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JESÚS SIGNES
Valencia CF | Lim, abocado a inyectar dinero para acabar Mestalla para no perder el de la ATE

Lim, abocado a inyectar dinero para acabar Mestalla para no perder el de la ATE

El club se expone a quedarse sin los 40.000 metros de suelo comercial del viejo estadio si no reinicia ya las obras | El club da por frustrado el proyecto de ADU pero otros promotores ya han mostrado interés, pero aún no de modo formal

Viernes, 7 de agosto 2020

Peter Lim está abocado a inyectar dinero para reanudar las obras del Nuevo Mestalla. El máximo accionista del Valencia se ha visto en una vía sin salida con el Ayuntamiento, que ha lanzado un órdago con vistas a la vuelta de las vacaciones de verano. Después de más de año y medio sin que los ejecutivos del club soliciten una reunión para afrontar sus proyectos urbanísticos, el Gobierno local ha tomado una decisión: la ciudad no puede mantener de por vida una mole de hormigón en su puerta de entrada desde Cortes. Por ello, ha movido ficha para exigir a la entidad blanquinegra que cumpla con los compromisos firmados desde 2015, cuando el magnate de Singapur ya era el propietario.

En el Gobierno local se han hartado del silencio y de las excusas. No vale que el plan de ADU Mediterráneo se haya desmoronado. Aunque sus impulsores mantengan que pese a que el club les ha retirado la exclusividad siguen trabajando porque son una opción, lo cierto es que en la entidad de Mestalla ya no se les considera como tal. Pero hay otros promotores interesados en construir en las parcelas del viejo coliseo, según fuentes consultadas, aunque la realidad que aún no existe una propuesta formal. Y siempre queda la opción última de que sea el propio Peter Lim el que financie el proyecto, bien adquiriendo el suelo –como prometió si no había comprador–, o con una ampliación de capital.

Partiendo de la base de que por plazos ya es imposible cumplir la ATE que incluye las operaciones urbanísticas en los dos estadios, y que debería concluir en 2025, el Ayuntamiento está dispuesto a negociar. Pero es el Valencia el que debe mover ficha: primero pidiendo una reunión y después ofreciendo algún gesto que demuestre su intención real de reanudar las obras.

Uno de ellos, sin ir más lejos, tramitar la licencia de actividad que permita retomar los trabajos. Se trata de un proceso largo, de varias semanas, y que requiere pactar un calendario con los técnicos municipales. De ahí las palabras de Joan Ribó el jueves y ayer. El alcalde de Valencia se expresó en términos similares en dos días consecutivos. «Advertimos al Valencia que no puede estar con las manos cruzadas porque llegará un momento en el que esta ATE se acabará», declaró la primera autoridad local.

El alcalde vino a decir que el club tiene unos compromisos y que no cumplirlos puede supoder pérdidas millonarias. Para empezar, el Ayuntamiento se quedaría con la fianza, de en torno a 1,4 millones, que depositó el club. Si expira la ATE, la entidad blanquinegra se vería liberada de llevar a cabo las equipaciones deportivas en el barrio de Benicalap. Pero esta decisión tampoco le saldría gratis al club, que debería indemnizar al Consistorio con unos 18 millones.

Sin la ATE, las parcelas del viejo Mestalla volverían a su estatus anterior. El club se quedaría sin los 40.000 metros cuadrados de zona comercial, con un valor multimillonario. Además, debería iniciar de cero la tramitación de sus operaciones urbanísticas, que requieren del beneplácito del Consistorio y de la Generalitat.

«No es una amenaza, sino decirles que algo está pasando y no están haciendo nada. Que el tiempo pasa y no se acaba un estadio en dos días», puntualizó ayer Ribó. Al Valencia, desde luego, no le ha beneficiado para nada que otros dos clubes de la ciudad, Levante y Valencia Basket, hayan tramitado y puesto en marcha sedos proyectos urbanísticos.

El Levante anunció ayer mismo que ha cerrado la financiación para la reforma de su estadio y la construcción de la ciudad deportiva de Nazaret. El Valencia Basket ya ha empezado los trabajos del pabellón que debe abrir sus puertas en 2023: esto es, dos años antes que el Nuevo Mestalla, empezado a construir en 2007, en el idílico escenario de que se cumpliera la ATE.

Al final, las dos entidades han tomado vías de financiación distintas: inyección de dinero o una financiación. Dos alternativas a las que el Ayuntamiento tratará de empujar al Valencia si no consigue vender las parcelas de Mestalla en un tiempo récord. Porque lo que se tiene claro en el equipo de gobierno local es que la ciudad no puede permitirse la estampa de un estadio a medio construir durante otra década.

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