Gayà, ahí está tu sueño

Pero Gayà, que es el primero en dar un paso al frente dentro del terreno de juego, también lo es para echarse a un lado y compartir protagonismo con los otros tres hombres junto a los que tiene el honor y la responsabilidad de compartir el brazalete de capitán. Gayà, Carlos Soler, Gabriel Paulista y Jaume Doménech emularán, en el mismo escenario, a Gaizka Mendieta, Piojo López y Paco Camarasa. Al menos esa es su intención.

Sólo dos valencianos han sido los encargados de levantar los distintos trofeos que acreditaba al club blanquiengro como campeón de Copa. Salvador Monzó en 1954 y Roberto Gil en 1971. Paco Camarasa fue el último nacido en la Comunitat que alzó el trofeo aunque de manera circunstancial. Su papel en aquel equipo entrenado por Ranieri era residual y Mendieta compartió escenario con él y con el Piojo. El exariete argentino, por cierto hoy estará en La Cartuja. Seguro que se verá a sí mismo galopando ante la impotencia de Molina junto a un Mendieta en la noche en la que el hoy Rey Emérito le dijo que le iba a fichar «para la Casa Real» después de encandilar al mundo.

Otro valenciano, Carlos Soler, es el actual segundo capitán del club de Mestalla. Él es otro de esos futbolistas con el murciélago grabado en el pecho. Hasta el momento, tanto él como Gayà han rechazado suculentas ofertas para jugar lejos de casa y levantar la novena después de toda una vida reconociéndose por la Ciudad Deportiva sería todo un sueño hecho realidad.

El tercer capitán del actual Valencia es Jaume Doménech. Paradójicamente, podría subir al palco principal de La Cartuja en una final en la que ni siquiera jugará. Fue el portero de la Copa para Marcelino, pero el de Almenara apenas ha tenido protagonismo con José Bordalás. Por delante tiene a un joven cancerbero georgiano, Mamardashvili, que incluso ha ganado la partida de otro que también fue titular en la final de 2019, pero en el bando perdedor, Jasper Cillessen.

Ya tiene pensado dónde grabarse en su piel su segunda Copa con el Valencia el cuarto capitán, Gabriel Paulista. Un central que no le ha hecho falta nacer a la vera del Mediterráneo para llorar al pensar en un posible descenso. Se rompió semanas antes de la final, pero el hispano-brasileño, desde el primer momento se puso como objetivo estar sobre el césped de La Cartuja. En su primera temporada en el Valencia los servicios médicos de Marcelino García Toral, se sorprendieron del umbral del dolor del central. En noviembre cumple 32 años y antes quiere volver a defender el escudo del club de Mestalla en una final.

Sea cual sea el resultado en Sevilla, el valencianismo estará orgulloso. Sabedor que los hombres que comparten el brazalete se habrán dejado la piel en el césped.

Un vasco fue el encargado de levantar la primera Copa de la historia del Valencia. Juan Ramón Santiago (Erandio, 1912) llevó al éxtasis a la afición blanquinegra al alzar al cielo de Chamartín el trofeo de campeón. El Valencia ganaba al Español (3-1) y la Comunitat Valenciana enloquecía en una celebración que cuentan duró varios días.

Edmundo Suárez nació en Barakaldo en 1916. A los 23 años fichó por el Valencia y esta ciudad iba a marcar su vida. Lideró la delantera eléctrica y fue el capitán que alzó la segunda Copa de la historia del club de Mestalla. Continúa siendo el máximo goleador de la entidad blanquinegra y tiene, en el corazón de la ciudad de Valencia, un lugar privilegiado. Un bar regentado por familiares, que es punto de encuentro de valencianistas de todas las generaciones.

Ser capitán en el Valencia de Antonio Puchades, Manuel Badenes o Vicente Seguí debía ser todo un orgullo. Salvador Monzó (Valencia, 1921) fue el primer nacido en la Comunitat en levantar la Copa. Lo hizo tras la victoria frente al Barcelona (3-0). En el estadio de Chamartín, pasó a la historia la instantánea de Quique Martín, guardameta, subido al larguero de la portería que en 2019 rememoró Jaume Doménech.

Capitán, entrenador y secretario técnico del Valencia, Roberto Gil es una leyenda. En su palmarés, dos Copas de Ferias (1962 y 1963) y una Copa del Rey (1967). Un trofeo que, por cierto, fue el primero que pudo ver la afición blanquinegra por televisión. Afirma el exfutbolista que el 30 de julio cumplirá 84 años que aquel trofeo que levantó tras ganar al Athleti, siempre será «el más especial» ya que participó en todos los encuentros. Su reconocimiento, el respeto eterno del valencianismo.

El Valencia presumió de colores en El Calderón y ante el Real Madrid. Enfundados con la Senyera en la recién estrenada España constitucional, el capitán, el asturiano Pepe Carrete, alzó la Copa después de que Kempes anotase dos goles.

Ojalá el estadio de La Cartuja deje de ser para el valencianismo sólo Gaizka Mendieta poniendo a sus pies al planeta fútbol. Ojalá, esta noche, el club de Mestalla haga hueco en su centenaria historia a otros protagonistas en el escenario del partido que marcó una era. Sevilla 1999 fue el préambulo de un Valencia dorado. Ojalá aquel chico de pelo rubio cuyo peinado todos querían imitar y que cedió parte de su minuto de gloria al 'Piojo' López y a Paco Camarasa, deje paso en el Olimpo de los goles para la historia de las finales de Copa a alguno de los chavales de José Bordalás. Que así sea.

En el título de Copa más extraño de la historia del Valencia, Rubén Baraja era el capitán. El mediocentro vallisoletano dijo tras colgar las botas el 16 de mayo de 2010, que después de vestir la elástica del club de Mestalla no podía volver a enfundarse ninguna otra. Han pasado 12 años y, cosas del fútbol, en el Valencia todavía buscan un futbolista de sus características. Bendijo Baraja a Carlos Soler cuando éste todavía era un chaval retándolo a que recogiese su dorsal número 8. El valenciano recogió el órdago. El extécnico del Elche, entre otros, jugó 344 partidos con el Valencia, anotó 57 goles y fue internacional 43 veces. Jugó la final de la Champions en Milán. Con el club de Mestalla, además de la Copa ganó dos Ligas y una UEFA y una Supercopa.

En su casi clandestina despedida, Dani Parejo, entre lágrimas, dejaba ver sobre una estantería de su casa, el brazalete de capitán con el que alzó la Copa en el Villamarín. Aquel título, guinda perfecta al centenario del Valencia, sentenció un proyecto y un futbolista que fue regalado al Villarreal. Su nuevo hogar es La Cerámica y sigue aferrado a Europa aunque Mestalla ya le dejó claro que el viejo coliseo siempre será su casa.

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