Estudiantes saliendo de una universidad valenciana

Los nuevos alumnos de universidad

Un total de 26.548 entrarán por primera vez a las aulas de universidades valencianas. La mayoría de las matrículas son para las Ciencias Sociales y Jurídicas

Paula Hernández y Paula Franco

Valencia

Lunes, 11 de septiembre 2023, 00:30

Comienza la cuenta atrás. Los nervios por las Pruebas de Acceso a la Universidad (PAU) ya son cosa del pasado. Invadidos por las ganas, la incertidumbre y la emoción, se preparan los nuevos alumnos que abren paso a otra etapa educativa de sus vidas.

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Según el último informe del Ministerio de Universidades este curso ingresará un 80% de los alumnos en las universidades públicas de España. En el caso de Valencia las aulas se llenarán con un total de 26.548 nuevos alumnos matriculados. De entre ellos, un 56,3% son mujeres. Muchos de estos estudiantes proceden de familias cuyos progenitores tienen los máximos niveles de ocupación y estudios. Así, un 41,8% tiene al menos un progenitor con ocupaciones altas.

Como es ya costumbre, la carrera de Medicina se vuelve a posicionar este año en el podio de los estudios más aclamados con un total de 3.015 solicitudes en la Universidad de Valencia (UV) y 1.643 en la de Alicante (UA). Aunque la mayor parte de los estudiantes constan en la rama de Ciencias Sociales y Jurídicas por ser la que más amplitud de grados ofrece. En este sentido, son 1.092 alumnos los que han solicitado acceder a la carrera de Magisterio de Educación Primaria en la UV y 754 en Derecho, y así se posicionan en el sexto y noveno puesto respectivamente.

El último curso de bachillerato de este mismo año ha dado como resultado una media de expediente de 7,864, la tercera mejor desde 2017. Con ello, la nota de acceso a la universidad (NAU) ha sido un 7,431, la segunda más alta.

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Los hay que tienen claro qué quieren estudiar, al igual que muchos otros aseguran verse obligados a matricularse en segundas o terceras opciones o haber escogido en base a las salidas laborales y futuros sueldos. Según datos de la Conselleria de Innovación, Universidades, Ciencia y Sociedad Digital, el 56,74% de los alumnos estudiarán este nuevo curso 2023-2024 su carrera deseada.

El sueño de Aaron Macías siempre ha sido ser actor: «Intenté entrar a la carrera de arte dramático pero no lo conseguí». Confiesa que tras tener que desechar la primera opción, navegaba entre la duda de cursar CAV o en el doble grado de Derecho y Administración y Dirección de Empresas (ADE). Al final se decantó por la primera por estar más relacionada con lo que quería estudiar desde un primer momento.

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Así, impulsado por su gran interés por el cine y la televisión, estudiará Comunicación Audiovisual en la Universidad de Valencia. Asegura haberse sentido apoyado por el hermano de su profesora, que había estudiado la misma carrera y le pudo aconsejar. Cuenta que cuando habló con él le llamó la atención poder «conocer de primera mano lo que pasa delante y detrás de las cámaras».

Pese al agobio y las malas expectativas que tenía acerca de bachiller, «fue un buen curso», asegura. El ambiente entre compañeros era bueno y la selectividad finalmente fue mejor de lo que esperaba. «Tienes tanto estrés que cuando llegas y haces el primer examen, sientes cómo la presión se disuelve», añade. «Espero que sea una buena experiencia» dice refiriéndose a la universidad, «conocer gente nueva y poder identificar qué es lo que más me interesa dentro de la carrera», argumenta. Eso sí, reconoce que está nervioso porque en su clase eran ocho personas, está acostumbrado a ello y es consciente de que en la universidad no será así.

