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Eva Blasco, empresaria del sector de las agencias de viaje. damián torres

Eva Blasco: «Me hubiera gustado que mi padre me hubiera visto como presidenta de la CEV»

En numerosas ocasiones la empresaria ha tenido ganas de tirar la toalla porque no ha sido fácil ser la que abría camino. Esta mujer con las ideas claras todavía tiene mucho de aquella niña que luchaba por cambiar las injusticias en el colegio

Lunes, 21 de noviembre 2022, 01:21

Vicente Blasco Infante decía que los valencianos eran poco de salir a la calle a reivindicar, que éramos muy individualistas. Lo atribuía a que aquí se vivía muy bien, y que eso nos había vuelto muy conformistas. Predicó con el ejemplo, y en el mundo ... empresarial lideró, peleó y amalgamó al sector al que pertenecía, el de las agencias de turismo. Lo que él nunca pudo imaginar es que su hija Eva iba a convertirse en la mejor versión de sí mismo, una líder nata que ha sabido encontrar su discurso y hacerse un hueco en el complicado mundo asociativo empresarial, donde las corbatas han copado asientos desde tiempos inmemoriales.

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Eva Blasco habla de su padre, de la persona «que me hizo creer en el asociacionismo empresarial y en anteponer siempre el interés general; y mi madre, que, aunque sin una participación activa, ha sido también muy luchadora». La líder empresarial cuenta cómo desde pequeña siempre se presentaba voluntaria a todo, era delegada de clase, protestaba por las injusticias del colegio y tenía «muy interiorizado ese concepto de justicia colectiva». Tanto, que una vez un jefe le dijo que todas las tortas se las iba a llevar ella porque siempre era la que alzaba la voz. «Desde entonces, no es que haya cambiado mi forma de ser, aunque ahora pido implicación».

Su primera lucha fue para dar visibilidad a las mujeres empresarias. Lo hizo a través de EVAP, una asociación de la que es presidenta, y donde ha logrado aúnar a una gran cantidad de líderes en femenino que se han sentido apoyadas en el complicado mundo del emprendedurismo, con muchos vicios masculinos que había que ir erradicando.

Contaba Eva Blasco en una entrevista cómo, por ejemplo, reclamaba que las jornadas, los cursos comenzaran a partir de las nueve y media, para que pudieran tener tiempo a dejar a los niños en el colegio. O cómo las reuniones de la entidad empresarial se convocaban a la hora de comer, para no alargar todavía más la jornada laboral y poder llegar a casa con la familia a una hora razonable. Una de las consecuencias es que de estas mejoras se han beneficiado todos, mujeres y también hombres.

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Eva Blasco defiende un liderazgo femenino, donde hay mucho de compartir, de empatizar, de dar la voz al otro. «Tiene que ver con la forma de ser de las mujeres, que hablamos más, necesitamos a los demás, y también se ve a la hora de liderar». La empresaria cuenta cómo ha habido muchas mujeres que para llegar a lo más alto en los puestos de responsabilidad tenían que masculinizarse, con formas de liderar más autoritarias. «Los liderazgos no son buenos ni malos, sólo hay que compensarlos».

¿Por qué es noticia?

La empresaria cree que las mujeres «tenemos la obligación de visibilizarnos, de demostrar a otras que sí se puede, y eso exige una gran ilusión, pero también un tremendo esfuerzo». Abrir camino es duro, ella más que nadie lo sabe, y muchas veces ha tenido ganas de tirar la toalla, de marcharse a su casa, con su hijo. Pero ese compromiso le ha podido, pese a los momentos más complicados, cuando hablaba en las reuniones llenas de hombres y sentía que no se le hacía caso. O cuando había actitudes muy masculinas, a veces inconscientes, que le tentaban a dar un paso atrás. «Constancia, constancia», decía, como un mantra interno que le permitiera avanzar.

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Esta semana acaba de recibir el premio honorífico Jiménez de Laiglesia del foro Empresa, Humanismo y Tecnología, que preside Íñigo Parra, y Eva Blasco no siente más que orgullo por el camino ya hecho, y porque «hemos aprendido la importancia de luchar desde la sociedad civil; lo hemos visto en el último acto del corredor mediterráneo». Eva Blasco defiende el papel de personas como Juan Roig, que se han comprometido con la sociedad y se convierten en referentes de otros líderes.

Ya hace tiempo que esta mujer dio el salto desde la reivindicación del liderazgo femenino hasta convertirse en la presidenta de la Confederación Empresarial Valenciana. Su lucha ha dado sus frutos. «Aún hay gente que piensa que hemos llegado a los sitios por una moda. Pero no, hemos venido para quedarnos». Le hubiera gustado que su padre la hubiera visto convertirse en presidenta de la patronal de los empresarios. Estar en primera línea. «De los amigos de mi padre todavía vive uno, que cada vez que aparezco en los medios de comunicación o me dan un premio me llama y me felicita, y me dice lo orgulloso que estaría mi padre de lo que he conseguido. A mí también me hubiera gustado que lo viera», explica la dirigente empresarial, que cree que detrás de ella vendrán muchas más, que todavía queda camino por recorrer.

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