Los secretos del mejor bocadillo de España (con ADN valenciano)

El bocadillo ganador, bautizado con el nombre BugsBunny, tiene como protagonista una paletilla de conejo escabechada a baja temperatura. «Cuando surgió la idea de participar en este concurso, pensé que por qué no podía coger esta paletilla, que ya utilizábamos como entrante en el restaurante, desmigarla y transformarla en un bocadillo», explica Martínez Ros. A esta base de conejo se le suman ingredientes como champiñón portobello, zanahoria escabechada, cebolla encurtida con vinagre dulce y un toque de trufa, creando una combinación de sabores únicos y equilibrados.

Lo que hace especial a este bocadillo, además de la elección de los ingredientes, es el pan que lo envuelve: el mollete. «El mollete es perfecto para esta elaboración. Por fuera, es muy crujiente, y por dentro tiene una miga densa que absorbe perfectamente el jugo del escabeche, haciendo que el bocadillo sea aún más jugoso», comenta Aitor. El pan no solo actúa como soporte de los ingredientes, sino que potencia la textura y los sabores de la receta.

Aunque este bocadillo está diseñado para un concurso, el chef asegura que no será una receta fácil de encontrar en la carta del restaurante. «No vamos a poner el bocadillo como tal en la carta, pero sí lo vamos a adaptar. Lo fraccionaremos en partes pequeñas, como un sándwich de tres o cuatro bocados, de manera que la gente pueda probarlo desde una perspectiva distinta», explica.

La adaptación de platos innovadores es una de las características que definen su cocina, que mantiene un equilibrio entre la tradición de la familia y la creatividad moderna. «Nosotros tenemos una base tradicional, como los arroces y las paellas, pero fuera de eso podemos jugar con la innovación sin olvidar nuestras raíces», comenta.

La tradición familiar es una pieza fundamental en la cocina de Can Ros. El cocinero se siente muy influido por la herencia gastronómica de su familia, que le ha transmitido no solo el amor por la cocina, sino también una forma de afrontar los retos culinarios. «Siempre intentamos hacer platos con toques más innovadores, pero sin perder de vista lo que nuestros clientes esperan de nosotros», afirma.

El nombre del bocadillo ganador, BugsBunny, también tiene una historia detrás. «Estaba buscando un nombre que encajara con los ingredientes, que llevara conejo y zanahoria, y pensé en el famoso personaje. De hecho, mientras pensaba en el nombre, estaba haciendo footing y se me ocurrió», revela Aitor. Un toque personal que añade un carácter único al plato.

El premio a mejor bocadillo de autor es para Aitor Martínez Ros una gran satisfacción personal y profesional. «Cuando haces un esfuerzo, piensas en una receta, la materializas y ves cómo te lo recompensan, lo que sientes es una gran satisfacción. Es un reconocimiento al trabajo bien hecho», dice con orgullo. Pero este logro no es solo un premio al esfuerzo, sino también una oportunidad de superación. «Los concursos son una vía de escape para intentar superarme a mí mismo, aprender de mis errores. Es aprendizaje al final», señala.

Con este triunfo en Madrid Fusión, Aitor Martínez Ros refuerza la apuesta de su restaurante, Can Ros, por una cocina que respeta las tradiciones pero que también está dispuesta a innovar y sorprender a los comensales. La satisfacción por el reconocimiento recibido se complementa con la ambición de seguir explorando nuevos horizontes gastronómicos. «Siempre hay nuevos retos por afrontar, y los concursos son una manera de seguir creciendo como profesional y como persona», concluye el chef.

Sin duda, este premio pone a Can Ros en el mapa de la gastronomía nacional, mostrando que la creatividad y el respeto por los ingredientes de calidad pueden dar lugar a platos innovadores que logran emocionar y sorprender a los comensales.