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'Adoración de los Magos' que se conserva en la Gemaldegälerie, en Berlín. LP
El primer 'crowdfounding' del arte en España lo impulsó Sorolla

El primer 'crowdfounding' del arte en España lo impulsó Sorolla

En 1913 el pintor promovió una colecta popular para comprar una tabla flamenca por 1,3 millones de pesetas. Sólo recaudó 100.000 y el cuadro viajó a Berlín

Laura Garcés

Valencia

Miércoles, 26 de octubre 2022, 02:20

Joaquín Sorolla pintor, maestro del dibujo, gran retratista, genio del color, y del negro. Y qué decir del blanco. El universal valenciano Sorolla, el maestro de la luz, no sólo plasmó sobre lienzo su genial creatividad. También se ocupó en intentar salvar la obra mayúscula que dejaron otros grandes de la historia del arte. Fue el impulsor del primer 'crowdfounding' dirigido a frenar la venta de una pieza del pintor flamenco Hugo Van der Goes, 'La Adoración de los Magos' de Monforte de Lemos (Lugo).

Quiso evitar que saliera de España en una campaña, que si bien no consiguió que la pieza el 18 de diciembre de 1913 emprendiera viaje a Berlín -donde hoy luce sobre las paredes de la Gemaldegälerie–, sí logró una movilización que llegó a manchar las páginas de 'The New York Times' del 21 de diciembre de 2013 para informar de la «polémica política y la protesta» que llevó incluso a que «la venta estuvo a punto de provocar una intervención diplomática».

Apasionante y pionera aventura que ha encontrado a un estudioso del patrimonio, el zamorano José María Sadia, para desempolvarla en el libro 'El autoexpolio del patrimonio español' editado por Almuzara. Por las páginas de la obra, que revisa el expolio del arte en España, se pasean los valencianos Joaquín Sorolla y Mariano Benlliure. También el alicantino Azorín, de la mano de la contundencia de su pronunciamiento sobre el asunto. El pintor y el escultor impulsaron una comisión que, como recuerda José María Sadia, contó en sus filas con Emilia Pardo Bazán, entre otros, para recaudar 1.262.800 pesetas (7.589 euros),, cantidad por la que se vendía la obra. La operación, entonces una colecta –hoy 'crowdfunding'–, sólo consiguió unas «100.000 pesetas (600 euros)», advierte Sadia.

Una gran movilización por un cuadro. Pero qué cuadro. «una obra imponente, de dos metros de base por más de uno de altura», comenta Sadia a LAS PROVINCIAS al tiempo que destaca que se trata de una «obra maestra de su autor» que llegó a la localidad lucense de la mano del cardenal Rodrigo deCastro, quien en 1593 erigió en Monforte «el colegio Nuestra Señora de la Antigua, que cedió a la Compañía de Jesús». La condición viajera y de amante del arte que acompañaba a aquel cardenal llevó a que quisiera dotar al edificio de piezas de interés, y entre ellas acercó al conocido como colegio de la Compañía el Van der Goes.

Rodrigo de Castro, conforme al relato del escritor, no sólo se ocupó de acercar pinturas de valor al edificio, también tuvo en cuenta contemplar en los estatutos del colegio que «las obras de arte no se podían vender». Pero la vida dio muchas vueltas hasta detenerse en Alemania. El cuadro, que pudo salvarse del asedio de las tropas napoleónicas, pues no era la pintura, sino el oro y la plata, lo que más interesaba a los franceses, todavía tuvo que enfrentarse a otro gran acontecimiento de la historia del que ya no le fue posible escapar y que se convirtió en el primer paso para abandonar España.

La aventura conduce a «1835, a la Desamortización de Mendizábal , cuando el colegio de Monforte pasó al Estado y este se lo cede a los Escolapios», apunta Sadia. Finalmente la titularidad del edificio pasó a la Casa de Alba, «que concedió el usufructo a los escolapios». Y ya en este punto, la pintura empezó a vivir sus últimas horas en suelo español.

A principios del siglo XX los escolapios, acuciados por una mala situación económica «plantearon la venta del cuadro, lo que ocasionó un gran escándalo» ante el que «la Casa de Alba se puso de perfil» y el Gobierno español tampoco mostró gran resistencia. Al otro lado estaba Alemania interesada en adquirir «ese cuadro, no otro, para regalárselo al 'káiser'. Y hubo una subasta a la que sólo acudió el gobierno alemán» para pujar por una pieza que salía por 1.262.800 pesetas.

Las voces se levantaron, el malestar entre los ciudadanos se hizo sentir y artistas como Sorolla, Benlliure y Pardo Bazán se lanzaron a frenar la operación. «Por parte de los artistas hubo una movilización muy grande que ya nunca vuelve a ocurrir», apunta el autor de 'El autoexpolio del patrimonio español', quien califica la iniciativa de «paradigmática y singular» para agitar las conciencias frente a «la incapacidad del Estado en connivencia con la Iglesia» de detener lo que artistas valencianos quisieron frenar. No pudo ser. La obra acabó en la capital germana, pero los artistas valencianos pusieron una pica en Flandes con un 'crowdfunding' que llevó al alicantino Azorín a cuestionar la fuerza en defender «una obra extranjera», pero también a advertir de la «escasa conciencia por el arte».

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