Noche de sábado en la ciudad, varios días de fiesta a la vista y un nuevo requisito: el pasaporte Covid. «Esto parece el aeropuerto ... macho, si todos estamos vacunados ¿Qué más quieren?», protestó un chico en la cola de entrada a una discoteca de la plaza de Cánovas.
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«Chicos, necesito DNI y pasaporte Covid», recordaba el seguridad alzando la voz. Cuando el ocio y la hostelería creían recuperar un pedazo de normalidad, todo vuelve a cambiar y el certificado de vacunación irrumpe en la noche valenciana. Eso sí, cuando los locales de ocio nocturno se cogen al nuevo requisito, son los usuarios los que crean el descontrol por los despistes y cabreos a las puertas de pubs y discotecas.
«¿El qué? ¿El pasaporte Covid? ¿Eso de dónde lo saco?», preguntó una chica justo antes de colocarse en la cola de entrada de la misma discoteca. La cola avanzaba y ella, junto a su grupo de amigas trataba de buscar solución. «Maca, no te preocupes, tienes que entrar en la web y poner tu SIP, si estás vacunada no hay problema», le aconsejó su amiga María.
Porque este nuevo pase es justo eso, una medida contra los que no lo están, o no tienen la pauta completa. «Se actualiza al minuto, yo he estado viajando hace poco y te lo piden en todas partes, también para las terrazas, sinceramente aquí hay poca gente que no está vacunada pero alguno queda, y si esto ayuda, pues mejor», dijo Marta antes de entrar al pub Vaya Vaya, en la calle Conde Altea con Jacinto Benavente.
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Ignacio, el dueño del local, reconocía el trabajo y el esfuerzo de los últimos días. «Hemos puesto carteles informativos, lo recordamos a todos, se trata de que esto funcione». Reconoce que «la gente tiene ganas de salir, y nosotros trabajamos para que puedan hacerlo de manera responsable. En este sentido somos muy estrictos para que se cumplan las normas, nuestros balances no pueden asumir sanciones de esta índole, y eso nos lleva de vez en cuando a alguna discusión con algún cliente».
Ana, estaba esperando una mesa para ella y sus amigas a las puertas del local. «Esto no deja de ser algo más que ponen por seguridad, pero yo creo que esto es una sensación de falsa seguridad, yo al menos no me siento más segura, es lo mismo, porque luego vas a otros sitios, al metro, al bus o a clase».
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En Jacinto Benavente, en Cánovas, justo en la esquina de enfrente, la cola de entrada a Disco Rubik también empezaba a ser larga. Unas chicas, las primeras, sacaron el QR del pasaporte Covid y tras validarlo por el seguridad, las sacaron de inmediato de la cola. «Al enseñarlo sale la edad y somos menores», reconocía una de ellas.
Después de meses con cambios de normativas, aforos y horarios, para la hostelería y sobre todo para el ocio esto no ha sido para menos y se adapta bien al nuevo requisito.
En Ruzafa, Víctor y su socia en el Delorean Lounge no han tenido problemas ni en la noche del viernes, ni durante la ayer. Pero aún así, la parte que sólo ellos conocen, es la que tiene que ver con dar la cara al público: «Todo esto al final es para el bien de todos, queremos hacerlo bien, pero al final somos nosotros los que nos tragamos los problemas, cabreos, malas caras», comentó Víctor. Aunque coinciden los dueños, es mejor el pasaporte que el cierre.
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