Generaciones en la encrucijada: Cara a cara entre Rafael Tamarit y Elsa Moreno es la cuarta entrega de la serie Nueve de Octubre, nueve miradas, que LAS PROVINCIAS publica con motivo de los festejos del 9 d'Octubre. Su mirada se completará con otros encuentros planteados de forma semejante, mediante la contraposición de ideas respecto a un mismo ámbito temático.
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Nueve miradas -nueve capítulos- multiplicadas por dos que encarnan la aportación de LAS PROVINCIAS al propósito central de cada 9 de octubre: indagar sobre nuestro ADN y poner las bases de una sociedad valenciana más responsable cuanto mejor informada.
Generaciones
Cuando nació el arquitecto valenciano Rafael Tamarit hace 83 años, presidía Estados Unidos el general Dwight D. Eisenhower, héroe de la II Guerra Mundial todavía reciente para su país, que ese mismo año detonó en el desierto de Nevada una bomba atómica a modo de prueba. Dar la vuelta a España en avión costaba entonces más de tres días, una lentitud propia de aquel tiempo, cuando la humanidad se preparaba para cambios vertiginosos, que tardarían en divulgarse y hoy condicionan nuestros días: en febrero del 53 fue cuando los científicos estadounidenses Francis Crick y James Dewey Watson descubrieron la estructura helicoidal de la molécula de ADN, un avance decisivo. Todo parecía ocurrir en Estados Unidos. Una impresión falsa... hasta cierto punto: Valencia, por ejemplo, también se beneficiaba del apogeo norteamericano en forma de la leche en polvo de origen USA que se empezó a comercializar por aquí. Ese año se urbanizó el acceso a Mestalla, los restos de Sorolla llegaron al Cementerio General y Berlanga triunfó con 'Bienvenido, Mr. Marshall' (de nuevo, los yanquis).
Y fue el 9 de octubre de hace 83 años el día elegido por LAS PROVINCIAS para honrar a San Donís animando a participar en los actos de homenaje a la senyera y de devoción de la imagen de Nuestra Señora de la Victoria en la iglesia de San Andrés. Hoy, 83 años después, Tamarit protagoniza esta experiencia que impulsa nuestro periódico: oponer su visión más bien escéptica al entusiasmo que destila su interlocutora, Elsa Moreno, una creadora escénica que acredita unos insolentes 22 años. Veterano arquitecto, luce a su elevada edad un envidiable sentido del humor que convive con una pesarosa mirada hacia el presente y hacia el futuro. Un sombrío punto de vista fruto tal vez de la edad (o de la experiencia) que, luego de intercambiar opiniones con Moreno, se transforma en una sensación parecida a la esperanza: es el efecto contagioso que procuran las palabras de su interlocutora, dueña de una luminosa fe en el porvenir que acabará (más o menos) convenciendo a Tamarit. Son dos discursos contrapuestos, propios de quienes se sitúan en esta complicada encrucijada de nuestros días. Una feroz coyuntura que Elsa declina desde una mirada confiada en el futuro y que tiende a enmendar la impresión inicial con que Tamarit inauguró su encuentro.: «Veo el mundo mal, muy mal», confesaba. «No hay ilusión por nada. Lo que quiere la gente es resolver sus problemas como sea, a costa de lo que sea».
Primer dardo. Luego vendría algún otro dictamen también muy fúnebre, pero la perspectiva de Tamarit no conseguía desanimar a Elsa. «Pero es que yo creo que siempre tendemos a pensar así», le corregía ella, unas palabras que no alcanzaban en primera instancia desarbolar el discurso del veterano arquitecto. «Yo creo que tenéis un futuro oscuro», insistía, cada vez menos convencido: a medida que la conversación avanzaba y ambos se abandonaban a la confidencia, prendía la esperanza iluminando el mensaje de la más joven. «Quiero pensar que puede existir un futuro agradable», insistía Elsa.
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Su discurso caló en Tamarit. Aunque se reconocía preocupado «por mis nietos y aun por mis hijos», acabó aceptando que sí: que ese porvenir que acecha a los valencianos pudiera resultar «brillante». Con una condición, que pronunció con una sonrisa dirigida a Elsa: «Si todos pensaran como tú». En ese «todos», Tamarit incluía a los miembros de la generación milenial representada en LAS PROVINCIAS por la joven creadora, integrante de una parte de la sociedad valenciana cuyo diálogo con otras generaciones cruza la famosa brecha generacional y cristaliza en esta atinada frase de Moreno dirigida a Tamarit: «Me da la sensación de que vivimos en ciudades distintas, en dos realidades paralelas». Fue entonces, desde su defensa de la identidad valenciana a partir de una visión común, cuando Tamarit dio por buenas estas palabras de Elsa: «Veo mi idea de Valencia más arraigada a la periferia que al centro». Y su compañero de tertulia, por fin, asintió: «Con esa ilusión crearás cosas».
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