![La riada de las chabolas, una tragedia olvidada](https://s3.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/2024/09/22/194664932--1200x840.jpg)
![La riada de las chabolas, una tragedia olvidada](https://s3.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/2024/09/22/194664932--1200x840.jpg)
Secciones
Servicios
Destacamos
Nunca se ha determinado con precisión el número de víctimas que causó, aunque en la prensa llegó a hablarse de «más de cien muertos». Pero, hace 75 años, el rio Turia, crecido súbitamente por lluvias torrenciales, arrasó todo lo que encontró a su paso: que en este caso eran docenas de chabolas asentadas en el propio cauce que hoy disfrutamos convertido en jardín. La catástrofe, cuando se revisan los periódicos del momento, resulta ser una clara advertencia de la inundación que habría de venir años después, en octubre de 1957. Pero la inundación que ha quedado en la memoria general es esta última; casi nadie recuerda la ocurrida el 28 de septiembre de 1949, la riada olvidada, la de las chabolas.
El 27 de septiembre se puso a llover en toda España de manera torrencial. Desde Cataluña a Andalucía, fuertes trombas de agua desbordaron barrancos y ríos. Solo en la provincia de Sevilla -Écija, Osuna y todas sus pedanías- se contabilizaron 24 muertos, arrastrados por las aguas desbocadas. También hubo víctimas en Tarragona y Barcelona; pero en el Mediterráneo, la parte peor se la llevaron Castellón y Valencia. En la capital de la Plana, donde se llegaron a registrar 139 litros por metro cuadrado, el desbordamiento del rio Seco y de diversos barrancos, produjo víctimas y daños cuantiosos. Por descontado, las infraestructuras, tan precarias en aquel tiempo de posguerra, fueron arrolladas por las aguas: la red de Renfe quedó paralizada con numerosos cortes.
En la provincia de Valencia, las lluvias más intensas, como un adelanto de lo que nuevamente iba a pasar en 1957, se produjeron en el curso medio del Turia y en sus ramblas, singularmente en la Castellarda. En pocas horas, ríos y barrancos experimentaron tremendas crecidas de las que solo se podía alertar dando avisos telefónicos entre poblaciones ribereñas. Bétera se llevó la parte peor: el barranco de Carraixet y esa vaguada urbana bautizada como la Alameda, se convirtieron en torrentes sin freno. Seis vecinos se ahogaron, seis casas fueron derruidas y otras cien recibieron daños de las aguas desbocadas. El barranco, que reúne caudales en la Calderona, llegó sin freno hasta el mar, inundando las huertas de Moncada, Vinalesa, Tavernes, Alboraia y Almàssera. En estas dos últimas poblaciones también hubo víctimas.
Noticia relacionada
Francisco Pérez Puche
En Tavernes Blanques se ahogaron unas 4.000 cabezas de ganado; cerca, el cuartel de Automovilismo militar de Bonrepós, situado junto al barranco, perdió una tapia de doscientos metros y quedó anegado. Junto al puente de ese barranco, desmantelado, quedaron volcadas dos unidades del tranvía de Puebla de Farnals. Pero, al mismo tiempo, tres mil viajeros quedaron varados muchas horas en Sagunto, donde se detuvieron varios trenes ante el corte de vías. La parte peor se le llevaron, sin embargo, los 150 pasajeros de un «trenet» que viajaba hacia Lliria pero quedó en medio de la huerta inundada, en Pobla de Vallbona. Los pasajeros aguantaron horas, de pie sobre los asientos; y solo en la madrugada fueron rescatados por las barcas de salvamento del buque de la Armada «Nervión», anclado en el puerto.
El barranco de Torrent, que desemboca en la Albufera, causó tantos daños como el de Carraixet; pero en este caso en Chiva, donde hubo personas desaparecidas y casas derruidas por la brutalidad de las aguas.
En la ciudad de Valencia se recogieron 54 litros por m2. Pero desde las poblaciones del curso del Turia se informó a la capital de una crecida del Turia que se calificó como «arrolladora y rápida»: una avalancha de agua que acabó en pocos minutos con los asentamientos de chabolas que había en el cauce del Turia, muchas veces asociados a pequeños huertos de subsistencia.
El diario «Jornada» llegó a temer que fueran «muchas más de cien» las víctimas. Las informaciones de prensa del día 29 hablaron de 21 muertos y el día 30 se aventuró la cifra de 30 en toda la región. La gran suerte que hubo ese día en Valencia es que la avenida del Turia comenzó a llegar por la tarde, aun con luz. De haber sido por la noche, la tragedia habría multiplicado el número de víctimas. Las escenas de salvamento de personas que huyeron de las chabolas en el último minuto fueron dramáticas. Si doscientos habitantes del río se refugiaron en la Feria Muestrario, frente a Viveros, en la casa de socorro de Museo (puente de San José) hubo heroicos salvamentos de chabolistas. Perdido entre la abundante información, se puede encontrar el dato de que el alcalde, José Manglano Selva, junto varios vecinos, trabajó en el paseo de la Pechina, frente a la casa de Caridad, rescatando con maromas a los que huían de las aguas. Los rescates se produjeron, sobre todo, entre las seis y las siete de la tarde; sobre las siete se reseña la quiebra de la pasarela del «Pont de Fusta». A medianoche, el rio había amainado pero el daño ya estaba hecho.
La casa de socorro de Ruzafa atendió a gente salvada de milagro en el área del puente de Aragón. En el tejado de una de las precarias viviendas se salvó a cuatro personas: madre, hijo, abuelo y una vecina. Ni que decir tiene que, en los rescates reseñados en la prensa, participaron tanto bomberos como policías municipales, guardias civiles y soldados. Hubo comportamientos heroicos y tragedias. Se cita el caso de una mujer que trepó a una higuera para salvarse, pero fue arrastrada por el agua; cerca, sin embargo, fueron salvados cuatro niños. También fue noticia el rescate de una mujer que iba de parto en la zona de chabolas de Monteolivete, no lejos de donde hoy disfrutamos de la Ciudad de las Ciencias: un guardia civil, de apellido Esteve, auxilió en el parto y llevó a la madre a un lugar seguro, tras confiar al recién nacido «a la custodia de la guardabarrera del paso a nivel del camino del Saler».
Digamos, en fin, que el rio, que tanto daño hizo en el cauce, se desbordó a partir del puente de Aragón y causó graves daños en la Malvarrosa, el Cabañal, Nazaret, Cantarranas, La Punta y Pinedo. La Policía Nacional salvó a más de 50 vecinos del barrio Cocoteros, en Nazaret, muy maltratado por las aguas.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Equipo de Pantallas, Leticia Aróstegui, Oskar Belategui, Borja Crespo, Rosa Palo, Iker Cortés | Madrid, Boquerini, Carlos G. Fernández y Mikel Labastida
Jon Garay y Gonzalo de las Heras
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.