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Los bomberos luchan contra el avance de las llamas. Consorci Provincial de Bombers de Castelló

«El fuego se ha quedado a unos 20 metros de la Cueva Santa»

Altura sofoca el incendio que cercaba su santuario pero advierte de que el riesgo aún persiste en la zona

Manuel García y Álex Serrano

Alzira | Valencia

Viernes, 19 de agosto 2022, 00:06

A la Virgen de la Cueva Santa, en el santuario ubicado en el término municipal de Altura, en la provincia de Castellón, se le atribuyen numerosos milagros, entre ellos el afloramiento de algún manantial. La propia Virgen está siendo en estos días protagonista de otro 'milagro' al haberse visto cercada por las llamas pero, por fortuna, haber podido resistir. El incendio que está afectando a la provincia de Castellón ha estado a punto, y en estos momentos aún no se puede hablar de una 'victoria' definitiva, de acabar con una parte muy querida del patrimonio de la zona ya que es uno de los más emblemáticos símbolos tradicionales, culturales, históricos y religiosos del Arciprestazgo de Segorbe, al cual pertenece Altura

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Los participantes en la extinción del fuego que han estado trabajando en la zona aún resoplan después de comprobar cómo, en la jornada de este jueves, las llamas se quedaron «a unos 20 metros» del santuario. El trabajo llevado a cabo por todos los efectivos logró la extinción del fuego en este punto. «El fuego cruzó la carretera y, por el momento, no está cerca del santario», han explicado algunos de los participantes.

Sin embargo, han insistido en que se debe seguir alerta para proteger este paraje: «El viento allí arriba no funciona como en otras partes. No es una cosa de matemáticas». Un agente de la Policía Local de Altura advierte del que puede ser uno de los principales peligros a los que se enfrentan: las complicadas condiciones y el riesgo, siempre existente, de que el fuego vuelva sobre sus pasos y aceche de nuevo al santuario.

El trabajo durante la noche

Comportamiento «más virulento» del incendio de Bejís «en la zona de la Cueva Santa y en la parte sureste». Esa había sido la primera actualización del 112 de la Generalitat Valenciana en este viernes, 19 de agosto, ante la evolución del fuego que quema el interior de las provincias de Castellón y Valencia. Los bomberos han luchado contra el avance de las llamas en el paraje de Altura durante una noche en la que, eso sí, «las llamas han tenido una evolución lenta». Desde primera hora de la mañana la columna de humo se hace visible cruzando toda la Calderona, un parque natural que desde primera hora de la madrugada suma un nuevo incendio. El servicio de Emergencias ha confirmado que se ha declarado un nuevo incendio en la localidad de Olocau, en la partida de Castillo del Real, un paraje de «difícil acceso».

Desde el 112 se había destacado que «durante la noche ha habido una meteorología favorable, con bajas temperaturas y viento flojo constante de componente noroeste». Para la mañana de este viernes se esperan rachas fuertes de viento en el tercio norte de la Comunitat, por lo que podría recrudecer el avance de las llamas. Desde el amanecer los efectivos desplazados a la zona concentrarán sus esfuerzos en el frente del sureste y «atacando los puntos más calientes de las zonas de cola».

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Así evolucionó el incendio el jueves

Durante buena parte de este jueves el enorme monstruo de Bejís permaneció en silencio tras la derrota contra la lluvia del miércoles por la noche. Sin embargo, pasado el mediodía, el incendio que ya ha quemado más de 13.000 hectáreas se reactivó, llenó el cielo de humo y el flanco sur se cernió amenazadoramente sobre la Calderona. En Andilla y Alcublas tuvieron que confinarse ante la llegada de la nube de ceniza y tres pedanías de la primera localidad, La Pobleta, Oset y Artaj, fueron desalojadas. Más de 35 medios aéreos y 400 bomberos trabajaron durante todo el día para evitar la entrada del fuego en el parque natural después de una durísima jornada en la que el viento, como toda la semana, lo complicó todo. Esta jornada se incorporarán más medios con un único objetivo: salvar la Calderona. Con todo, el fuego sigue descontrolado, sin perimetrar y no se prevé que quede estabilizado durante este viernes. Está previsto que la consellera de Interior, Gabriela Bravo, informe a primera hora de la mañana de los avances de los efectivos en la zona.

