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Una familia de cuatro personas camina por la Avenida de Suecia en dirección a la Plaza de Zaragoza. Buscando el inicio de la histórica marcha cívica por la libertad del Valencia. El padre aprieta el paso. Se le nota emocionado. Lleva enrollada una senyera ... grande de tela de buen gramaje y fusta. De la cintura le cuelga una bufanda que, indiscreta, recuerda que ganó la Liga de 2002, la primera de Benítez. La del gol de Ayala pidiendo calma. La madre lleva una pancarta con la palabra estafadores. High level. La de la hija, que no se suelta de la mano de su madre, es más comedida. Un 'Lim Go Home', el lema más repetido. El más pequeño de la casa va a su bola, desafiando el límite de rotura del plástico de una bandera negra con el logo del centenario en naranja. Cuando se abre el foco, la suya es una de las miles de historias que ayer se reunieron para pedirle a Peter Lim que se marche del Valencia. El sentimiento, ese del que se apoyó Peter Lim para presionar a la Fundación primero y a Bankia después, es el que ahora le ha abierto la puerta y le insta a que se marche.
Los vídeos de la manifestación: «Ni Lim, ni príncipes ni amos»
A buen seguro que muchos de los que ayer cantaron ¡Peter vete ya! se pusieron detrás de la pancarta de 'Bankia vende a Lim' de hace menos de siete años. No es incompatible puesto que en esos dos episodios, que juntos parecen una distopía, el valencianista de corazón actuó con sentimiento. Esa palabra que ni Peter Lim ni Meriton han sabido traducir. «Los aficionados me provocan algo de compasión, las cosas más pequeñas te dan los dolores de cabeza más grandes». La puñalada de Lim al corazón de la afición del Valencia, reflejada en negro sobre blanco en el Financial Times, ha sido su epitafio con el valencianismo. Ayer, cuando se le preguntaba a los seguidores por la misma, afloraba la emoción. «Al leerla sentí impotencia y mucho dolor», reconoció Santi. Un joven aficionado de Paterna que recuperó la sonrisa al recordar que en el viaje en metro sintió emoción al ver que en cada parada se unía un grupo de valencianistas camino de la marcha. «La sensación era la de un día de partido», acertó a titular.
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El baile de cifras en estos casos es lo menos importante. ¿El sentimiento se mide en un número? Fuentes policiales cifraron la asistencia en 4.000 y la organización en unos 6.000 personas. Miles de valencianistas clamando contra la gestión de Meriton. La mascarilla fue el accesorio que unió a todos ellos. La distancia de seguridad, en momentos de la marcha, sí que fue un dolor de cabeza. Cierto es que cuando se estrechaba eran muchos los que optaban por salirse a los laterales. «Sí, vamos muy juntos pero también en el metro para ir a clase y nadie dice nada», le decía un chaval con camiseta de Parejo a otro con una segunda piel de Gayà. Puntos de vista.
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A la manifestación le costó una media hora más de lo previsto emprender la marcha por la gran cantidad de gente en la fuente original del cauce humano. Los primeros cánticos, con el ¡Peter vete ya! como número uno en ventas, y las pancartas variadas (una de ellas con algo de sátira fallera que decía Lim BotarATE, en referencia a la actuación urbanística incumplida por Meriton). Faltarían folios para reflejar todas las historias de la marcha cívica que todos los presenten tienen claro que es el inicio de la cuenta atrás de Meriton en el Valencia. Padres, hijos, nietos, abuelos, amigos... mezclados en una paleta cromática de camisetas de distintos colores y épocas (de las más recientes a artículos vintage con publicidades de Ford, Unibet o Valencia Experience).
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El latido de Ultimes Vesprades a Mestalla puede ser un buen resumen para el resto, con su pancarta con foto de Arturo Tuzón y una de sus legendarias frases: «El Valencia Club de Fútbol será lo que los valencianos quieran». La portaba uno de ellos, Jesús Roig Sena: «Estoy aquí por mi abuelo y mi padre, que son los que me inculcaron la pasión del Valencia. Ellos no pueden estar y estoy en su representación, de mis hijos y de mis futuros nietos. Estoy por Milego, por Medina, por Peris, por Jaume Ortí y por Jorge Iranzo que estaría aquí llevando conmigo esta pancarta». Imposible no emocionarse con sólo escribirlo. «El futur es nostre», rezó la pancarta de la cabecera de Curva Nord. «Tú negocio, nuestro sentimiento», la de Libertad VCF. El Valencia publicó un tuit terminada la marcha. «Entendemos vuestro descontento. Podemos y debemos hacerlo mejor. Comenzando por mañana en casa, en Mestalla. Seguiremos trabajando para mejorar ahora, mañana y dentro de muchos años. Juntos lo podemos lograr. AMUNT!», lo leyó un chaval en su móvil. «No se enteran de nada», sentenció.
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