Sueños rotos alrededor del nuevo estadio del Valencia

Nada de nuevas prórrogas. Los vecinos y comerciantes de Benicalap no quieren oír hablar de más retrasos en las obras de construcción del nuevo estadio del Valencia, trabajos que se interrumpieron en 2009. Los residentes aseguran que once años dan para mucho y que ya se les está agotando la paciencia.

Desde la asociación de vecinos de Benicalap, el presidente Pep Bellver, afirma que han sido muy prudentes y han esperado pacientemente «pero el lunes ya vamos a reanudar las reuniones de la junta directiva de la entidad para ver qué acciones reivindicativas podemos realizar. No es justo que tengamos el progreso del barrio hipotecado a la voluntad de que unos señores quieran eludir sus responsabilidades de terminar un campo de fútbol».

Asegura que no tiene claro de que haya voluntad de impulsar el proyecto, «porque de hecho, la nueva directiva del club no se ha reunido nunca con los vecinos para conocer nuestras inquietudes y preocupaciones». También añade que «el Ayuntamiento de Valencia tiene muy claro los compromisos que hay escritos y ya es hora de que los haga cumplir».

Visto el panorama, el presidente de la entidad vecinal lanza una propuesta: «Que se lo quede el Ayuntamiento y la Generalitat, porque esta gente no cumple, y que haga un estadio, que buena falta hace para esta ciudad. Lo que no es normal es que siga estando el esqueleto de hormigón, que no sirve de nada».

Los vecinos y comerciantes detallan que es necesario que las administraciones presionen para que se desbloquee la construcción del nuevo estadio. «En el centro de la ciudad están venga a hacer obras y aquí, en el barrio de Benicalap, nos tienen abandonados», indica Pilar Durbán, dueña de una cafetería de la zona.

Y es que, como también reconoce el presidente vecinal de Benicalap, «mucha gente invirtió cantidades importantes de dinero, pensando que con la llegada del campo podrían hacer caja, y son pocos los que resisten».

En un paseo por calles del barrio de Benicalap como Nicasio Benlloch, Amics del Corpus, Garbí o Padre Fernando Casanova Benlloch es fácil comprobar los negocios que han cerrado las persianas porque el prometido campo no ha llegado y otros muchos negocios han ido cambiando de titular porque la economía ya no les ha permitido aguantar mucho más tiempo.

Los vecinos y comerciantes también lamentan la mala imagen de la ciudad que genera el bloque de hormigón. «Una de las entradas a Valencia es por Cortes Valencianas y la imagen que ofrecen a los turistas es vergonzosa», detalla Miguel Ángel Quintanilla, propietario del bar Millenium, en la calle Nicasio Benlloch.

El barrio entero exige que se retomen ya las obras o que las administraciones se queden el solar y terminen de construir, si bien es cierto, que el equipo del Valencia paga cada año al Consistorio la anualidad. En todo caso, los vecinos tienen claro que no pueden pasar más tiempo sin sus prometidas instalaciones deportivas, ya que hay reservados unos 15.000 metros cuadrados de suelo para hacer pistas de tenis, un polideportivo y una piscina. «El problema es que nadie está hablando en las negociaciones sobre este tema. Tienen olvidada su deuda pendiente con el barrio», añade Bellver.