital vallisoletana niegan la opción, este diario ha podido saber que, al menos, ha sido sondeado. Fernández Heredia tiene 39 años pero fue gerente de la EMT de Madrid bajo el mandato de Manuela Carmena y llegó en septiembre de 2019 a la ciudad castellanoleonesa. Ahora está poniendo en marcha un plan de movilidad en la ciudad que motivó ayer que el PP en el Consistorio pidiera su dimisión por provocar el caos circulatorio.