![La alcaldesa, durante su intervención en el foro organizado por LAS PROVINCIAS.](https://s3.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/2024/05/24/catala222-U190905207622qPE-R2r8NbQpAki6u1Gp2RJFuEN-758x531@Las%20Provincias.jpg)
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El Ayuntamiento de Valencia dio este viernes un paso más en su ofensiva para conseguir el agua que necesita la Albufera para su supervivencia, con la aprobación de un requerimiento previo que exigirá al Gobierno que aporte los caudales previstos en el Plan Hidrológico del Júcar.
Se trata del trámite anterior a la presentación de un recurso de lo contencioso administrativo, una estrategia que también adoptará el Consell de Carlos Mazón en el marco de la nueva guerra del agua a cuenta de los 20 hectómetros cúbicos anuales que deben llegar al lago a través de los ríos Júcar y Turia, como prevé el real decreto regulador. Así lo anunció la alcaldesa de la capital, María José Catalá, durante su intervención en el foro Somos más, organizado en La Rotativa de LAS PROVINCIAS, concretando lo que ya había avanzado a principios de semana: que la administración propietaria de la lámina de agua daría la batalla en los tribunales. «Llegaremos hasta donde haga falta», resumió.
No fue la única novedad que desveló la líder popular. Ni mucho menos, porque se explayó a la hora de dar titulares. También en relación al humedal, desveló que en el próximo pleno se reprobará a la ministra Teresa Ribera, que defiende, junto a su departamento y la Confederación Hidrográfica, que se ha enviado un caudal muy superior, de 50 hectómetros cúbicos. Incluso apeló para ello a Compromís. Además, dijo que el tanque de tormentas de El Saler, de la corporación, estará listo a finales de junio, lo que evitará el desagüe de aguas pluviales y de alcantarillado.
También dejó dos anuncios de calado con un denominador común: el turismo. En el siguiente pleno se aprobará una moción para suspender cautelarmente la concesión de licencias de apartamentos turísticos, medida que durará un año y será prorrogable a otro. No se concederán nuevas autorizaciones, pero se terminarán de tramitar las que ya están en estudio, y se ganará tiempo mientras se desarrolla una regulación municipal. O, si se tercia, para que el Gobierno plantee una solución común a un problema que afecta a las grandes ciudades españolas. Además, a partir de 2026 no atracarán en Valencia cruceros de grandes dimensiones, medida que se acordará con la Autoridad Portuaria. Adiós a las ciudades flotantes.
La dedicación de una icónica avenida al profesor Manuel Broseta, los cambios en las arterias comerciales de Colón y Jorge Juan o el lavado de cara para el mobiliario de las plazas más céntricas fueron otras de las medidas, que no las únicas, que avanzó durante su intervención en un foro que cumplió su objetivo de reflexionar sobre su primer año al frente del Consistorio y de conocer las próximas líneas de gobierno.
Volviendo a la Albufera, dijo que su equipo «la defenderá frente a la deriva del Gobierno central», al que también exigió que «retome de manera inmediata» las obras de los seis tanques de tormenta de su ámbito competencial, antes de reivindicar que el Ayuntamiento «sí está haciendo su parte». Desde el citado depósito municipal hasta la instalación es de ocho cañones antiincendios en la Devesa.
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También tuvo palabras para la ministra Teresa Ribera, a la que definió como «negacionista porque no está cumpliendo con la capitalidad verde (ni se ha invertido ni se han aprobado desgravaciones fiscales a empresas) ni tampoco con la Albufera. Me preocupa que sea la candidata del Partido Socialista para defender los intereses de España en Europa», reflexionó. Y en relación a la polémica sobre los caudales para el lago, insistió en que sólo han llegado dos de los 20 hectómetros cúbicos que marca el real decreto. «Lo que hacen es mezclar aportaciones ordinarias con la extraordinaria, que no ha llegado. Sólo faltaría que tampoco hicieran las ordinarias, es una mentira muy fácil de desmontar», destacó, en relación al argumento estatal de que se han derivado más de 50 hectómetros cúbicos, que incluyen necesidades del parque natural, no del lago.
