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El oscuro mercado de los minerales estratégicos: aquí se disputa el dominio del mundo

El gran juego entre China y EE.UU.

El oscuro mercado de los minerales estratégicos: aquí se disputa el dominio del mundo

La piedra que ves ahí arriba se llama terbio. Está en tu móvil, en los radares, en los misiles, en los coches eléctricos... China y EE.UU. se disputan su control y el de otros minerales estratégicos que se negocian en la Bolsa de Metales de Londres, donde los corredores, sentados en los míticos sofás rojos, tienen un breve lapso de histeria para levantarse y gritar sus órdenes. Quien domine estos minerales dominará el planeta.

Viernes, 03 de Marzo 2023

Tiempo de lectura: 10 min

Es un óxido que se obtiene de un 'pedrusco' plateado. Y sus asombrosas cualidades están a la altura de lo que el escritor de ciencia ficción Arthur C. Clarke esperaba del futuro: «Cualquier tecnología avanzada es indistinguible de la magia». El terbio es vital para la transición energética: se utiliza en la fabricación de los imanes que llevan los motores de los coches eléctricos y en los catalizadores para filtrar los gases que salen de los tubos de escape. Basta una pizca, pues funciona como una especia que potencia las cualidades de otros metales y les arranca notas insospechadas. Es multiusos: lo llevan los discos duros, las pantallas planas, las lámparas led, los aparatos de rayos X de los hospitales… Y también es esencial para la guerra moderna: forma parte de los visores nocturnos, de los sistemas de guiado de misiles; de los equipos de radar, del mecanismo de disparo que permite a los tanques Abrams hacer blanco a 35 kilómetros…

Sin embargo, el terbio es un perfecto desconocido para el gran público. Fue descubierto en Suecia en 1843 y los científicos se pasaron más de un siglo buscándole alguna utilidad, hasta que en los años noventa se percataron de que salpimentando los cedés con este polvillo se podían borrar y regrabar.

Durante décadas, las tierras raras sirvieron como piedras de mechero y poco más. Hasta que en los sesenta propiciaron la televisión en color

Ocupa el puesto 65 en la tabla periódica de elementos, donde hubo que hacerle sitio, junto al resto de las 17 tierras raras, que no son tierras ni son raras, sino residuos metálicos, desperdicios de otras minerías, como la del hierro, cuya propiedad más evidente es que sueltan chispas. Durante décadas sirvieron como piedras de mechero, tubos fluorescentes y poco más. Hasta que en los años sesenta propiciaron la invención de la televisión en color. A partir de entonces no han dejado de combinarse con otros minerales. Si usted maneja la pantalla táctil de su móvil con un dedo es gracias a ellas.

El terbio es la más cara. Y su cotización se ha disparado. Desde enero de 2020 se ha multiplicado por cinco y ronda los 4000 dólares por kilo. La fiebre actual es una consecuencia de la falta de suministros y del pulso por la hegemonía mundial en el que están enzarzados China y Estados Unidos; y se ha traducido en una escalada de precios. El del disprosio, que se utiliza en láseres y reactores nucleares, casi se ha duplicado y ya se paga a 615 dólares el kilo; el neodimio, que llevan desde teléfonos inteligentes a prótesis dentales, se ha triplicado y se cotiza a 211 dólares; el praseodimio, presente en motores de avión, cuesta 195 dólares… Lo curioso es que solo una de estas sustancias es escasa: el prometio, procedente de la fusión del uranio y de vida efímera; apenas hay un kilo en todo el planeta. Las demás se encuentran en la corteza terrestre, mezcladas con otras muchas. Pero aislarlas y purificarlas es complicado y muy contaminante.

El 40 por ciento de las tierras raras se negocia en el mercado negro. Se venden incluso por gramos y caben en un maletín

¿Pero por qué esta obsesión por las tierras raras? ¿Por qué Europa, Estados Unidos y Japón se han lanzado a buscar nuevos yacimientos? ¿Por qué los geólogos surcoreanos colaboran con sus archienemigos del norte en la exploración de nuevas minas? ¿Por qué hay compañías mineras canadienses y australianas que les han echado el ojo a los depósitos vírgenes españoles en La Mancha, Galicia, Asturias y Canarias, y recurren a la Justicia ante la oposición de ecologistas y vecinos, temerosos de las consecuencias medioambientales si se les concede permiso para explotarlas?

La respuesta es que de ellas depende el progreso tecnológico: tanto a corto plazo (telecomunicaciones, centros de datos, inteligencia artificial…) como a largo, desde la computación cuántica a la fusión nuclear. Y la descarbonización tampoco sería posible, pues están en las turbinas eólicas y en los paneles solares. «Si faltasen, retrocederíamos a 1960», sentencia Ricardo Prego, químico e investigador del CSIC, que colabora con el Instituto Español de Estudios Estratégicos, del Ministerio de Defensa. Pero lo raro de verdad no son las tierras, sino el negocio y el gran juego que se ha desatado en torno a ellas. Toma nota.


