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La sala en tu salón: consejos para recibir en casa

el sitio de mi recreo ·

Cómo organizar tu mesa cuando tengas invitados para que te sientas como en el mejor restaurante

Jueves, 17 de junio 2021, 17:48

Hoy vamos a bajar al patio y jugaremos a «camareros y clientes». Sí, servidor de pequeño en vez de jugar a «polis y cacos» (uf, habrá lectores que no entenderán este juego, pero para muchos de nosotros eran nuestros recreos…ah, y «cacos», aunque muy actual, ha caído como palabra en desuso…qué pena). Y perdón, como ya llevamos varias semanas conociéndonos, os voy a tutear.

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Hoy voy a ponerme la pajarita rosa para convertirme en perfecto anfitrión y eficaz servidor de mis amigos, de esos seres a quienes queremos y a quienes nos encanta servir. Servir es un acto de amor y cuando amamos debemos cuidar, mimar, comprometernos, esforzarnos, adaptarnos y dar, dar mucho incondicionalmente. Con la pajarita ya preparada y con mis mejores o mis más cómodas galas preparadas para recibiros, me pongo manos y cuerpo a la obra. Mi salón se va a convertir hoy en la sala de un restaurante, mi salón y el vuestro. Lo primero que deberé tener en cuenta será ordenar toda la información. (Os iréis dando cuenta durante este artículo que simplemente lo que os comparto es lo que los profesionales de sala hacemos a diario, lo dicho, amar).

Sé que vienen cuatro amigos, que es una cena, que no tenemos intolerancias ni manías, que vienen a disfrutar y a compartir y que les gusta todo. Ya con esta pequeña información elaboraré un plan de trabajo. Ese es realmente el primer trabajo. Como servidor es camarero, el tema culinario lo voy a pasar rápido. Podemos cocinar nosotros, podemos comprar la cena ya elaborada o llamar a un Delivery. Algún consejo si nos enfrascamos en la cocina: Lo primero será confeccionar un menú que nos permita poder disfrutar como uno más de la fiesta y no pasar toda la comida o la cena encerrados en la cocina, por lo que es conveniente elegir platos que se puedan hacer con antelación como entradas frías, ensaladas en las que solo les falte añadir alguna salsa o aliño, embutidos ya cortados y envueltos en papel de plástico, mariscos hervidos en lugar de a la plancha para poder tenerlos preparados con antelación, utilizar conservas como los espárragos blancos, los corazones de alcachofas, los berberechos o mejillones en lata, unos canapés ya emplatados, cortar jamón al momento, o , también, traer alguna de las delicias de nuestras panaderías, saladitos, empanadillas o cocas.

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El plato principal es algo más complicado. Para las comidas, los guisos son ideales porque se pueden tener hechos previamente como una buena olla, un cocido con pelotas, estofados, arroces al horno, caldos… En las cenas lo más conveniente son las preparaciones en el horno porque nos permitirá poder degustar el aperitivo con nuestros seres queridos mientras se calienta el plato principal. El cordero al horno, una paletilla asada, un redondo de ternera, un pavo guisado, un pollo relleno o un asado de lechal serán platos sencillos y prácticos a la hora de deslumbrar a nuestros invitados sin tener que pasar mil horas en la cocina y pudiendo así disfrutar y compartir los buenos momentos. Los postres, en estas comidas y cenas, conviene que sean ligeros y digestivos por el atracón previo.

La comida ya está clara, ahora hablemos de los que nos incumbe, convertir nuestro salón en una sala. Actualmente en muchos negocios se utiliza la arquitectura sensorial. Me explico, vamos a hacer de nuestro salón una sala agradable y que dé felicidad y placer a nuestros sentidos. La sala debe ser cómoda, espaciosa, con buena ventilación. Debemos graduar la iluminación según las características de nuestros invitados, puede ser una luz tenue, cálida o luminosa. Buscaremos la música ideal para que nos permita hablar, reír, pero también sentirnos a gusto y alegres. Seguro que sabemos qué canciones poner, además del valor añadido del placer de los días previos que ya hemos empezado a disfrutar de nuestra cena creando y mimando una play list que guste a nuestros seres queridos. He sacado la vajilla de las ocasiones especiales, esa que guardamos para que no se rompa y al final se rompe en el armario. Pues si se tiene que romper que se rompa, la vamos a disfrutar, para eso está.

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La mesa es el centro de la sala. Intentaremos que sea amplia y cómoda. Preveremos que nos quepan todos los platos que hemos preparado y que al final no se amontonen las cosas. Podemos usar un plato de base y uno encima para retirarlo después de los aperitivos y dejar el de base para el plato principal. Dispondremos en la mesa de todos los cubiertos que necesitemos, marcados y dispuestos en su orden: de fuera para adentro. Los cubiertos más cerca del plato serán los del plato principal y los más exteriores los del aperitivo. Los de los postres los podemos poner delante del palto base. También tendremos en la mesa dos copas bien bonitas para el vino y el agua. La de vino a la derecha y la del agua debe estar la última a la izquierda. Podemos cenar con dos vinos, uno blanco y uno tinto, entonces poner tres copas y una vez servido el tinto retirar la copa de blanco para no recargar la mesa. Un consejo: tener una pequeña mesa auxiliar a nuestro alcance para, por ejemplo, reponer o quitar las copas que no utilicemos, dejar unos cubiertos por si nos faltan, tener los aderezos como la sal o el aceite o dejar ya preparadas las tazas del servicio del café para solo tener que sacar la cafetera y una jarrita de leche.

Tengo la sala bien bonita, la mesa decorada con flores naturales, la vajilla es la perfecta, las copas están relucientes y mi mesa auxiliar está completa y lista para ayudarme en mi servicio. Ya casi lo tengo, mi salón parece una buena sala de un restaurante. Ahora mi esfuerzo se centra en lo que hacemos en los restaurantes o en los negocios de hostelería, tener valores añadidos para que la cena sea perfecta. Ahí van algunos:

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• Hazlo fácil, natural y no te compliques.

• Pon velar en la mesa.

• Dobla las servilletas como un tutorial de You Tube. Hay mil.

• Utiliza productos de temporada.

• Ten vinos de la comunidad.

• Si quieres ahorrar cristalería, podemos cenar con un buen cava o vino espumoso de la comunidad.

• Prepara un cóctel de bienvenida, un Agua de Valencia, un Nardo, una Mentireta, un Aperol, un Negroni, o un vermú casero de esos tan buenos que tenemos por aquí.

• Si no te quieres complicar con el café, compra café granizado y horchata para los cortados. (Nos gusta a todos, todos)

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• Y si te quieres complicar, prepara unos «cremaets» y tendrás amigos de por vida.

• Ten Mistela o Fondillón.

• Y relájate, volvemos al principio, servir es un acto de amor. Ama y disfruta.

Pues ya está. Ha sido fácil. Y como una máxima de la hostelería dice que el servicio acaba cuando el cliente vuelve a entrar por la puerta, seguro que empezaremos a recibir mensajes preguntándonos cuándo volvemos a organizar una cena en casa.

Buen servicio.

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