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El Valencia más pobre de los últimos años por momentos se creyó que era rico. Los potentados derrochan el dinero porque se les cae de los bolsillos y el equipo de Javi Gracia tira los partidos porque yo lo valgo. Dos semanas preparando un partido clave para reafirmar lo demostrado ante el Real Madrid y destruyes la ilusión en quince minutos. Como si te sobraran los puntos. Menos mal que lo arreglaron en la segunda parte. La salida al campo de Manu Vallejo y la reacción de orgullo mitigaron el golpetazo.
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La actitud se le debe presuponer a los futbolistas, como la valentía a los militares. Pero este Valencia del inicio de partido fue el antiValencia. La desgana fue tal que en la primera acción del partido un lateral derecho daba el primer coscorrón al equipo naranja. Un córner lanzado hacia el centro del área y allí Ximo Navarro remataba más solo que la una. Primer regalito. Hubo más. Muchos más. En los dos saques de esquina siguientes, misma situación. En el primero remataba Battaglia en dos ocasiones y en el segundo era Rioja el que estaba a punto de marcar. Todo ello mientras los valencianistas no pasaban de observar lo que ocurría. Lo de presionar, lo de molestar a los delanteros, lo de poner interés, lo de sacar la garra, eso ya para otro día. Pero seguía. En una jugada por la banda derecha alavesista, Jota Peleteiro sobrepasaba a Guillamón con una facilidad pasmosa y el canterano lo derribaba. Penalti que anotó Lucas Pérez. Quince minutos y dos goles en contra. Para llorar. El central canterano se convirtió en un flan. Acusó el impacto de la pena máxima y en las siguientes acciones le salió todo mal, con pérdidas de balón en zonas de alta peligrosidad. Debe mejorar.
Al Valencia le costaba hasta sobrepasar la línea de medio campo. Ante un Alavés que parecía el Bayern de Múnich. En los primeros treinta y cinco minutos las estadísticas eran demoledoras: ocho remates vascos y dos valencianos. Y sólo uno de ellos hacia la portería de Pacheco, en un lanzamiento de Wass. El danés la tuvo después con un lanzamiento de falta. Quedaba poco para acabar el primer tiempo y el Alavés se confundió. Pensó que lo tenía hecho y el Valencia comenzó a dominar. Sin opciones para anotar, pero al menos mandaba.
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No fue flor de unos minutos. En el vestuario se refrendó el cambio de actitud. Tiene narices que haya que esperar casi una parte entera y una regañina en el descanso para que te pongas a hacer lo que debes y lo que sabes. Pero así es este Valencia por obra y gracia de Lim. Siempre nos quedará Gayà. El referente. Casi el único. A su nivel de intensidad se pusieron los compañeros. Al poco de iniciarse la segunda mitad la tuvo ya Cheryshev en un pase milimétrico de Kang In. Fue la única aparición del surcoreano, que instantes después se marchaba sustituido. También el jugador ruso. Pero la gran esperanza de Meriton, su icono publicitario, tendrá que despertar algún día, tendrá que acreditar que es la gran esperanza, tendrá que merecerse la renovación. En su lugar salió Manu Vallejo. Sin pedigrí. Sin el mismo fulgor. Pero se deja la vida. Se gana cada euro que recibe. Con su entrada y la de Guedes el Valencia consiguió agitar el partido. Javi Gracia apuntó bien. Porque sólo un minuto después de la variación táctica, ya con dos delanteros natos en el campo, Wass dejaba un balón a Vallejo que el andaluz regalaba a Gameiro para que remachara. No lo hizo. Esa ni las demás que tuvo.
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Pero el fútbol era valencianista. El Alavés se atrincheró atrás. Pablo Machín se reforzó con Manu García para resguardar los dos goles de renta. Por ahora lo conseguía con sufrimiento. Guedes tomó protagonismo con una acción que pudo ser penalti por una patada de Ximo Navarro, pero el equipo arbitral, VAR incluido, determinó que había manos del portugués, y con un fuerte chut que atajaba el guardameta Pacheco. El partido ya era otra historia. Carlos Soler dominaba el juego y las bandas volaban. Además, Manu Vallejo se descolgaba para recibir balones y todo fluía. Lo que debe ser en el Valencia, que tuvo la recompensa instantes después con un pase de Carlos Soler a Gameiro y este se la dejaba a Manu Vallejo para que sonriera. Se lo merecía. La meritocracia a la que aludía Javi Gracia en la previa tiene el nombre del gaditano.
Era el momento. Y se consiguió. En una falta lanzada por Carlos Soler -el valenciano estuvo en el inicio de los dos tantos- se alzaba majestuoso en el área Hugo Guillamón para firmar el empate. El canterano pasaba del abismo al cielo. Pero así se pule el carácter. Tiene calidad, a veces demasiada, y maneras de veterano. El empate debía tener continuidad. Hacer olvidar el calamitoso inicio de partido -al Valencia le han metido cinco goles en los primeros quince minutos de los partidos- con un final que reforzara al equipo. La tuvo Gayà con un centro-chut, Gameiro falló la ocasión más clara de todas tras una bandeja de Guedes y, por último, fue Manu Vallejo el que pudo dar los tres puntos. Los mereció pese al horrendo inicio.
Alavés
Pacheco, Ximo, Lejeune, Laguardia, Duarte; Jota (Manu García, min.55), Battaglia, Pina, Rioja; Lucas Pérez (Borja Sainz, min. 72) y Joselu (Guidetti, min. 72).
2
-
2
Valencia CF
Juame Doménech, Wass, Gabriel Paulista, Hugo Guillamón, Gayà (Lato, min.94); Musah, Carlos Soler, Racic, Cheryshev (Manu Vallejo, min.57), Kang In Lee (Guedes, min.57); y Gameiro.
Goles: 1-0, m.3: Navarro. 2-0, m.16: Lucas Pérez, de penalti. 2-1, m.73: Manu Vallejo. 2-2, m.78: Guillamón.
Árbitro: Jaime Latre (Comité Aragonés). Mostró tarjeta amarilla al local Lejeune (min.37) y los visitantes Guillamón (min.53)
Incidencias: partido de la décima jornada de LaLiga Santander disputado sin público en el estadio de Mendizorroza de Vitoria. Antes del inicio se guardó un minuto de silencio en memoria de las víctimas de la violencia de género; de Tomás Juarros, exdirectivo del Deportivo Alavés; de Guillermo Fernández Bernal, exjugador del Deportivo Alavés; y de Juan Cruz Sol, exjugador del Valencia.
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