El día empezó bien. Muy bien, de hecho. Cielos azules sobre Viver, muy poco humo en el horizonte y una temperatura fresca, de unos 20 grados. Las inesperadas lluvias del miércoles por la noche dejaron la zona afectada por el fuego sin llama, pero el monstruo no había sido vencido: simplemente dormitaba. «Está lleno de puntos calientes, la temperatura dentro del perímetro es muy alta y no podemos relajarnos», advertía el segundo de a bordo del Puesto de Mando Avanzado (PMA), Raúl Gil. «No somos optimistas, simplemente miramos los datos», aseguraba. Un par de horas más tarde, una columna de humo se elevaba al sur, cerca de Alcublas: los rebrotes próximos a la Calderona obligaron a desviar medios aéreos del perímetro principal, así como brigadas de bomberos forestales. Aunque la actuación fue rápida, poco se pudo hacer porque volvió el peor enemigo de los bomberos: el viento. Con rachas de hasta 40 kilómetros por hora, el mestral empujó las pavesas hacia el sur y asedió el santuario de la Cueva Santa, en Altura, donde se concentraron buena parte de los efectivos de los bomberos, que finalmente lograron «defender con éxito» el enclave, según informaron durante esta madrugada. «Hasta que no pase todo no sabemos cómo habrá quedado», dijo Gabriela Bravo, unas horas antes sobre el templo que guarda la imagen de la patrona de la Diócesis de Segorbe-Castellón.

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Y es que los servicios de emergencia tenían dos problemas principales. Uno el viento, claro. El otro, el calor residual dentro del incendio. El miércoles por la noche no estaba previsto que lloviera en grandes cantidades pero lo cierto es que lo hizo, por lo que el agua ayudó mucho a los esfuerzos de los equipos de emergencia. Aunque apenas llovió un par de horas, una noche húmeda, fresca y sorprendentemente oscura dio paso a un amanecer en el que ya no había llama en todo el perímetro de incendio. Si no optimismo, sí esperanza. Pero en su interior, el enorme perímetro de más de 150 kilómetros guardaba puntos calientes donde los rebrotes fueron constantes a lo largo de todo el día.

Lo peor llegó en torno a las 14 horas, cuando el mestral, ese viento al que los romanos llamaron «el principal», arrastró las llamas hacia Alcublas y Andilla, una zona que ya conoce las inclemencias de los incendios forestales, porque ardió en 2012. Si a las 13 horas la consellera Bravo explicaba que la Calderona no peligraba, apenas ocho horas más tarde la situación había dado un giro de 180 grados. «Concentraremos todos los esfuerzos en que el fuego no llegue a la sierra de la Calderona», dijo la consellera de Interior.

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«Estamos ante una situación muy compleja. Todo el frente sur ha seguido evolucionando con fuerza», lamentó Bravo, que insistió en que el de Bejís es un incendio «con una orografía muy complicada y una potencialidad enorme». La climatología no ayudaba: la previsión era que se viviera otra noche infernal, con vientos de hasta 30 kilómetros por hora en la zona, de nuevo con componente noroeste, y Bravo se reconoció preocupada: «No me atrevo a anticipar qué nos vamos a encontrar por la mañana».

Para luchar contra el monstruo, este viernes se sumarán nuevos medios aéreos, y una vez se estabilice el de Alicante, lo que podría conseguirse este viernes, llegarán aviones y bomberos ya ofrecidos por el Consorcio Provincial de Bomberos, así como más personal de la Unidad Militar de Emergencias (UME), que fue desmovilizada de Alicante este mismo jueves. Pero de poco servirán si las llamas llegan a la Calderona, donde el fuego se encontrará con una gran cantidad de combustible en forma de uno de los parques naturales más importantes de la Comunitat. «Afrontamos horas muy complicadas», dijo Bravo.

