Una cama en llamas. Quinientas golondrinas que levitan. Un hueso de la médula de una vaca que intenta salir volando con unas alas de plomo. Una escalera que lleva al cielo. Un armario en el que igual conviven una piel de serpiente que una calavera. Y en todo ello, las palabras de San Juan de la Cruz: «Por aquí no hay camino, que para el justo no hay ley».
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Todo ello forma la exposición 'El final del sueño', una muestra con la firma de la artista Pamen Pereira que hace arder el Centro del Carmen en una especie de ensoñación artística con la que la creadora gallega pero afincada en Valencia navega entre el misterio, el misticismo y la religión. Lo hace para enseñar unas piezas creadas en exclusiva para el centro cultural y que, inevitablemente, toman como referencia los versos de San Juan de la Cruz: «¡Oh llama de amor viva, que tiernamente hieres, de mi alma en el más profundo centro!».
No en vano, la exhibición está instalada en la sala Dormitorio del Centro del Carmen, un enclave que era la antigua habitación de los frailes carmelitas que vivieron en este antiguo convento. Así que, con todo ello, Pereira, que este viernes ha explicado su obsesión por «reconciliar la paradoja», es decir, por intentar unir aspectos que, a priori pueden parecer antagónicos, es capaz de hablar de la «nada» con un armario repleto de recuerdos; reflexionar sobre el sueño con una cama que levita y de la que salen más de 500 golondrinas realizadas con resina; e, incluso, de demostrar que se puede pintar con humo, como se observa en algunas de las pinturas que componen 'El final del sueño'.
Pero quizás, esta exposición que muta en casi en una instalación por la interrelación de todas las obras, y en la que, incluso, la artista ha aportado una silla para que el espectador la coja, se siente en cualquier estancia de la sala y observe toda la exhibición, es también una delicia para los sentidos. Porque 'El final del sueño' también tiene aroma. Concretamente, huele a mirra, un perfume que para la creadora «evoca al ser humano». «La mirra era utilizada para curar heridas, para embalsamar...», ha confesado en la presentación de un proyecto que desde este viernes y hasta finales de abril abre las puertas del dormitorio del Centro del Carmen.
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Noelia Camacho
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Pereira, que llevaba más de dos décadas sin exhibir en un espacio público de Valencia -lo hizo hace veinte años en la ya desaparecida sala de la Gallera- confiesa que, para algunas de estas piezas, creadas en exclusiva para la institución, no tiene palabras. Sin embargo, en su producción artística hay un leitmotiv permanente, la «búsqueda de lo efímero», que le hace indagar sobre cómo nada es permanente pero, al mismo tiempo, busca la eternidad.
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Tanto es así que Pamen Pereira, una creadora que ha exhibido su obra por todo el mundo, también es capaz de prender fuego a unos zapatos o a recoger las flores que sueltan los dientes de león para configurar una pieza que insista en la visión que ella tiene del mundo. 'El fin del sueño', una muestra que finaliza con ese camastro en llamas que, además, está malhecho para dar sensación de vida, es una llamada al «despertar de la conciencia», según su autora.
La muestra, comisariada por Vicente Segrelles, ha sido el resultado también de una investigación por parte de Pamen Pereira. Ella quiso empaparse de la historia de la sala dormitorio para presentar también una creación que se sirve de la barandilla de una escalera de caracol que, con los versos de San Juan de la Cruz, llevar al público a cruzar hasta el cielo.
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Pamen Pereira estudió Bellas Artes en Valencia y a mediados de los años ochenta inició su trayectoria artística. Desde entonces, no ha cesado de viajar, realizar proyectos y exponer sus obras, tanto individualmente como en muestras colectivas y temáticas, en galerías de arte, museos y espacios culturales de todo el Estado español y de distintas ciudades europeas, asiáticas y americanas, pues ha residido largas temporadas en países lejanos como Japón y Tanzania o en lugares extremos como la Antártida y el Sáhara.
En concreto, ha expuesto en espacios como el Centro Galego de Arte Contemporánea (CGAC), el Museo de la Cultura de Galicia en Santiago de Compostela, el Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León (MUSAC), el Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM), el Museo de Lugo, el Museo Esteban Vicente de Segovia, el Museo de Arte Contemporáneo de Alicante (MACA), el Museum Zu Allerheiligen de Schaffhausen en Suiza o el Palacio de la Ópera de El Cairo, entre otros.
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