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Minuto 89, la eliminatoria está más que resuelta, el Eldense mueve rápido el balón y hace que la defensa valencianista retroceda sin mucho orden, ... a Corberán casi se le atraganta el agua que estaba bebiendo en ese momento. El botellín sale volando con rabia. Al técnico no le ha gustado ni el descontrol en el intento de circulación ni la llamada a retaguardia de los suyos. La cosa no va a mayores. Pero es el final de un incómodo episodio copero ante un Segunda que para el de Cheste ha sido como una clase de repaso intensiva de la que ha salido con cierta dignidad airoso. Dato mata relato. El Valencia está en octavos, no se ha pegado ningún tiro en el pie y casi andando ha pasado el apuro que siempre supone este tipo de desafíos. No hay motivo para disgustarse, que la Liga ya de por sí para el Valencia es un problema y de los gordos. Corberán ya sabe al menos lo que es ganar con su nuevo equipo. Eso sí, como no se atempere un poco le va a dar algo en los angustiosos meses que hay por delante todavía, No para. Sus cuerdas vocales son el fiel reflejo de la intensidad que pone en ese intento de remediar lo que para algunos parece irremediable. El Valencia tiene todavía mucho que corregirse asimismo. Por eso el de Cheste es puro nervio en su área técnica. No tiene nada que envidiar a Simeone y a veces sólo le hace falta dar un paso adelante y pegarle al balón. Su repertorio de gritos, indicaciones, gestos y posturas es amplio. Señal al parecer de que el grupo de jugadores que dirige está todavía en clara fase de aprendizaje. En poco más de una semana de trabajo es difícil que los futbolistas entiendan lo que realmente quiere de ellos. Contra el Real Madrid y solo en el primero tiempo se vio un equipo con mucho descaro, con una alta intensidad y con una fluidez en el juego más que interesante. Nada que ver con lo que ocurrió este martes en Elda. Quizás por eso el esfuerzo de Corberán en instruir a la tropa, desde el minuto uno hasta el noventa. Y sin excepciones. A Dimitrievski pidiéndole calma, acompañando a Foulquier en la carrera por la banda, insistiendo en los despistes de Jesús Vázquez, en la colocación de Guillamón, corrigiéndole a Pepelu, en el cruce de Javi Guerra y Diego López en los saques de banda, en los apoyos de Hugo Duro...
No cabe duda y viendo la ausencia de canteranos en el transcurso del partido, que Corberán exprimió el reto copero para continuar adoctrinando a su gente. Todo se ve con mejor perspectiva con ese 0-2 final que evitó otro disgusto más a los que ya se arrastran desde que comenzara la competición en verano. Con dos zarpazos fue más que suficiente para dejar las cosas en su sitio y eliminar las dudas que pudieran generarse teniendo que este tipo de trances pueden reparar siempre sorpresas desagradables. Eldense y Valencia están hoy por hoy con problemas similares de más enjundia. Y eso quedó más que patente por lo que se vio sobre el terreno de juego. La brillantez del juego no fue ni mucho menos una de las grandes características de este partido. Lo más elevado en cuanto a nivel fue el golpeo de Canós para hacer el primer tanto. Desde la frontal y tras servicio de Diego López, el balón se coló irremediablemente en la portería local haciendo pensar que el Valencia iba a cortar en trocitos al equipo de Dani Ponz. Nada más lejos de la realidad, porque el Eldense puso bastantes ganas al menos en ese primer tiempo y a pesar de ir ya con el marcador en contra tan pronto. Pudo empatar en una rápida acción por el lado de Jesús Vázquez que Collado acabó golpeando fuera por muy poco. Parece que todos saben que ese flanco izquierdo es hoy por hoy uno de los agujeros que tiene el Valencia.
Pero como siempre suele pasar, cuando más apretaba el Eldense y más alegre estaba la afición pensando que al menos podía haber algo de emoción, llegó la sentencia. Un centro larguísimo de Jesús Vázquez y Diego López la engancha cuando ya parecía que se iba a perder por la línea de fondo. En cuanto a juego, de cara al espectador, sobró todo lo demás. El Valencia jugó casi al ralentí, cumpliendo con mínimos y sin que Pepelu, Guillamón y Javi Guerra tuvieran muy claro cómo sumarse entre sí. De los tres, el que estaba bajo el foco era Hugo Guillamón, por lo que ocurrió contra el Madrid. Volvió a tener un par de entregas fallidas, pero dentro de algunos parámetros normales. Eso sí, en la grada más de uno y con mala intención se acordaba a voz en grito de lo que pasó en Mestalla el otro día.
El tono gris continuó en la segunda mitad, solo alterado por un par de pases con mucha inteligencia de Almeida y las ganas de Sadiq en su estreno. El delantero se estrenó con el Valencia y demostró en esa media hora que viene dispuesto a pelearle el sitio a Hugo Duro. Poderosa zancada y con el objetivo claro de reivindicarse tras esos largos meses en los que no acabó de engancharse a la Real Sociedad. Prácticamente en su segundo contacto con el balón no se lo pensó dos veces y le pegó fuerte a portería, aunque con el guardameta bien colocado. Lo intentó un par de veces más y hasta hubiera marcado si Diego López hubiera sido más generoso en la acción del cara a cara con el portero. Sadiq estaba completamente solo. Corberán vio resignado la jugada y casi le da un patatús. La Copa ahora sí va más en serio.
CD Eldense: Dani Martín, Iñigo Pina, Monsalve, Fran Gámez, Marc Mateu, Ortuño, Jorquera (Bouzaidi, 75'), Bernal (Timor, 58'), Collado (Quintana, 58'), J. Ortuño (Masca, 58') y Víctor García (Romero, 84').
Valencia: Dimitrievski, Foulquier, Tárrega, Mosquera, J. Vázquez, Pepelu, Guillamón (Barrenechea, 58'), Canós (Valera, 85'), Diego López (Rioja, 70'), Javi Guerra (Almeida, 58') y Hugo Duro (Sadiq, 58').
Goles: 0-1, Canós (9'). 0-2, Diego López (38').
Árbitro: Cuadra Fernández (C. Madrileño). Mostró cartulina amarilla a Piña, Collado, Dimitrievski y Hugo Guillamón.
Incidencias: No se llenó. Unos 5.032 espectadores en el nuevo estadio Pepico Amat.
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