El Mercado de Colón actual, sobre una imagen de la construcción de principios de siglo XX. LP

El pasado y presente del Mercado de Colón en diez diferencias

Construido sobre la antigua fábrica de gas del marqués de Campo, se ha reconvertido a espacio gastro-market y guarda más cambios de los que parece a simple vista

Tamara Villena

Valencia

Domingo, 17 de octubre 2021

Una buena muestra de la vida de una ciudad se aprecia en sus mercados. Puntos de compra y de venta, de encuentros entre vecinos y de conversaciones de todo tipo, que suelen ser un reflejo bastante fiel de la sociedad del momento. Valencia ... cuenta con varios de estos lugares emblemáticos, como el Mercado Central o el de Ruzafa, cada uno con un encanto y arquitectura particular. Otros, como el Mercado de Colón, se han reconvertido en uno de los puntos clave para el ocio y la hostelería en la ciudad.

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El edificio dejó de funcionar como mercado municipal en 1985 y ha dado paso a un espacio gastro-market que alberga restaurantes, bares y pubs, en una de las zonas más concurridas de la ciudad. Pero esta es solo una de las muchas diferencias que tiene con su versión de antaño, la que muestra en la imagen, de finales de la primera década del siglo XX. Más de 100 años después sigue siendo una de las construcciones arquitectónicas más icónicas de Valencia, un hito modernista que fue proyectado por el arquitecto Francisco Mora Berenguer en 1914. Se inauguró en la Nochebuena de 1916 para atender a la necesidad de la clase burguesa de tener un mercado fijo en el Ensanche, lo cual se celebró con «un concurso de belleza por sufragio popular», según contaba LAS PROVINCIAS en la crónica de aquel día: «La ciudad se ha visto muy animada con una cabalgata, donde los vecinos han apreciado una selección de los principales artículos nacionales y extranjeros, todos ellos expedidos en nuestros mercados».

El Mercado de Colón, a finales de la primera década del siglo XX. LP

Su vista es distinta según por dónde se entre. La imagen muestra la fachada de la esquina entre las calle Jorge Juan y Cirilo Amorós. Esto es todo lo que ha cambiado desde entonces:

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    De zona residencial a enclave comercial

Para dar respuesta a la demanda del vecindario de un lugar comercial que abasteciese la zona, el Ayuntamiento decidió, a principios de siglo XX, segregar una de las manzanas ya existentes, creando el Mercado de Colón en los solares donde se encontraba antigua fábrica de gas del marqués de Campo. El resultado fue la aparición de una nueva calle, que entonces se llamaba Blanquells y es la actual Martínez Ferrando.

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Se formó así la manzana que conocemos hoy en día,entre las calles Cirilo Amorós, Conde Salvatierra, Jorge Juan y Martínez Ferrando. Fue planteada inicialmente para un uso residencial, pero cien años después se ha constituido como una de las zonas de mayor actividad comercial de la ciudad.

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    Rodeado de edificios

El entorno del edificio ha cambiado mucho desde la primera imagen, más de un siglo atrás. El mercado se ve ahora rodeado de construcciones que fueron apareciendo en las primeras décadas del siglo XX. El edificio Bernardo Gómez es uno de ellos, ahora ubicado justo al lado del mercado. Fue construido en 1920 y por eso aún no aparece en la primera fotografía, al igual que el inmueble que aparece tras el mercado, en la esquina entre Cirilo Amorós y Conde Salvatierra, que fue proyectado por el arquitecto Carlos Carbonell en la misma década.

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    Adoquines

El asfaltado de la calle es también otro cambio respecto a la primera fotografía, en la que aún se aprecian los antiguos adoquines de rodeno que tenían algunas zonas del centro de la ciudad a principios del siglo XX.

Antiguo boceto de la fachada del Mercado de Colón. LP
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    Nueva funcionalidad y semisótano comercial

Los espacios actuales con los que cuenta la construcción tampoco tienen nada que ver con los que tenía en la primera imagen, cuando aún se empleaba como mercado para evitar la venta ambulante y los desplazamientos para comprar de los vecinos, de clase adinerada, al mercado Central o de Ruzafa. Pero con la proliferación de centros comerciales y tiendas de alimentación durante las décadas posteriores, el Mercado de Colón fue quedando en desuso y fue cerrado en 1985. Su deterioro y la necesidad de darle un nuevo uso como espacio como gastro-market impulsaron su restauración, en la que se incluyó en el semisótano la galería comercial que tiene a día de hoy.

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    Estructura

Aunque mantiene su esencia y parece que nada haya cambiado, la base del edificio está completamente rehabilitada. Su cimentación fue sustituida por una nueva y también se recuperó la estructura primaria de hierro que vertebraba la nave histórica, en la que habían oxidaciones considerables según detalla el estudio del arquitecto Enrique Martínez–Díaz sobre el proyecto.

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    Piezas cerámicas

Lo mismo ocurre con los ladrillos y elementos ornamentales de la fachada, que está repleta de simbología con una gran representación iconográfica de las artes y oficios locales. El edificio cuenta con multitud de piezas cerámicas: mosaicos, trencadís, azulejería y cenefas fueron revisados y limpiados. Aunque la mayoría siguen siendo los originales, algunas piezas tuvieron que ser intervenidas por desprendimientos o roturas, especialmente en las cúpulas que soportan los pararrayos y las esculturas de piedra de las portadas.

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    Tráfico

El entorno del Mercado de Colón de la primera imagen está muy lejos del bullicio actual, repleto de vehículos circulando o aparcados por los alrededores. Ahora el pavimento de la vía está marcado por líneas amarillas de carga y descarga y por la zona azul, mientras que en la fotografía antigua aún faltaban varias décadas para que comenzasen a verse coches circulando con asiduidad por las calles de Valencia, donde fueron incorporándose progresivamente desde 1915. Por aquel entonces solo unos pocos privilegiados tenían acceso a un automóvil, por lo que el tráfico de la época lo dominaban los carros de tracción animal.

Ciudadanos caminan por la puerta del mercado, en una imagen de principios de siglo XX, cuando aún se empleaban carros de tracción animal. LP
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    Parking subterráneo

El incremento del tráfico y las nuevas necesidades de la zona acuciaron la problemática del aparcamiento, por lo que se añadieron tres sótanos de parking subterráneo durante la rehabilitación del mercado. Las obras, dirigidas por el arquitecto Enrique Martínez–Díaz, finalizaron en 2003 y adecuaron la construcción a sus nuevos usos comerciales.

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    Carril bici

Y de los carruajes de principios del siglo XX hemos dado el salto a las bicicletas del anillo ciclista de Valencia, cuyas paradas se pueden ver en la imagen actual.

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    Poste turístico, maceteros y más diferencias

El paso del tiempo deja numerosos cambios entre ambas imágenes, muchos de los cuales pueden pasar desapercibidos porque estamos acostumbrados a ellos. Por ejemplo, los maceteros que rodean el mercado, el poste informativo que se encuentra a las puertas de la construcción o las farolas actuales son varios elementos que ubican el Mercado de Colón en 2021, aunque puedan pasar inadvertidos. Otra de las diferencias apreciables está en las tres ventanas del muro que hay junto a la verja del mercado: una de ellas (la del medio) ha sido sustituida ahora por una puerta, para que los trabajadores y responsables de seguridad puedan salir del mercado una vez se cierran sus verjas.

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