Un informe del secretario del Ayuntamiento de Valencia, firmado el 20 de febrero, confirma que las licencias urbanísticas para la construcción del nuevo Mestalla siguen vigentes y desestima de esta manera las peticiones de Miguel Zorío para que se dictara la caducidad de las licencias de obra del estadio de la avenida Cortes Valencianas.
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La razón de peso en la que se basa el dictamen es que el club no ha dejado de presentar memorias y modificaciones respecto al proyecto original, por lo que en ningún momento se ha procedido al abandono del mismo. «Dicha actividad por parte del titular de la licencia -el Valencia Club de Fútbol- impide apreciar la concurrencia de una inequívoca voluntad por parte del mismo de abandonar la obra y su proyecto de construcción, no concurriendo, por tanto, uno de los requisitos exigidos por la reiterada jurisprudencia del Tribunal Supremo para que sea posible aplicar el instituto de la caducidad», señala el informe del secretario.
El empresario Miguel Zorío pidió que se dictara la caducidad de la obra por primera vez el 30 de diciembre de 2021. Zorío, que asegura que dispone de un proyecto de 250 millones de euros para terminar el nuevo estadio, reiteró su petición y la última vez lo hizo el 28 de noviembre de 2023.
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Desde la paralización de las obras en 2009, el Valencia ha presentado modificados y memorias nuevas del nuevo Mestalla, la última el 30 de enero de 2024, por lo que se entiende que, aunque no se hayan reiniciado las obras hay una voluntad de terminar el proyecto. Desde el 2018 se ha presentado abundante documentación, entre ella varios modificados del proyecto. El del 30 de enero incluye «modificaciones sustanciales para la implantación del nuevo estadio de fútbol junto con varias certificaciones».
La ley 5/2014 TRLOTUP establece que la caducidad de una licencia de obras sólo se puede aprobar previa audiencia del interesado, en este caso el Valencia CF, «no pudiéndose reiniciar las obras si no se obtiene una nueva licencia». La caducidad «exige que haya plena constancia de la inequívoca voluntad del titular de la licencia de abandonar la obra y su proyecto a construir». Además, «no basta la simple inactividad del titular sino que será necesaria una ponderada valoración de los hechos».
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Una sentencia del Tribunal Supremo, con fecha 16 de octubre de 1991, indica que para dictar una caducidad no basta con la inactividad de la obra, sino que tiene que existir de manera probada que el interesado ha abandonado totalmente el proyecto y de una manera prolongada, algo que no ha sucedido debido a que el Valencia ha ido ejecutando de manera periódica movimientos con el fin de reiniciar las obras.
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«En este caso queda acreditado que cuando se solicita la caducidad, el 30 de diciembre de 2021, ya se estaba tramitando en el Ayuntamiento de Valencia, desde el 31 de mayo de 2018, una modificación sustancial de la licencia en su momento otorgada y parcialmente ejecutada, respecto a la cual se habían emitido distintos informes y que no había sido expresamente resuelta por el Ayuntamiento», señala el secretario municipal en los fundamentos jurídicos.
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Todos los argumentos expresados en el informe son argumentos de peso, según el documento oficial, para rechazar las peticiones cursadas por el empresario Miguel Zorío, que ofrece al Ayuntamiento su proyecto para terminar el nuevo estadio.
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