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Tadeo Amador se define como un alumno «aplicado». Con una media de bachillerato superior al nueve y, pese a los nervios, una buena calificación en las PAU, comienza este septiembre la carrera de Ingeniería Mecánica. «Escogí la rama de bachillerato tecnológico porque sabía que me gustaba la ingeniería, lo que no tenía claro era cuál». Cuenta que tenía un interés mayor por aquellas que fuesen prácticas y que guardasen relación con la física, las matemáticas o la ingeniería industrial. En ese sentido, «comencé a investigar y a informarme y vi que la ingeniería mecánica era la más afín a lo que me gusta», dice Tadeo. Confiesa haberse fijado también en las salidas laborales.

Ser «buen estudiante» no te exime de ciertas preocupaciones. «Nunca se sabe cómo acabarás en un futuro», dice Tadeo. «A mí, como a todo el mundo, me gustaría trabajar de lo que he estudiado», expresa el casi universitario. Asegura que mientras curse la carrera trabajará en otros sectores para poder ahorrar dinero, pero le preocupa terminar el grado, hacer un máster y no poder acceder a un puesto, por lo menos, de algo relacionado con la ingeniería mecánica.

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Las preocupaciones y dudas no solo surgen por lo que hacer cuando se termine la carrera. Marta Bukusu cuenta que hasta final de curso no tenía claro lo que quería estudiar, de hecho, dice, «fui a las PAU y seguía sin saberlo». Ahora, dos años después del inicio de bachillerato, y con una media de 13,5 en la selectividad, está matriculada en Arquitectura en la Universidad CEU Cardenal Herrera, y la cursará en inglés.

A la nueva futura alumna universitaria le interesa especialmente el tema de los decorados hechos para cine y platós. «La arquitectura es uno de los motivos principales por los que seguimos viajando», cuenta. Considera estos estudios de gran importancia porque, según explica, «hay muchas cosas que podemos probar cuando vamos a otro lugar, por ejemplo, la comida. En cambio, edificios y monumentos no se aprecian de la misma forma si es en una fotografía».

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Aún así, guarda bajo la manga otra opción. «Si veo que no me termina de convencer, me cambiaré de carrera y cursaré publicidad». Antes de tomar la decisión, la joven acudió al CEU para informarme acerca de la carrera de Publicidad y Relaciones Públicas y también sobre el título de Comunicación de Moda. «Es verdad que son muy diferentes pero las une la idea de crear un concepto de cero».

«Nos falta información para poder decidir», afirma Marta, «nos ayudaría que nos acercasen más a las carreras y no tanto a las universidades». Esta no es una preocupación aislada de Marta. Muchos de los jóvenes «están muy desanimados porque no se sienten que hacen realmente lo que les gusta», confirma. «No saben lo que quieren hacer en su futuro pero no paran de estudiar cosas que no les apasionan».

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«Siempre he sido una persona estudiosa y aplicada, aún así sacaba unas notas bastante normalitas», explica Gabriela Bono, futura estudiante de Biotecnología. Siempre se ha exigido mucho a sí misma ya que quería estudiar Medicina para llegar a ser forense: «Durante los dos últimos años me replanteé muchas cosas que cambiaron mi perspectiva de futuro».

Es una carrera, como cuenta, muy amplia y que abarca muchos campos de la biología de una forma práctica. «Me di cuenta de que me encanta el trabajo en el laboratorio, y el sentimiento de emoción al probar nuevos procedimientos para ver nuevos resultados», argumenta. Estudiará la carrera en la Universidad Católica de Valencia, donde espera sacarle provecho a todo lo que aprenda y conocer mucha gente con la que crecer como persona. En un futuro aún no sabe cómo enfocará las salidas laborales, pero sí sabe que será relacionado con el campo de la salud, como en terapias novedosas o nuevas vacunas.

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Considera que su carrera es importante ya que «muestra la importancia de la investigación para el desarrollo de nuestra sociedad». Pero afirma que todavía no tiene la visibilidad suficiente: «No fue hasta que vino el COVID que nos dimos cuenta de la importancia de una buena industria de investigación. Vimos a otros países en una carrera por sacar la vacuna y nosotros nos quedábamos atrás».

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