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En el Valencia se ha convertido ya en una norma no escrita por un lado quitarse el muerto de encima y por otro saber que cualquiera que pase por el cargo de presidente sabe que tarde o temprano va a terminar desfilando por los juzgados ... . Incluso años después de haber sido dirigente y por diferentes motivos. Aun así, siempre que un expresidente acude a la Ciudad de la Justicia se levanta un revuelo considerable y más si el que cumple con ese trance y como demandado es Amadeo Salvo, y si encima en la misma causa civil está implicado Aurelio Martínez pues el pack es casi premium, teniendo en cuenta además cómo está hoy por hoy el club.
El que fuera presidente del Valencia en 2014, el año de la venta a Meriton, y el que por entonces era presidente de la Fundación coincidieron esta vez no sólo en su condición de demandados (se les reclama 1.900 euros, 950 por daño moral y otros 950 por daño económico) sino también en el argumento de sus manifestaciones. Tanto Salvo como Martínez señalan sin complejos a Meriton como responsable de incumplir su promesa –verbal, nunca firmado– de terminar el nuevo Mestalla antes de 2019 y además niegan absolutamente que ejercieran cualquier tipo de presión o coacción a los patronos que hace nueve años y en votación eligieron la opción de Peter Lim como la idónea para convertirlo en dueño del Valencia.
En un juicio cuya argumentación fue superada posiblemente por la propia expectación –insultos en la calle para los demandados incluidos–, los dos exdirigentes ventilaron en apenas unos minutos toda su responsabilidad sobre los hechos sobre los que una y otra vez el abogado de los cinco accionistas demandantes construyó su objetivo: la promesa de acabar el nuevo estadio antes de 2019; la reducción de la deuda a 28 millones en cinco años («cuando estaba frisando los 400 millones»); la etiqueta casi permanente para el Valencia de equipo Champions cuando ahora está a punto de bajar a Segunda; la operación inmobiliaria con el viejo Mestalla de 150 millones de euros que cubriría Lim en caso de no haber comprador, y el préstamo de otros 200 millones de euros sin intereses para dar el oxígeno necesario al propio club.
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Juan Carlos Valldecabres
El primero en declarar, y tras casi dos horas de preliminares en pruebas documentales y testificales, fue Salvo. Voz firme y más audible que la posterior de Aurelio Martínez. El tiroteo del abogado de la parte demandante resultó infinitamente más breve de lo esperado. El expresidente y actual máximo responsable del Ibiza, se puede decir, salió casi indemne. Venía con la lección bien estudiada. ¿Por qué defendió que Meriton iba a hacer lo del estadio, el equipo Champions, etc, etc? «Meriton era la única propuesta de las ofertas que se presentaron, la única que nuestro asesor Pricewatherhouse decía que era la mejor. Es aprobada por los patronos. Nos ateníamos a un informe de la consultora. Lo del equipo Champions, en 2014 ya con Peter Lim desde octubre se consiguieron 77 puntos, récord de la historia Valencia, con una plantilla de las más valoradas. Si usted lee las únicas declaraciones que hizo Lim, dijo que iban a apostar por reforzar al club. Eso lo dice el máximo accionista, no yo. Se hace récord de puntos y con una plantilla de gran futuro, otra cosa es lo que ocurrió después».
Y luego, lo del estadio aún sin hacer, un tema que sigue hoy en día en boca de todos porque cuando no es por una cosa es por otra «Meriton, como máximo accionista, se compromete a terminar el estadio en 2019. Pero el que tiene que construir el estadio no es Meriton, es el Valencia. El que tiene que pagar el estadio es el Valencia, usted –en referencia al abogado– está confundiendo a la gente. Hay un documento donde se recoge que es el Valencia, no Meriton».
En el turno de preguntas de la defensa, en el que los dos letrados (Paco Blasco y Juan Carlos Monzó) cosieron sus discursos, Salvo se permitió la licencia de recordar los motivos que provocaron la necesidad de vender el club: «Se anunció que las acciones del Valencia se iban transmitir, forzados por el acreedor, Bankia, y se presentaron seis ofertantes de los cuales cinco fueron admitidos. Fue una oferta pública. La propuesta era liquidar los 94 millones de deuda que había –de la Fundación–, más otros seis en variables. Se pagarían hasta que se solucionase el tema de la multa de la UE. Intentamos –en el Patronato– ser lo más transparentes posibles, se creó una comisión gestora. Se evaluó el potencial de cada oferta y nuestro asesor –PwC– fue el que nos preparó un informe. Los 22 patronos por unanimidad decidimos aceptar la propuesta de Meriton».
Blasco –abogado de Aurelio Martínez– preguntó directo consciente de la jugada que tenía en la mano: '¿Coaccionó a los patronos?' «En absoluto, los patronos decidieron por un informe de una empresa que no tenía conflicto con Bankia, ni con el IVF ni con el Valencia. El informe era contundente y demoledor».
A Aurelio Martínez le dedicaron más tiempo, tanto Jaime Navarro –letrado de los demandantes– como Blasco y hasta el mismo juez (David Gericó Sobrevela). «La propuesta de Price fue la de Meriton y fue aceptada por unanimidad. Y esta decisión fue aceptada por CSD, Protectorado… Si dije eso –lo de la aspiración europea– me pasé. Y eran 540 millones de deuda. Lo de acabar el estadio lo dijo un señor de Meriton. Soy una persona prudente. Eso de que vamos a ganar la Champions y vamos a clasificarnos… Yo no era el vendedor, era la Fundación».
Del famoso informe de Mariano Durán –que rechazaba la propuesta de Meriton–, Aurelio no tuvo el menor rubor en confesar que «nos llegó tarde, fue un poco inútil por la fecha que nos llegó» y añadió después «hice lo que humanamente pude».
Fue lo que duró la vista. Varias decenas de periodistas se acreditaron lo que hizo que el juzgado de Primera Instancia número 22 se trasladara a una sala más grande.
Entre los asistentes estuvo prestando atención –destacaba cada inntervención del juez– Martín Queralt, presidente de De Torino a Mestalla.
Los miembros de Libertad VCF se hicieron notar fuera y dentro de la sala. En concreto, por el cabreo que cogió David Núñez cuando Isidro López contestó que «no recuerdo que dijeran esas cosas», en referencia a lo que Salvo y Aurelio pudieron decir al patronato sobre las promesas de Meriton.
El juez consideró que no hacía falta que testificara Peter Lim como pedían los demandantes. «No reside en España. Habría que haberlo hecho por otra vía, comisión rogatoria. Se hubiera prolongado en meses y no se justifica».
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