El álbum de Micaela Torres

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A los ocho años ingresó en el Instituto Femenino San Vicente Ferrer, después se matriculó en Filosofía y Letras pero no terminó ni el primer año. «Yo estudiaba piano desde los doce años y me interesó mucho más, terminé los estudios de música con premio extraordinario, pero pudo más mi pasión por la danza y desde entonces el ballet ha sido mi vida».

Micaela siente un profundo agradecimiento por su madre. «Fue el motor de mi vida artística, me impulsó a estudiar música y danza. Fue una mujer rompedora, valiente y pionera en la defensa de la igualdad de la mujer en unos tiempos donde eran casi invisibles y pensando que la igualdad es un derecho, no una lucha entre sexos. Y también lo comprendía mi padre, un hombre inteligente, de gran complicidad con su mujer. En el año 1935, cuando mis padres se fueron a vivir a Valencia, mi madre creó el Instituto Central de Corte y Confección Sistema Palop y un método de patrones y textos escritos que se vendió en todo el país».

De pequeña pasaba los veranos en Casas Ibáñez, donde nació su padre y vivía su abuelo. «Estuvo en la guerra de Cuba y Filipinas, fue jefe de prisiones y al final empresario, tenía viñedos en los que jugaba con mis amigas. Al acabar el verano volvía a Valencia, donde pude desarrollar la pasión por la música, la danza y el teatro».