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China movió ficha primero y tiene el monopolio

China empezó a interesarse por las tierras raras allá por 1976, cuando el entonces líder, Deng Xiaoping, anunció un plan para modernizar la economía con el objetivo de alcanzar la supremacía mundial en 2025. No pretendía monopolizar el mercado, solo asegurarse su propio abastecimiento, para lo que abrió minas y, además, empezó a comprar concentrado de mineral a otros países. También atrajo a compañías extranjeras con bajos salarios y haciendo la vista gorda en los temas de contaminación y seguridad laboral. Estados Unidos tenía entonces la mayor mina del mundo, en Mountain Pass (California), pero daba problemas de fugas radiactivas y la cerró. Y aceptó encantado que China hiciera el trabajo sucio. También Europa, que desmanteló lo que tenía y se acostumbró a importar barato. Ojos que no ven…

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El filón chino. La mina a cielo abierto de Baitou otorgó a China el dominio. Es un depósito con unas reservas de 1500 millones de toneladas de hierro, de los que 48 millones son tierras raras. China controla el 70 por ciento de la producción mundial y el 90 por ciento del refinado. |Getty Images
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China también domina un grifo que abre y cierra a voluntad

«China no solo controla las minas tanto en su territorio como fuera. Ha ido sumando valor. También domina el procesamiento y refinado del mineral, la fabricación de motores e imanes para la industria… También lidera la investigación y posee las patentes», explica Prego. Pero hasta hace unos años las tierras raras no era un negocio que llamara la atención. Nadie se percató del poder estratégico que China había acumulado hasta 2009, cuando un incidente entre un pesquero chino y un guardacostas japonés derivó en una crisis diplomática. China decretó un embargo no oficial de tierras raras a Japón, cuyas industrias electrónica y automovilística entraron en pánico. Desde entonces, China ha impuesto cupos a las exportaciones para presionar a otros países, aunque deje de ganar dinero. Jugó esta carta en 2019, cuando Estados Unidos acusó a la empresa de telefonía Huawei de espiar para el Gobierno chino.

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Europa tiene yacimientos de sobra, pero no los explota

Hay 76 depósitos de tierras raras en Europa, pero no se explota ninguno. Por eso, cuando en enero la compañía minera LKAB –propiedad del Gobierno sueco– descubrió en Kiruna (Suecia) un nuevo y gigantesco yacimiento que le garantizaría la autosuficiencia, casi se pudo oír un suspiro de alivio en los despachos de Bruselas. Pasadas las semanas, sin embargo, los expertos han rebajado la euforia. «Harán falta al menos diez años para que se pueda extraer mineral. Y eso es solo el principio. Hay que montar una industria, formar a los trabajadores, investigar aplicaciones… En definitiva, hay que hacer todo lo que ha hecho China en los últimos cincuenta años, con el agravante de que aquí se cerraron las explotaciones, se jubiló a los mineros, quedan pocos científicos que se dediquen a esto y la minería está estigmatizada por los desastres medioambientales que provocaba», comenta Prego.

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El mercado legal es casi tan opaco como el ilegal

Las tierras raras las integran 17 metales. Pero, a pesar de su número, son solo la punta del iceberg. Juntas forman un único grupo dentro de los 30 minerales estratégicos para el desarrollo de la alta tecnología, que ha establecido la Unión Europea. La mayoría de estos minerales críticos se negocia públicamente en la Bolsa de Metales de Londres; entre ellos, el níquel, el aluminio, el platino y el cobre... No así las tierras raras, aunque con ellas se espolvorean, como levadura en la masa de pan antes de meterlo al horno, las aleaciones de estos metales, confiriéndoles propiedades portentosas.

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De Suecia a la Luna. Los suecos han encontrado el mayor yacimiento de la Unión Europea. También hay tierras raras en Campo de Montiel (Ciudad Real). Y la fiebre es tal que se buscan en Groenlandia y hay compañías dispuestas a explotar la minería lunar y el cinturón de asteroides. |AGE

Los precios de las tierras raras no son fácilmente accesibles y muchas transacciones se hacen discretamente entre comprador y vendedor. «En 2021, China fusionó tres compañías mineras para fortalecer su posición. El resultado ha sido la creación de una empresa estatal. Con esta decisión, Pekín evita la compra de acciones por parte de entidades extranjeras», expone el coronel Pedro Baños, autor de La encrucijada mundial (Ariel). Por el contrario, China participa en numerosas compañías foráneas, incluida la mina estadounidense de Mountain Pass, que reabrió para venderle toda su producción.

