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Todavía sin agotarse la espuma del centenario y cuando empieza a tomar cuerpo el dilema de qué hacer con el nuevo y viejo Mestalla, el Valencia vive una realidad con dos caras, una agradable y otra tan fría como preocupante si se coge desde una perspectiva global. Si la final de Copa es por hoy el principal atractivo que tienen los aficionados como jugoso premio de aniversario, a Peter Lim le siguen jugando una mala pasada los números y el problema es que el Valencia sigue a contracorriente de la tendencia a la que aspira LaLiga, que no es otra que el equilibrio y el saneamiento total del fútbol español. Más aún cuando Marcelino no consigue embridar el billete para la próxima Champions, el único requisito que se les exige. Para el Valencia, jugar la Liga de Campeones resulta vital.
El problema es que ni por esas se cuadran los números. Si en junio que viene el club de Mestalla está obligado a exprimir el mercado de ventas para encontrar 45 millones de euros, en las cuentas globales de la 2017-18, los valencianistas no salen muy bien parados que se diga más aún en una comparativa con el resto de clubes. Peter Lim no consigue sacar al Valencia del furgón de cola económico y el estudio que ha hecho Palco23 en colaboración con la firma Garrigues sitúa por segundo año consecutivo a la entidad de Mestalla en el último puesto de Primera División en la cuenta final de resultados. Sólo los blanquinegros, el Rayo y el Huesca -esos dos por las primas que tuvieron que pagar a sus jugadores por el ascenso- figuran con el resultado neto en negativo. El resto de equipos de Primera arrojan cifras en positivo.
Se pone el foco de nuevo en el modelo de negocio sostenible del Valencia, que soporta este año más de 500 millones de euros de deuda, una cuestión a la que repetidamente Anil Murthy concede una importancia relativa bajo el argumento de la capacidad que tiene el propio club. El problema es la desviación que se produce con aquel famoso plan de viabilidad con el que Meriton convenció a Bankia y, por añadidura, a la Fundación para comprar las acciones. Lim formalizó la compra oficial y tomó posesión de la mayoría accionarial en diciembre de 2014. Desde ese momento, el empresario de Singapur contemplaba que el equipo jugaría Champions sí o sí (hasta la 2023-24), una cuestión que sólo se ha podido llevar a cabo en dos de las cuatro temporadas completadas y a la espera del presente ejercicio.
En esa fotografía de conjunto que realiza este estudio, con datos ofrecidos por los propios clubes (2017-18) a LaLiga tras las respectivas auditorías, el Valencia ocupa la sexta posición del ranking en cuanto a gastos con 173,84 millones de euros (de mayor a menor son Barça con 871; Real Madrid 762; Atlético 392,5; Athletic 196,7; y Sevilla con 189,3), mientras que el Levante está en el puesto decimotercero (52,65 millones), por detrás del Alavés y por delante del Getafe.
En la otra parte de la balanza, la que se refiere a los ingresos, las variaciones son mínimas. De esta forma, el club de Mestalla vuelve a estar en la sexta posición (141,33), sólo superado por Barça (895,63), Real Madrid (802,25), Atlético de Madrid (333,29) , Sevilla (226,52) y Athletic (197,74). El Levante, por su parte, sigue decimotercero con 61,47 millones, por detrás de los 63 del Leganés y delante de los 60 del Alavés.
El Valencia redujo en la última Junta de accionistas su capital social en 65 millones de euros, aunque los dirigentes contemplan con una visión optimista todos los frentes que hay abiertos, desde Porxinos a la UE, pasando por el aumento de respaldo social (éxito de la campaña de abonos), el futuro patrocinador, la entrada de Puma y aprovechar también el tirón deportivo con la Copa y la Europa League.
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