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L. M.
Valencia
Lunes, 11 de abril 2022, 21:49
1978, Bell Ville, Córdoba. Mario Alberto Kempes vuelve a casa. Sus dos goles en la final de la Copa del Mundo consagró a la Selección Argentina que ganaba su primer título que la certificaba como el mejor combinado del planeta tierra. El ariete, que jugaba en la Liga, con la camiseta del Valencia, abrumado, escapa de los focos y se refugia en su ciudad natal. Dias después se marcha para volver... 44 años después.
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El astro argentino recibía un homenaje por parte de las autoridades de su ciudad y se desplazó desde Florida, Estados Unidos, donde reside. El hijo pródigo de Bell Ville volvió a casa y la ciudad enloqueció. Una caravana de aficionados de todas las generaciones, desde los que le vieron jugar a aquellos que han saboreado su fútbol a través de las maravillosas historias que le contaron sus mayores, han recordado a Kempes que también es profeta en su tierra.
Recorrió Bell Ville, ciudad a la que llegó el sábado 9, como nunca lo había imaginado: en la parte de atrás de un camión de bomberos. Después del curioso recorrido por las calles en las que tantas veces soñó ser un astro del balón, el exfutbolista, nacido en ese mismo lugar un 15 de julio de 1954, se desplazó hasta el Polideportivo Tito Proietti.
El Instituto Atlético Central Córdoba fue su primer equipo, fichó a los 17 años, hasta 1976. Luego, un tal Pasieguito lo fichó para el Valencia y lo que sucedió después... todo el planeta fútbol ya lo sabe. En su regreso a casa, Kempes habló de la marcha al club de Mestalla: «Creí que era un buen dinero y simplemente fui. Tenía mis días de libertad, pero los fines de semana había que concentrarse, jugar y rendir».
Kempes, que en 2019 estuvo en Sevilla invitado por el Valencia para asistir a la final de Copa en un año inolvidable para la afición de Mestalla que volvió a ver al astro vestido con la elástica blanquinegra,
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Jon Garay y Gonzalo de las Heras
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