Urgente Óscar Puente anuncia un AVE regional que unirá toda la Comunitat en 2027
irene marsilla

Una casa en El Vedat inspirada en la antigua Roma

CASAS QUE HABLAN ·

Un unifamiliar en la urbanización de Torrent recrea el tipo de confort doméstico y las soluciones de vivienda que hicieron célebre a la cultura romana

Jorge Alacid

Valencia

Jueves, 28 de julio 2022, 00:47

También puedes escuchar este artículo locutado por su autor, Jorge Alacid:

Publicidad

Calidez. La palabra que más se escucha entre estas cuatro paredes es calidez. La armoniosa ocupación de los espacios, el confort que segrega una proporcionada distribución de las estancias que gravitan en torno a ... un patio inspirado en la arquitectura doméstica de la antigua Roma, o el sugerente diálogo entre exterior e interior presente en cada rincón de la parcela se explican según ese sustantivo: calidez. Lo subraya Jaime, afortunado ocupante de esta máquina de habitar ubicada en un apartado rincón de El Vedat, la urbanización de unifamiliares alojada a las afueras de Torrent. Y hace suya la idea el arquitecto Fran Silvestre, presente durante la visita y autor de este proyecto que nace de una pretensión de su estudio bastante radical: ser capaces de alumbrar proyectos de alta costura arquitectónica pero sin descuidar el prêt-à-porter. 

Un prêt-à-porter de lujo, porque nos encontramos ante una pieza arquitectónica de altísima calidad que Silvestre y su equipo ejecutan según una serie de pautas que garantizan precios más mundanos que de costumbre. Y Jaime corrobora lo contenido de la tarifa, mientras pasea por la parcela: 1.200 metros cuadrados de solar, jalonados por una secuencia de imponentes pinos y otras especies arbóreas que aseguran también, como esa apelación a los principios constructivos de los antiguos romanos, una adaptación contemporánea a la vieja aspiración de la arquitectura: sostenibilidad, palabra fetiche. Que aquí se cumple de forma minuciosa, sistemática, el adjetivo que ayuda a entender esta casa como perteneciente a un linaje de ocho construcciones hermanas donde Silvestre ha depositado todo su talento y todo su ingenio. Una serie de viviendas prototípicas que se ofrecen al cliente según la misma lógica que opera por ejemplo en el mundo del motor: como si el interesado ingresara en un concesionario de coches y pudiera elegir su modelo a la carta, para adecuarlo luego a sus necesidades.

Un sistema de edificación revolucionario que, en realidad, tiene una explicación sencilla, como ocurre con casi todas las revoluciones, al menos con las exitosas: nacer alumbradas por el sentido común. «Queremos democratizar el diseño y la arquitectura», explica Silvestre. A su lado, Jaime asiente. «Pensar más en productos que en servicios te hace alejarte de la idea principal, la de procurar la satisfacción de quien vaya a habitar la casa», prosigue el arquitecto, feliz con esta faceta experimental de su trabajo que consiste en enseñar sus casas «igual que cuando te ofrecen probar un coche», por continuar con la metáfora automovilística. Un espíritu innovador que se refleja en otro elemento de acusado protagonismo en la vivienda: su capacidad de adaptación al terreno, que aprovecha inteligentemente el desnivel del solar para salvar la inclinación natural, situar en ese espacio la elegante piscina y emplazar la vivienda en la posición central de la parcela.

Publicidad

Se trata de una mansión en forma de caja que funciona a partir de la comunicación entre los dos cuerpos ubicados a cada orilla del patio de inspiración romana. Ventilación garantizada, desbordante luz («De mayo a octubre no tienes ni que encender la luz», se maravilla Jaime) y un frescor inherente que se beneficia de la vegetación circundante («Esta casa es como una sombrilla gigante, con un mantenimiento mínimo», añade) y de la astuta orientación hacia el mediodía: los padres fundadores de la arquitectura estarían orgullosos de esta pieza, que tiene un aire de creación 'land art' y que proporciona a su habitante el tipo de placidez que buscaba.

Un ameno confort diseminado entre las tres salas estanciales (un salón propiamente dicho, una sala anexa donde triunfa el aparato de televisión y otra aledaña, que su ocupante llama «comodín), más cinco dormitorios, cuatro baños y una cocina con salida a la terraza exterior que se reparten los casi 300 metros cuadrados construidos, manteniendo siempre, en cada estancia, la fidelidad a las máximas con que fue ideada la vivienda: beneficiarse de la naturaleza que la rodea. Y, de paso, aprovecharse del concepto que prevaleció en su edificación: la pretensión de otorgar un carácter «científico», como apunta Silvestre, al concepto global de construcción. «Esta casa demuestra», concluye, «que se puede construir una casa a mejor precio mediante el uso inteligente de prototipos, porque cantidad y calidad no tienen que ir disociadas. Al revés. Si hacemos mil veces una cosa, la acabamos haciendo mejor».

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Empieza febrero de la mejor forma y suscríbete por menos de 5€

Publicidad