Sean Bai, el aspirante a salvar la reputación de Meriton

Fustigado por la opinión pública y por sus propios compañeros de empresa por su iniciativa del rinoceronte defecando que escampó por las redes y que tanto daño causó en el Valencia, dicen de él que su rendimiento laboral cambió radicalmente cuando se incorporó seis meses después a la Academia.

Opinan algunas voces que Sean Bai es casi tan 'peligroso o más' que Murthy, pero cuenta sin embargo con la experiencia de haber visto la degeneración profesional de su amigo singapurense y de lo angustioso que resulta representar la portavocía de Meriton en Valencia. Tuvo olfato para detectar la importancia de poder desenvolverse en castellano (algo que ignoraron Layhoon, Kim Koh y por ahora Joey Lim) y se puso manos a la obra desde el primer día para conocer los entresijos de la Academia. Pese a que se le ha visto jugar en algunas 'pachangas' con el resto de empleados en la ciudad deportiva, el balón que domina fue el del waterpolo, especialidad que practicaba en Singapur. Compartía y sigue compartiendo despacho en la ciudad deportiva, donde coincide con otros tres responsables, aunque ya se le ha habilitado lógicamente una oficina para uso privado en la sede de Micer Mascó.

Destacan de él las horas de dedicación que ha invertido en Paterna y el trato cercano que profesa, cuestiones que posiblemente le han servido para aprenderse no sólo el nombre de cada jugador y jugadora de los equipos inferiores sino incluso también aspectos más personales de ellos (de dónde vienen, circunstancias familiares, etc).

En la Academia percibieron un acusado cambio desde su nombramiento, sobre todo, en aspectos que van más allá de lo puramente futbolístico, labor que recae en Otero (director deportivo) y Luis Martínez (director de operaciones). Son cuestiones que a veces los clubes olvidan y que afectan a la formación humana de sus promesas. De ahí que la temporada pasada pusiera en práctica una política de acciones sociales y talleres que tuvo a los jóvenes futbolistas como protagonistas, en la campaña 'Proyecto de valores': voluntarios en la campaña contra el cáncer; en la entrega de alimentos; entrenamientos con los componentes del equipo de silla de ruedas de la Asociación de Futbolistas y hasta visitas al Centro de menores de Godella.

El propio Bai implantó en la Academia la necesidad de fortalecer las relaciones con los organismos oficiales (UEFA y FIFA), participando él y el resto de empleados en reuniones y Congresos. Ahora, y aunque su aspiración personal sea la de lograr la permanencia, ha ido hablando con los empleados para detectar problemas y necesidades. Aire fresco necesario incluso para los propios trabajadores, asfixiados por la presión de la etapa Murthy.