Dorsal 31, del césped al escenario

Asume Ximo Miralles que su decisión de colgar las botas (por un tiempo) para dedicarse a la música puede dar mucho juego a la hora de titular: «El portero que canta», dice, y añade otras frases recurrentes.

No le falta sentido del humor al joven guardameta, porque así sigue sintiéndose, pero sí que matiza que tanto su carrera futbolística como la de cantante son algo que se toma «muy enserio». Una vez finalizada la temporada pasada, Miralles llamó a su representante para decirle que no le trasladase ninguna oferta más.

El chico de 26 años que creció con un póster de Iker Casillas y de Gianluigi Buffon en su habitación de su casa en Vinarós había decidido lucir su ‘Dorsal 31’ en conciertos. «El estilo de vida de un futbolista profesional es incompatible con dedicarse en serio a otros proyectos como este. Cuando te dedicas al fútbol tienes la responsabilidad de estar al cien por cien», reconoce Miralles a quien le gusta «componer». Joaquin Sabina es uno de sus referentes.

El de Vinarós escribe sobre una trayectoria vital vinculada al fútbol, a sus alegrías y decepciones: «El fútbol está presente de forma implícita en mis letras, al haber ocupado una gran parte de mi vida. Pero se expresan mucho más los sentimientos y emociones vividas. Cualquiera puede sentirse identificado». Irremediablemente, Miralles tiene en sus excompañeros a algunos de sus primeros admiradores: «Uno de ellos es Rodri Hernández», el actual jugador del Manchester City, amigo de Miralles, quién ha sido un trotamundos del fútbol.

Se formó en la cantera del Villarreal CF y se marchó a Estados Unidos, después le siguieron AD Alcorcón, CD Numancia y UD Logroñés. De su experiencia americana, además de sumar minutos en el Clemson University, se trajo una idea de negocio que puso en marcha junto a su hermano gemelo Jaime: «Siempre hemos sido emprendedores, la idea de ofrecer la posibilidad de que otros chavales puedan disfrutar de la experiencia de poder estudiar y jugar en Estados Unidos era algo que nos agradó». ETURE Sports es el proyecto que iniciaron y al que quiere seguir volcándose para que otros chicos vivan la misma ilusionante experiencia que ellos al otro lado del charco. Aunque le queda la «espinita de no haber podido jugar en Primera, Miralles tuvo en Alcorcón «el debut soñado». Tenía 23 años y era el tercer portero. El cancerbero titular se lesionó una semana antes de un partido frente al Málaga y el segundo, también, así que Miralles, con el dorsal 31 se puso bajo palos y se convirtió en el héroe del conjunto madrileño.

Ese y otros momentos forman parte de su historia vital que da nombre al grupo, atesorando mucho significado: «Hace referencia la humildad, a lo que significa esforzarse por ganarse las cosas, y refleja el lugar del que todos hemos partido, desde la fila de atrás, aunque siempre quisiésemos formar parte del once titular». En su casa, siempre le han transmitido amor por la música, aunque no de forma profesional, así que cuando les dijo, tras el confinamiento, que eso de componer canciones cada vez le llenaba «más», recibió un buen feedback.

Miralles está cerca de publicar su primer álbum. La música, y la suerte con la que siempre hay que contar, pueden volver a llevarle a los terrenos de juego, pero esta vez para ofrecer conciertos. «Aunque es algo que nos haría ilusión, no es nuestro objetivo. Hacemos la música que nos gusta, será el público el que decida». Mientras sus conocidos están a la espera de escuchar sus canciones a través de las ondas y memorizar esas «letras trabajadas», el vinarocense continuará «manteniéndose en forma» por si acaso el olor a césped vuelve a ilusionarle y decide vestir los guantes en una segunda etapa.