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Siempre que me siento triste, trato de pensar en cosas bonitas», aconsejaba Sor María a los niños del apuesto capitán Von Trapp en la película 'Sonrisas y lágrimas', ese clásico que nunca te cansas de ver y que tus hijos te pedían que pusieras una y otra vez en aquella cinta de VHS que parecía indestructible. Este 2024 nos ha traído momentos de alegría y también de gran tristeza. La vida social ha vivido como en una montaña rusa, con días de euforia y otros de bajón. Al final, lo importante es seguir cantando, como la familia Trapp, perseguir tus sueños una y otra vez y, si ayuda, poner la banda sonora de la película que tiene canciones preciosas: «Si aúlla el lobo o muerde el perro; o me aqueja un mal; las cosas que amo volver siento a mí; y alejan por finnnnnn, el maaaaal».
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El año comenzó tristón, como todos los meses de enero después de la semana de Reyes. Menos mal que la fiesta de San Vicente animó la ciudad, como también lo hicieron el Ateneo y el Casino de Agricultura, verdaderos bastiones de la vida social valenciana. El Casino, con parte de sus salas renovadas, ha conseguido atraer a un público más joven con citas como las que ha organizado el mecenas Luis Trigo con su fundación El Secreto de la Filantropía. Fueron especialmente interesantes las exposiciones del artista Pepe Girbent, que apadrina el coleccionista Pepe Ribes. El casino tuvo otra cita importante: el octavo Encuentro Joven Europeo de Interclubs. Durante tres días, Valencia fue anfitriona para 150 jóvenes llegados de todo el mundo.
Mientras, en el Ateneo se reunían mensualmente las integrantes de la Orden del Querer Saber, con Marisa Marín al frente. Marisa ha tenido un año con altibajos, murió su hermano hace unas semanas, aunque nunca ha perdido la sonrisa ni la fuerza para seguir. Si la Orden sigue es gracias a su empuje.
La cultura ha ayudado a alegrar el alma. El balance de la Fundación Bancaja ha sido memorable: En febrero, la exposición de Eduardo Arroyo ya tuvo una inauguración concurrida, pero sin duda fue la muestra de Sorolla y Picasso la que más atención atrajo. Febrero fue el mes elegido por Sabor Empresarial para celebrar su cena benéfica para Casa Caridad. Conseguir que trescientas personas se vistieran de gala un viernes por la noche en lugar de quedarse en casa viendo la última serie de moda tiene mucho mérito. Este año fue en el Westin y se recaudaron 27.000 euros, cifra récord hasta el momento.
También benéfico, el desfile del peletero Amado en el centro cultural de Onda fue a beneficio de la asociación de lucha contra el cáncer. Más de cuatrocientas personas vieron el desfile, muchas de ellas fueron desde Valencia, como Fernando de Rosa y Asun Palop, Carmen de Rosa o Mayrén Beneyto. Importantes fueron también otras citas benéficas como el treinta cumpleaños de la Fundación Dasyc, que se celebró en junio, o la obra de teatro organizada por Mary's Meals para recaudar fondos.
La moda también nos dio buenos momentos, como el premio que recibieron en la Mercedes Benz Fashion Week las diseñadoras Isabel Sanchis y Paula Maiques o la exposición FashionArt en el Muvim, con trajes diseñados por Manuel Fernández y pintados por artistas tan reconocidos como Manolo Valdés, Genovés, Anzo, Ripollés o Equipo Límite. Un lujo hecho arte.
Las fiestas de cumpleaños han sido de lo más glamurosas este año. En abril, la empresaria Mónica Duart reservó la terraza del hotel HN de Colón y compartió con sus amigos. «Los buenos momentos con las personas a las que quiero, que son mi mayor regalo», dijo emocionada. Otro cumple de lujo fue el que celebraron Aurora de Miguel y María Primo en julio. Fue en el Huerto de Montesinos, en Picanya, una de esas fincas rehabilitadas en medio de la huerta. María Primo trabaja en Melt Group y Aurora de Miguel es una de las cinco socias de Catering Cinco. Con ese curriculo, la fiesta no pudo ser más cuidada y coqueta. En octubre, fue Andrés Goerlich quien invitó a sus amigos a una finca familiar en Calzada de Calatrava para celebrar su cumpleaños. Junto a su mujer, Cristina Buch, recibieron a invitados de Valencia, Madrid y Javea.
Meses antes, en marzo, Valencia celebró unas Fallas como hacía años, con los balcones a rebosar; y en abril, la ciudad se llenó de música flamenca, que si se trata de fiesta, aquí se celebra todo. El Casino de Agricultura se decoró con farolillos, mantones, claveles y el grupo de sevillanas tomó rebujito. Otros, como el naviero Vicente Boluda y Esther Pastor, pasaron esos días en Sevilla, donde tienen casa y un montón de amigos. «Nos gusta ir a la Feria con nuestro coche de caballos, para visitar a amigos, eventos y compromisos, además de llegar a los toros con un paseito fabuloso en carruaje», explicaba Pastor.
Ese mismo mes, los Aliño celebraban el cuarenta cumpleaños de El Alto en la Masía Aldamar. La familia tuvo doble celebración con el primer aniversario de Atenea Sky, la mejor terraza de Valencia. La fiesta fue por todo lo alto, con Moët, cócteles y clásicos de la casa como el bombón de foie, croquetas, tostas de anchoa o mini hamburguesas. Todo bueno y en abundancia. Además, hubo música de jazz en directo y hasta el cumpleaños feliz cantado por una soprano.
El cumpleaños de Rosa Castellví, en agosto, fue de nuevo la fiesta del verano a la que todos quieren ser invitados. Difícil superar un evento tan bien organizado y preparado con tanto cariño, ¡y tan divertido con karaoke!
Aunque si hay una fiesta que marcó un punto de inflexión en 2024, fue el concierto de Estrella Morente en el Hotel Las Arenas, el 10 de mayo. Fue un menú de lujo con sushi, ostras y champán para doscientas personas, empresarios, directivos, deportistas y apellidos muy conocidos. Una fiesta sólo fue superada con la cena benéfica 'Desde Valencia para Valencia', una iniciativa de Ricard Camarena, Begoña Rodrigo y Quique Dacosta para ayudar a las víctimas de la dana. Pocas convocatorias pueden presumir de una lista de invitados como la de esta cena solidaria. El naviero Vicente Boluda y su mujer, Esther Pastor, ejercieron de anfitriones saludando a los invitados, muchos de ellos empresarios de AVE, la asociación cuya cena de Navidad fue el germen del evento solidario. El empresario Juan Roig y su mujer, Hortensia Herrero, muy involucrados en ayudar a personas y empresas que lo han perdido todo, no faltaron a la cita. A ellos dedicó unas palabras Vicente Boluda en su discurso, agradeciendo las donaciones del matrimonio.
Las inundaciones se llevaron por delante muchas vidas y sueños. Este año nos han dejado muchas personas queridas, como mi Fernando, aquel al que cada viernes pedía que leyera esta crónica y que respondía con su habitual sorna: «Begoñita, venga, tráele un roncito y un puro a tu hombre y vamos a ver qué cuenta la reina de la sociedad valenciana». Va por él.
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