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Jueves, 23 de enero 2020
Alberto Chicote se enfrenta este jueves (La Sexta. 22.30) a un nuevo desafío en 'Pesadilla en la cocina'. El chef intenta salvar del cierre el restaurante Rusiñol de Aranjuez. Las enormes discrepancias entre padre e hijo amenazan el futuro del local, en el que la dejadez, los descuidos y el caos campan a sus anchas. Un desastre colosal que Alberto Chicote intentará salvar.
Al conocer la realidad que se vive en el Rusiñol, Chicote no puede evitar exclamar: «Lo que me extraña es que no hayan venido todos los del pueblo con hachas y palos».
El Rusiñol es un campo de batalla en el que Pedro y Chema, un padre y un hijo, ambos cocineros en el local, viven enfrentados por la forma de ver el negocio. Pedro cree que su hijo no está preparado para hacerse cargo del restaurante. Chema está convencido de que su padre no da lugar a la evolución y siempre le reprocha que no confía en él.
Mientras tanto, el Rusiñol vive sus peores momentos, un local que parece estar «atrapado en el tiempo» y con unos procedimientos más dignos de un negocio de residuos que de un restaurante.
"Lo que me extraña es que no hayan venido todos los del pueblo con hachas y palos"
pesadillaenlacocina (@pesadillacocina) January 22, 2020
El jueves || 22.30h. || @pesadillacocina
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El programa empieza con Chicote probando el menú del Rusiñol, entre otras cosas, el pescado y la carne. El bacalao «no sabe a nada», la dorada al horno «tiene menos chicha que la pata de una grulla» y el cochinillo confitado «huele a que está chungo».
Tras el desastroso estreno, Chicote pasa a la cocina y examina las cámaras de frío. «Esto es el museo del terror», describe asombrado el chef. «¿Alguien me puede decir por qué me he comido yo esta mierda? ¡No me jodas!», exclama entre arcadas el cocinero.
El servicio es un desastre, los clientes se quejan de que la comida está muy picante y devuelven los platos. Los comensales de la mesa 9 se van sin comer los segundos platos. La dejadez reina en el servicio hasta el último minuto. «Es incleíble que en un sitio tan pequeño haya tanto desastre», clama Chicote. El padre y el hijo se echan la culpa mutuamente. «Esto es un cuadro», define el chef.
Al día siguiente, arranca un servicio en el que Chema tiene su gran oportunidad al frente de la cocina del Rusiñol. El principio no es muy prometedor, el arroz está duro. Las quejas de los clientes no tardan en llegar. Desesperada, la camarera estalla: «Me estoy comiendo yo todos los marrones». El debut de Chema ha sido desalentador. Ha quedado patente la incapacidad del hijo para llevar el restaurante solo.
Tras el desastre, empieza una nueva etapa en el Rusiñol, con Pedro y Chema en la cocina. El padre cocina y Chema es el encargado del comandero. La cosa no parece mejorar. La indecisión de Chema con las comandas atasca la cocina y genera quejas en la sala. Pedro tiene que tomar las riendas del servicio: «Menos mal que está tu padre aquí». Pedro con su experiencia logra salvar el servicio.
Chicote alaba el trabajo de Pedro, un hombre de 78 años. «Ayudar al Rusiñol ha sido una tarea difícil», confiesa Chicote acabar el programa.
Chicote no pudo salvar el Rusiñol. Según informa el Huffintong Post, el restaurante de Pedro y Chema está cerrado desde el mes de marzo de 2019 (el programa se grabó hace casi dos años).
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