Pablo Alcaraz
Valencia
Lunes, 29 de julio 2024, 01:45
Sudaderas, calcetines, pantalones e incluso ropa interior 'made in' algún país extranjero toman las calles de Valencia. La enésima consecuencia del proceso de turistificación masiva que sufre la ciudad invade, de manera literal, las aceras valencianas. Algunos vecinos han denunciado ya la colocación de ... sillas y tendederos de ropa en varios puntos repartidos a lo largo y ancho de la ciudad. Todos los casos documentados por la asociación valenciana La MataObras coinciden en un mismo factor: todos y cada uno de ellos se encuentran a las puertas de un apartamento turístico. Y es que, parece que en Valencia, aunque el turista se vista de seda, turista se queda.
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Álex Serrano López
Tal como reportó La MataObras Valencia, afloran cada vez más los ejemplos de incivismo por parte de los inquilinos de los apartamentos turísticos de la ciudad cuya única preocupación es cualquiera menos mantener en orden las aceras como espacio público y, por ende, de uso común de residentes y turistas. La entidad contra la proliferación de pisos vacacionales en la capital del Turia ha facilitado material gráfico a este periódico que acredita que no se tratan de episodios puntuales, sino de un fenómeno que cada vez gana más terreno en las aceras valencianas.
La MataObras, que ha documentado hasta la fecha este tipo de incidentes en cuatro calles de la ciudad, apunta que un cambio en los estatutos de la comunidad de vecinos «puede frenar la puesta en marcha de pisos turísticos cuando todavía están en obras». El fenómeno de moda entre los 'guiris' se ha dejado ver desde Camins al Grao y Beteró hasta Marxalenes pasando por En Corts. Según la asociación contraria a la turistificación de los barrios de la capital, los tendederos con ropa han hecho acto de presencia, con confirmación visual que lo demuestre, en las calles Floresta, Ruaya, Manuela Estellés y Esteve Victoria.
La proliferación de tendederos con ropa recién lavada no opaca las quejas de los vecinos del distrito de Ciutat Vella que parece haberse convertido en la Torre de Babel valenciana por la gran cantidad de turistas que hacen vida de día, pero sobre todo de noche, en el centro de la ciudad. La última junta de distrito celebrada el pasado lunes 8 de julio en el Palacio de Cervelló, puso de manifiesto que la mayoría de los residentes eran contrarios a las molestias provocadas por el descontrol de las terrazas. Los vecinos apelaron a la reducción de espacio público, el ruido de los comensales y la suciedad que provocaban como consecuencia de la masificación que sufren estos espacios.
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