Un loco carrusel de cambios

Si Marcelino cree que puede sacar un patrón más o menos fiable de lo que es el Valencia actualmente, ya puede ir quitándose la idea de la cabeza. Cierto es que para San Mamés, Bordalás recuperará efectivos y fuerzas y la cosa a la hora de apostar por un sistema y un once estará bastante más clara, pero no es este Valencia un equipo encorsetado, seguramente por las propias carencias que en ocasiones presenta. Este partido contra la Real, por ejemplo, ha sido de los veintitrés disputados en lo que va de campeonato, el que más variaciones registró a lo largo del propio desarrollo del juego.

En eso sí lo tiene bastante claro Bordalás. Es un entrenador que busca soluciones inmediatas y no le importa aplicarlas sobre la marcha, aunque a sus futbolistas les pueda llegar a marear durante el partido. No es la primera vez que el Valencia empieza con un sistema y el técnico le da una o dos vueltas de tuerca en su deseo de sorprender al rival.

Como todo, habrá futbolistas que se adaptan rápido y otros perderán un poco los papeles, pero es lo que toca cuando la necesidad obliga a buscar recursos donde a lo mejor no los hay. Ayer fue el ejemplo más palpable de que el loco carrusel de cambios de posición al que sometió Bordalás a su gente no obtuvo el beneficio esperado. Al menos si lo que se pretendía era marcar algún gol.

Sólo Mamardashvili –no jugaba desde el 3-1 del Pizjuán en septiembre–mantuvo su ubicación. El resto no. Lo del guardameta también tiene su aquel porque después de justificar Bordalás que Jaume jugó antes que él contra el Sevilla –cuando se lesionó Cillessen– porque venía rodado del partido de Copa contra el Baleares, ahora la situación deja abierta una reflexión mayor. Puede indicar que al de Almenara le ha pasado factura el 3-2 del Wanda Metropolitano donde se puso el foco sobre él. La Copa, parece, al menos es para Jaume.

Explicar lo que fue ayer el Valencia desde el punto de vista táctico no es nada fácil. El equipo salió con 3-5-2: tres centrales (Comert en el centro, Mosquera a su izquierda y Foulquier a su derecha); las bandas, íntegras, corrían a cargo de Correia (la derecha) y Gayà. En el medio del campo, Hugo Guillamón estaba como pivote, con Ilaix Moriba a su izquierda y Yunus Musah a su derecha. Y arriba, casi a la misma altura, Bryan Gil y Maxi Gómez.

Nada de eso se mantuvo en el inicio de la segunda mitad, cuando le tocó jugar a Soler. El Valencia pasó a un 4-4-2. Correia, Comert, Hugo Guillamón (retrasó su posición) y Gayà formaron la línea de atrás; quedando en la segunda línea Carlos Soler e Ilaix Moriba como pivotes, con Foulquier y Bryan Gil a las bandas; Yunus de mediapunta y Maxi Gómez arriba.

Parecía que la cosa se podía mantener más o menos hasta el final, pensando también que los cambios a realizar serían de hombre por hombre. Pero no. En el minuto 60', quien pasaba al lateral era Foulquier, quedando ahora Correia por delante, algo que no suele ser habitual.

Luego Comert quedó totalmente tieso y hubo que cambiarle. En vez de recurrir a Iranzo que estaba en el banquillo, nueva orden de Bordalás. El que hará iba a hacer pareja con Guillamón rea Foulquier. Correia volvía al lateral y el ataque por la banda derecha le correspondía esta vez a Yunus, porque Guedes se iba a poner por detrás de Maxi. Racic ocuparía la plaza de Ilaix.

Aún volvería a moverse un poco más el tetris. Con la entrada de Hugo Duro por Yunus, más permutas. El ex del Getafe se iba a situar a la izquierda y Bryan Gil, que parecía que le estaba cogiendo gusto a su banda preferida, era el que tenía que pasar a la derecha. Marcos André salió por Maxi y ahí nada varió. El Valencia siguió atascado y sin encontrar un camino fiable hacia la portería rival. Ese es el grave problema. Otra vez un 0-0 contra la Real (igual que en San Sebastián).

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