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A nadie se le escapa que el comportamiento de Vinicius en los terrenos de juego deja mucho que desear. El talento del jugador del Real ... Madrid se ve constantemente difuminado por su personalidad. En el partido de Mestalla, el jugador, que se sabía en el punto de mira del planeta de fútbol, y también de una productora que le está realizando un documental y cuyo acceso al estadio blanquinegro le fue denegado por parte del club, provocó a la grada en sus dos goles. Unos gestos que no fueron castigados por parte del árbitro, Gil Manzano, tal y como marca el reglamento.
En el primer gol, al filo del descanso y que recortaba distancias ante los dos tantos del Valencia (2-1), Vinicius, entró dentro de la portería para coger el balón mientras miraba fijamente a la grada donde se ubicaban los aficionados que expulsó Mestalla la temporada pasada por los cánticos racistas contra el delantero. Posteriormente, con el esférico en la mano levantó el puño en el gesto que se viralizó con motivo del movimiento Black Lives Matter dirigiéndose de nuevo al mismo lugar.
Tras el descanso, en el segundo tanto del partido en su cuenta particular se dirigió a gran parte de la grada señalándose los oídos, señalando su nombre en la espalda, entre otro repertorio típico del futbolista. Unos gestos que recibieron el reproche no sólo de la grada y de los jugadores del Valencia, también de sus propios compañeros quienes le pidieron que se calmase y que tuviese «cabeza».
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