La revelación sobre los cruceros, se la sacó el jefe de Opinión, Pablo Salazar, en el turno de preguntas, cuando le interrogó sobre este modelo turístico. «Depende del tipo, pero las ciudades flotantes son malas», sentenció. Además, aprovechó para contextualizar la moratoria sobre los apartamentos, que se limitará a aquellos habilitados en comunidades privadas, «que son las que más problemas generan», antes de precisar que tiene «inconveniente alguno» en este sentido con los bloques completos.
El apartado de reivindicaciones no se ciñó sólo al ámbito medioambiental, pues la alcaldesa aludió al túnel de Serrería, una infraestructura pendiente desde hace décadas que impide la prolongación de la Alameda y cuya financiación ha enfriado la delegada del Gobierno, Pilar Bernabé. «Me parece injusto. Y le he insistido al ministro. Se están haciendo obras de soterramiento en el área metropolitana de Barcelona por valor de 1.600 millones, o en Bilbao por 90, con operaciones en las que interviene Adif, el Gobierno y los ayuntamientos. Y aquí no, cuando ofrecemos adelantar diez millones, cofinanciar el proyecto (de 150) e ir todos a una», explicó. «No nos podrán aguantar la mirada si no se aborda el soterramiento, porque Valencia no se merece una cicatriz como esta en plena área de desarrollo del Grao, Penya-Roja y Nazaret», alegó. También se refirió a las obras del túnel pasante, reconociendo que avanzan aunque con un ritmo menor al que le gustaría.
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La entrevista con Pablo Salazar sacó a colación la política de grandes eventos, apostando «por aquellos que tengan sentido y generen un impacto real en la economía y el tejido social y deportivo de la ciudad». Por ejemplo se mostró «encantada» con la celebración del preolímpico de baloncesto o con seguir apoyando el maratón, «uno de los acontecimientos más potentes de la ciudad». Además dio pistas sobre algún proyecto en que se trabaja, con la mirada puesta en el mar. «Somos una ciudad de deportes náuticos y queremos estar a la altura del campo de regatas que tenemos, que es el mejor», señaló, con cierta dosis de misterio. Que no fue la única por cierto. Minutos antes, cuando desgranaba su gestión y defendía la atracción de inversiones, señaló que la Marina «dará grandes sorpresas y muy buenas en los próximos meses, y no estoy hablando de la base del Alinghi (que servirá para ampliar Marina de Empresas) que ya sabemos que tiene un futuro prometedor», dijo, sin decir.
El futuro del nuevo Mestalla también se abordó. Catalá insistió en exigir al club «que cumpla con sus compromisos», incluyendo la zona deportiva de Benicalap, y rechazó cesiones «para buscar ser subsede» del Mundial.
La última pregunta fue sobre su relación con los socios de Vox, y la respondió recurriendo a las calificaciones de asignaturas que se usaban en la EGB: «No destaca, hemos salido del necesita mejorar… Vamos a dejarlo en progresa adecuadamente».
Catalá defendió que durante su mandato se «han derribado los muros ideológicos y burocráticos» que se encontraron, refiriéndose a cuestiones como el atasco de licencias o las políticas de movilidad. Por ejemplo, destacó que la vuelta de las siete líneas de la EMT al centro y el cambio en Colón han permitido reducir los atascos y la contaminación, y dijo que la apuesta por el carril bici no es «de derechas o izquierdas, sino de sentido común». «Soy más de bici que Grezzi», incidió, con el argumento de que en diez meses han construido 13 kilómetros de vía frente a los ocho que acometió el Rialto.
La rebaja fiscal, la mejora de la seguridad, la atracción de inversiones y la recuperación de una posición de liderazgo para Valencia fueron otros de los logros que se atribuyó, antes de zanjar su discurso reivindicando que se tumbarán «los muros que sean necesarios». «No vamos a parar y no dejaremos pasar ninguna oportunidad» resumió.
El encargado de presentar el acto fue el director de LAS PROVINCIAS, Jesús Trelis, que recordó que Somos más pretende «poner el foco en los valores valencianos, su territorio, patrimonio y forma de ser», y agradeció a Imedes y Aqualia su ayuda «para convertirlo «en el gran escaparate de la marca valenciana». Miguel Ángel Benito, director de la primera empresa, se encargó de presentar a Catalá. Aludió a la «intención de trascender» y mejorar las ciudades en las que desarrollan proyectos y dijo que son valores coincidentes con el perfil de la alcaldesa.
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