Una mirada valenciana
OPINIÓN | SOMOS FUTURO ·
«La sociedad valenciana, o una parte significativa de ella, demanda un cambio de discurso»SALVADOR ENGUIX, DELEGADO DE LA VANGUARDIA EN LA COMUNITAT VALENCIANA
Lunes, 4 de abril 2022, 00:12
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OPINIÓN | SOMOS FUTURO ·
«La sociedad valenciana, o una parte significativa de ella, demanda un cambio de discurso»SALVADOR ENGUIX, DELEGADO DE LA VANGUARDIA EN LA COMUNITAT VALENCIANA
Lunes, 4 de abril 2022, 00:12
La tribuna de Opinión de LAS PROVINCIAS se abre los lunes a firmas ilustres de otros medios de comunicación, que aportan su particular visión sobre el futuro de la Comunitat Valenciana. Este periódico refuerza así su apuesta por la pluralidad sin perder nunca de vista sus señas de identidad.
Obsesionados en exceso con la introspección, con abundante literatura, y con no pocos episodios violentos, los valencianos hemos renunciado históricamente a construir una propuesta, «relato» lo llaman ahora, que supere nuestra desvertebrada geografía y nos posicione frente a los espacios simbólicos que siguen condicionando la dialéctica de la construcción política en España: Madrid, como epicentro en auge de un impulso recentralizador, y una Catalunya debilitada por sus graves contradicciones. Una carencia valenciana que ha dificultado, justamente, una consolidación orgánica interna, más allá de instituciones y partidos; pues toda sociedad madura precisa plantearse cómo quiere ubicarse en el mundo, aunque sea en el terreno de las metáforas, que como se sabe son la mejor figura retórica para movilizar y unir a las sociedades.
Me pide Jesús Trelis que aporte una mirada sobre el futuro de la Comunidad Valenciana, y me digo que esta mirada ha comenzado a tomar forma a pesar de nosotros mismos, los valencianos. Creo, al contrario de lo señalado por mi admirado Jesús Civera en estas páginas, que hay claros síntomas de una amplia voluntad de superar los condicionantes de ciertos pasados y de no anclarse siempre en un presente en ocasiones paralizante. Este cambio en fase embrionaria no está adoptando forma a causa de una reflexión propia y consciente, motivada, (con algunas excepciones, con Josep Vicent Boira o Joan Romero, como ejemplos), sino por las circunstancias que impone una globalización digital cuyos espacios de debate superan la tertulia de mesa camilla para alcanzar la transversalidad, partidista, generacional e institucional.
¿Puede alguien hoy liderar cualquier ámbito de la sociedad valenciana sin tener una idea de cómo ha de encajar y qué protagonismo debe tener la Comunidad Valenciana en España y en el mundo? Este es, a mi juicio, el cambio de paradigma más significativo, la obligación de entender que la sociedad valenciana, o una parte significativa de ella, demanda un cambio de discurso, la exigencia de una «mirada propia» que acompañe una realidad en la que las geografías, reales o simbólicas, son más porosas que nunca, para bien y para mal. Y en la que las referencias externas que en un tiempo modelaban rechazos y admiraciones -Catalunya como ejemplo- ya no son válidas. Perder tiempo en la introspección, en seguir motivando debates agotados, alejados de las nuevas dinámicas de discusión, presupone renunciar a adoptar el adecuado protagonismo en un nuevo ecosistema (también digital) y apostar por una involución que se convierte así en una posición que busca desalentar el futuro de los valencianos, que es lo que Jesús Civera alerta.
Volvamos a las circunstancias, que han modificado la percepción de los ejes de desarrollo, con el Mediterráneo valenciano, castellonense y alicantino recobrando un protagonismo por mérito propio, con capacidad para ofrecer espacios alternativos de crecimiento y desarrollo a los polos simbólicos antes señalados (la gigafactoría de Sagunt, como ejemplo, o el hub digital en Alicante). No estamos en el siglo XV, aquel en el que ser valenciano era ser referencia obligada, en la economía, en la logística y en la cultura, en el Sur de Europa, especialmente en Italia. Pero algunas esferas se asemejan, en lo industrial, en lo económico e incluso en lo cultural, con una producción literaria en valenciano y castellano que en nada debe envidiar a la que se publica en otras latitudes cercanas. Nos falta, eso sí, argamasa intelectual para solidificar tendencias y generar nuevas historias, lo que ahora se llama «Storytelling»; pero al menos no hemos perecido, de momento, al influjo de los combates hiperbólicos, que siguen siendo un grave riesgo, así en lo institucional como en lo académico.
Opinión | Somos Futuro
La coyuntura, ahora tempestuosa, ha ofrecido lecciones que otorgan a la Comunidad Valenciana una oportunidad para encarar el futuro en mejores condiciones que otras geografías. Pero la oportunidad estará condicionada a que la «mirada valenciana» no se limite a un enunciado y se argumente con ideas y hechos; superando incluso las posiciones partidistas, en ocasiones con tintes involucionistas, a derecha e izquierda. Y que esa «mirada valenciana» alcance a definir el papel que los valencianos y valencianas quieren que su autonomía desarrolle en España y en el mundo. Renunciar a este objetivo supondrá mantenernos en el presente con los mismos riegos del pasado, y el precio que pagaremos será muy elevado. Y lo peor es que Jesús Civera tendrá razón, y no se la quiero dar.
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