Jaime Sosa, residente del colegio, durante un descanso entre clases. irene marsilla

«A la mayoría de residentes nos da vergüenza lo que ha pasado»

La policía identifica a los participantes en la fiesta del Galileo Galilei, donde ya ha terminado el confinamiento para casi todos los alumnos

Martes, 13 de octubre 2020

La gran mayoría de los 650 residentes del colegio mayor Galileo Galilei, epicentro del mayor brote de la Comunitat, son libres desde ayer para salir de las instalaciones tras el fin del confinamiento ordenado por Sanidad. La excepción son el medio centenar de jóvenes que seguirán aislados debido a que los test rápidos realizados el lunes por decisión de la empresa gestora dieron resultados positivos.

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Durante la mañana fueron varios los usuarios que aprovecharon para hacer recados, quedar con otra gente o ir a clase. Y algún grupo salió cargado de maletas para trasladarse a casa. «Hemos bajado al supermercado para comprar cosas para la habitación y respirar al aire libre», decía Pedro García, estudiante de la UPV, que iba acompañado de Julio Cañaveras. Los dos coincidieron en censurar la fiesta ibicenca, no autorizada, que está en el centro de todas las miradas como factor de contagio, aunque preguntados por si existe propósito de enmienda entre los usuarios, Julio dijo que «algunos aprenderán de los fallos y otros seguirán en su línea».

Pocos fueron los alumnos que quisieron atender a los medios, sabedores de que han sido diana de las críticas en redes sociales, de políticos y de otros universitarios, sin distinciones entre justos (los que nada supieron de la fiesta) y pecadores (algo menos del centenar que irresponsablemente la disfrutaron).

Sí habló Jaime Sosa, estudiante de Derecho y Ciencias Políticas de la Universitat de València durante su tiempo de descanso entre clase y clase. No estuvo en la reunión, ni tampoco una amiga con la que ha tenido contacto y que ha dado positivo en el último test rápido. «Se tiene que quedar confinada varios días más y está un poco fastidiada», dijo. También relató que hay más seguridad y que se ha respetado el confinamiento y describió las aglomeraciones que se producían en el comedor a finales de septiembre, con todo el alumnado ya incorporado.

«No sé cómo me habría puesto yo si me hubieran quitado las clases por una fiesta ibicenca en un colegio mayor, así que entiendo que la gente esté enfadada», añadió, en referencia a las pintadas aparecidas en la zona. Eso sí, se mostró convencido de que «no va a volver a suceder porque nadie quiere pasar de nuevo por esto». «Nos tiene manía casi toda Valencia y creo que yo también me la tendría», señaló gráficamente antes de mostrarse contundente: «A la mayoría nos da vergüenza lo que ha pasado».

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Del colegio a casa

Poco antes de las doce salieron tres compañeros de Orihuela que aprovecharon el fin de su confinamiento para cambiar de aires. «Muchos estudiantes nos vamos a nuestras casas una semana como mínimo», dijo Melisa Escolano. En el grupo también estaba Mónica Medrano, que trató de contextualizar lo sucedido. «Nosotros no estábamos en la residencia, pero si hubiéramos estado habríamos ido a la fiesta, pero es cierto que no hubo control ni se tomaron medidas. Pero en todas partes se han hecho fiestas, en pisos y en otras residencias», defendió.

Por otro lado, la Policía de la Generalitat ha logrado ya identificar a los participantes en la fiesta. De momento, ha tomado declaración a los responsables del colegio y al personal. El siguiente paso en la investigación, que se espera acelerar esta semana, es entrevistar a los estudiantes. Queda por aclarar las posibles responsabilidades con nombres y apellidos, establecer la gravedad de la infracción detectada en cada caso y fijar las propuestas concretas de sanción por no respetar las medidas de seguridad ante la pandemia.

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