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Más al norte, 110 personas hicieron noche en Viver. Eran vecinos de las localidades desalojadas en el Alto Palancia (Bejís, Teresa, Torás y Sacañet) que todavía no pueden volver a sus pueblos. Bravo aseguró este jueves que aún no era seguro por la temperatura dentro del perímetro y porque, obviamente, este aún no ha sido siquiera controlado. Los rebrotes potenciales no permitían que los técnicos autorizaran la vuelta a casa de los desalojados, aunque los concejales de pueblos como Bejís sí han accedido, de tal forma que han fotografiado todo el pueblo y lo han subido a las redes sociales para que los vecinos vean sus casas y se queden más tranquilos.

Todas estas circunstancias hacen que el pesimismo cunda en Viver, donde está el PMA. El jefe del mismo, Fernando Kindelán, explicaba este jueves en Á Punt que llegan las horas más complicadas del incendio. Es un todo o nada: o se consigue controlar el fuego o entra a la Calderona. Kindelán señaló lo «extremadamente difícil» que es gestionar un incendio de este tamaño y en el que partipan ya 35 medios aéreos: «Hay unas personas que se encargan de la planificación de la secuencia (de descarga) para que todo salga bien».

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El director manifestó que las poblaciones de Andilla y Alcublas deben estar «tranquilas» debido al fuerte dispositivo de bomberos en estas poblaciones. «Tenemos los medios adecuados con una carga de efectivos importantísima», subrayó, constatando la preocupación de los mandos por ambas poblaciones, que permanecen confinadas para reducir el riesgo de inhalación de humo y para facilitar el movimiento de los servicios de emergencia que recorren los pueblos para atacar al flanco sur del monstruo.

La noche, cuya oscuridad permitió ver las llamas del incendio ya desde puntos tan lejanos como Bétera, se presentaba más que complicada para los efectivos que luchan contra las llamas. Kindelán habló de una zona «especialmente difícil» con una energía que desprende el incendio que provoca la formación de una meteorología propia: «Es una situación de comportamiento extremo». El viento cálido sube con rapidez y provoca pequeños tornados de fuego que ponen en riesgo a los bomberos, como se pudo observar en el ya famoso vídeo del Consorcio Provincial de Bomberos de Castellón.

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Sobre el tamaño del incendio también hubo este jueves baile de cifras. La previsión de Kindelán parece indicar que el perímetro del siniestro puede superar fácilmente los 200 kilómetros y que el dato de hectáreas, más de 13.000, también se puede quedar muy corto. Cabe recordar que el incendio de Andilla quemó 22.000. La frase de «no será posible mañana» la estabilización del siniestro apunta a que todavía quedan muchos días de trabajo en el monte a no ser que cambie la previsión meteorológica y la lluvia venga de nuevo a echar una mano a los extenuados servicios de emergencia.

Tiempo habrá para plantearse lo que este jueves se rumoreaba en el Alto Palancia: que la situación en los montes es crítica. Los incendios siempre dan pie a que se escuchen más las reivindicaciones de los agricultores, que defiende que hacen falta más ayudas a ganadores y apicultores para que los campos estén bien conservados. Otras profesiones vinculadas al mundo rural, como la caza, también ayudan a que el monte se encuentre en buenas condiciones.

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Buenas noticias en Alicante

Respecto a la situación en la Vall d'Ebo, la consellera de Interior confía en que los trabajos realizados durante toda la noche permitan dar por estabilizado este viernes el perímetro del siniestro, que también ha dejado una huella profunda en numerosas poblaciones de los valles que conectan la costa de Oliva y Dénia con las estribaciones que llegan a Alcoi. Mientras, la delegada del Gobierno, Pilar Bernabé, señaló sobre la vigilancia en las propiedades abandonadas en esta zona que la Guardia Civil ha puesto en marcha un dispositivo para evitar robos, una vez que han finalizado los cortes de carreteras y mientras las viviendas se van ocupando poco a poco.

Horas por tanto complejas en el Alto Palancia, más tranquilas en la Marina, las que vienen por delante en dos de los incendios más virulentos que sufre la Comunitat desde hace casi una décadas. El monstruo de Bejís ha despertado los viejos fantasmas de Andilla y Cortes de Pallás, donde ardieron 50.000 hectáreas.

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