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El que no puede importar recurre al contrabando

Los metales se venden por toneladas. Hace un año, el precio del níquel se disparó un 250 por ciento y superó los 100.000 dólares, lo que obligó a suspender la cotización. Pero las tierras raras se negocian por kilos o incluso gramos, así que es fácil transportarlas en un maletín o una mochila. Los analistas calculan que el mercado negro puede llegar al 40 por ciento del total. La principal ruta del contrabando se extiende a lo largo de la frontera entre China y Birmania y se ha incrementado desde el golpe de Estado de 2021, según Global Witness. «Son explotaciones clandestinas que contaminan los ríos, controladas por milicias y explotadas por inversores chinos, que extraen el mineral y lo transportan sin procesar. La comunidad internacional impone sanciones al régimen militar, pero compañías occidentales se pueden estar beneficiando».

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La ecuación imposibleLas tierras raras están en productos electrónicos, neveras, bicicletas... También en la industria militar y en los hospitales. Son imprescindibles para la transición energética, pero extraerlas contamina. La oposición vecinal ha impedido que se abran minas en España.
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Había reservas para 900 años, pero van a faltar

Las reservas de tierras raras se consideraban suficientes para casi un milenio, pero la demanda está creciendo al 8 por ciento anual. Y se va a disparar. El Banco Mundial estima que la demanda de los minerales necesarios para las baterías de los coches eléctricos –que además de tierras raras necesitan litio, cobalto y níquel– puede ser superior al 1000 por ciento de aquí a 2050. Por algo al litio se lo llama 'oro blanco'. El segundo mayor yacimiento europeo está en Cáceres, pero el Ayuntamiento se opone a su explotación. México acaba de nacionalizar sus minas. Y algunos fabricantes de automóviles se plantean crear filiales mineras por la escasez. Otros expertos apuntan a que no habría tanta urgencia si se reciclara más. Un exdirectivo de Tesla, J. B. Straubel, ha montado una empresa que se dedica a recoger aparatos electrónicos para recuperar sus minerales críticos. Los estadounidenses tiran cada año 150 millones de móviles a la basura, que contienen litio, cobalto y grafito.

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El nuevo el dorado

La carrera por encontrar nuevos yacimientos se ha desatado, de preferencia en lugares remotos. Compañías de Estados Unidos, Canadá, Australia y un consorcio chino buscan en el Ártico. Europa también, aprovechando que Groenlandia tiene un estatus especial como territorio de Dinamarca, pero los groenlandeses están divididos entre los que ven la minería como un maná y los que la consideran una amenaza para la pesca, su sustento. Japón está investigando cómo extraer el mineral a miles de metros de profundidad bajo el mar. Mientras tanto, la compañía nipona Toyota, que fue pionera en el coche híbrido, ha optado por ir con cautela en el desarrollo de nuevos modelos eléctricos por la incertidumbre de la geopolítica. No hay fronteras. El renovado interés por la Luna, con misiones de Estados Unidos, la India, Japón, China y Corea, no esconde la codicia por sus recursos minerales.

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Los residuos radiactivos de las energías verdes

«¿No existe una trágica ironía en el hecho de que la contaminación no emitida en las ciudades gracias a los coches eléctricos sea simplemente desplazada hacia las zonas mineras?», se pregunta el analista francés Guillaume Pitron. Algunos de estos residuos, como el torio, son radiactivos. Pero una nueva generación de físicos e ingenieros estima que en el problema está la solución.

Sin estos minerales volveríamos a los años sesenta. China domina el mercado, el procesamiento y la investigación

«El torio podría ser un subproducto rentable, aunque se considera la pesadilla de muchas operaciones mineras y actualmente carece de valor», apunta Prego. ¿Cómo? «La generación de energía eléctrica en centrales nucleares utiliza uranio, elección que convenía a los militares porque se generaba plutonio para los arsenales atómicos. Y se abandonó la opción del torio, que se probó con éxito en los años sesenta, es mucho menos peligroso y no necesita grandes cúpulas. Además, hay tres veces más reservas de torio que de uranio».


Tierras raras, el polvo del futuro

BASTA CON ESPOLVOREAR UNA PIZCA DE TIERRAS RARAS EN OTROS MINERALES PARA LOGRAR QUE TENGAN CUALIDADES INSOSPECHADAS.

 

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Coche eléctrico: Neodimio, disprosio, lantano, cerio, praseodimio, terbio, itrio // 1-5 kg
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Raqueta de tenis: Cerio, lantano, praseodimio // 0,2 kg
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Paneles solares: Neodimio, disprosio, lantano, cerio, praseodimio, terbio, itrio // 0,5-1,5 kg
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Pantalla TV: Europio, terbio // 0,1-0,5 kg
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Dron:  Neodimio, disprosio, lantano, cerio, praseodimio, terbio // 0,25 kg
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Teléfono móvil:  Neodimio, disprosio, cerio, lantano, praseodimio, gadolinio, terbio, itrio // 0,015 kg
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Molino eólico:  Neodimio, disprosio, lantano, cerio, praseodimio, terbio, itrio // 600 kg