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La pandemia ha cambiado muchas cosas pero algunas, como las bodas, no sólo han vuelto sino que lo han hecho a lo grande, con puestas en escena cada vez más sofisticadas y elegantes y con un derroche de creatividad difícilmente superables. Vamos, que si alguien ... predijo que las bodas tenían los días contados, se equivocó. «El año 22 ha sido un gran año de bodas», explica José Puerta de Tousette. «Veníamos de una época tan complicada que todo el mundo quería celebrar a lo grande».
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Las primeras bodas del año comenzaron tímidamente a finales de abril, cuando terminaron las restricciones de la pandemia y los invitados ya no tenían que llevar mascarilla. En abril se casaron Silvia Juanes y Borja Colomer Prado en Xàbia, en la iglesia de San Bartolomé, y después lo celebraron en Casa Santonja, una preciosa masía de Beniarbeig decorada por flores la Tartana. Los propietarios de Casa Santonja, Carlos Gadea y Ana, son amigos de la familia y se esmeraron por ser los mejores anfitriones junto con el catering del grupo el Alto. También en abril se casaron Fernando Martínez y Paula Villarroya. Aunque la novia es valenciana, la boda se celebró en Madrid y entre las invitadas fueron muchas influencers como Alex Riviere, Marta Ortiz, Mónica de Tomás, Marta Carriedo o Carmen Lomana.
Si hablamos de influencers, dos de las mujeres más seguidas en las redes, Marta Lozano y Teresa Andrés Gonzalvo, pronunciaron el «si quiero» con apenas unas semanas de diferencia. Marta se casó con Lorenzo Remohí el 28 de mayo en Xàbia y Teresa e Ignacio Ayllón el 8 de julio en El Puig.
Pero volvamos a mayo, el mes de las bodas y comuniones, ese mayo traicionero en el que te puede salir un día de verano cuando llevas una estola de piel o un día de frío pelón cuando decidiste estrenar sandalias. Aún así es un mes perfecto para las bodas, es el mes de primavera por excelencia, el día alarga y los jardines están exuberantes y exultantes.
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En mayo se casaron en Xàbia Ana García Puertas y Nacho Murillo Piquer. La novia llevó un vestido diseñado por Helena Mareque, de corte recto con textura sin mangas, con capa y dos colas superpuestas y guantes y joyas familiares y un segundo vestido de crochet que diseñó su hermana Carmen García, que se casó hace dos años en también en Xàbia con un vestido que fue de los más comentados en las redes. La celebración fue en la Finca Mezquida, también en Xàbia, decorada por flores de la Tartana, con manteles y sillas de la guinda de tu fiesta y de Catering Cinco.
La ceremonia de Alicia Mascort Lamo de Espinosa con Francisco Javier Díez Herrera, también en mayo, fue especialmente emotiva, ya que la madre de la novia, Amelia Guich Lamo de Espinosa, había fallecido el año anterior. La boda se celebró en Requena, en la iglesia del Salvador y en la finca Casa Blanca, que tiene viñedo propio para la elaboración de cava. «La casa fue construida en el XIX por la familia Lamo de Espinosa y me siento especialmente orgullosa de ser la cuarta generación de mujeres que se ocupa de ella. Cada una ha ido aportando su visión, en especial mi madre, Amelia, que hizo una gran labor de recuperación de la casa», contó la novia, que también tuvo presente a su madre con su vestido, elaborado con el raso de seda del vestido de novia de su madre.
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Alejandra Aguiriano y Pepo García, hermano del diseñador Lucas Zaragosí, se casaron ese mismo mes en Capitanía General. La novia llegó acompañada de su padre, Angel Aguiriano, y llevó un vestido ideal de Luis Rocamora. Entre los invitados, la arquitecta Sol Candela, el presidente del Puerto, Aurelio Martínez, y un elegantísimo Adrián Salvador.
Y mayo también fue el mes de la boda de Curro Alonso y Noelia Durbán, que celebraron su enlace por todo lo alto en el Telar de Miguel Martí, con más de cuatrocientos invitados y unas mesas decoradas por Araventum. La novia llevó un vestido de Lorenzo Caprile y se cambió después para la cena con un vestido de su amigo Eduardo Cervera. Hubo música de flamenco y un DJ amigo de los novios que alargó la celebración hasta la madrugada. Si algo han tenido en común las bodas de este año han sido las ganas de bailar y divertirse después de meses de restricciones y falta de vida social.
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Junio fue otro mes importante en el calendario de bodas. Se casaron Fran Camps y Ana Láinez, el hijo del ex presidente Paco Camps y ella sobrina del reconocido neurólogo José Miguel Láinez. Fue en la Iglesia de San Juan del Hospital, con el cardenal arzobispo Antonio Cañizares oficiando la ceremonia. Ana llevaba un vestido firmado por Diego Estrada, que también diseñó el de su madre, Teresa Nuez. La madre del novio y madrina, Isabel Bas, y su hermana, Isabel Camps, vistieron de Il Baco da Seta. El banquete se celebró en la terraza del Veles e Vents, donde Javier Andrés y todo el equipo de la Sucursal se volcaron en un banquete en el que el menú consistió en royal de almendras, bogavante y emulsión en su coral y lubina de playa, salsa de amontillado y berberechos al natural.
La hija del político Fernando Giner, Celia Giner y su pareja Inés Pla también se casaron este año, el mes de julio. Fue una boda mucho más íntima, en El Palmar, en una de esas barracas de la Albufera. La pareja, vestida por Estudio Savage, llegó a la ceremonia con la música canción de Mecano, Mujer contra mujer, y la comida la sirvió Ricard Camarena. «Lloramos todos -cuenta su padre Fernando Giner, que ofició la ceremonia- y acabamos en la discoteca Cala como buenos valencianos».
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Otra pareja de chicas, Ana Moreno e Ivana Andrés, capitana del Real Madrid, se casaron en Valencia en la Cartuja de Ara Christi de El Puig, arropadas por jugadoras de varios equipos de fútbol femenino españoles. La boda fue una fusión entre Valencia y Extremadura porque Ana es extremeña y el bufé tuvo platos como la quisquilla con base ajo blanco de horchata, sorbete de albahaca y torrija con coco y fresas naturales. No faltó el jamón ibérico de bellota de Extremadura y la música en directo de un grupo cubano.
En julio, las bodas de Irene Rubio y Federico García Estrela, Ana García Reyes y Cesc Masot alcanzaron alcanzado un grado de distinción que será difícil superar. Irene Rubio y Federico García Estrela se casaron en Denia. La novia estaba preciosa, vestida de Amparo Chordá, como su madre Mayre Girona, de azul, y la madre del novio, con un vestido rojo de Amparo Chordá estilizado y clásico. La celebración fue en La Fredad, una finca del siglo XIX con su espléndido torreón central, su fachada teja y las contraventanas en verde bosque, ¡qué bonita!. La comida la sirvió El Alto en el jardín mediterráneo, donde se combinan pinos de copa alta y árboles centenarios. Lo embelleció todavía más Conchita Cañamás, con esa mano que tiene para los centros de flores.
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La boda de Ana García Reyes y Cesc Masot también fue un compendio de elegancia. La novia llevó un vestido de Toussette de Sophie et Voila con mangas y sobrecola en crepe de organza de seda y pendientes antiguos. La celebración fue en la Masía de San Antonio de Poyo, la cena en los jardines y el aperitivo en el Pozo. De la decoración floral se ocupó el Atelier de la Flor y de la decoración en la Iglesia La Guinda de tu fiesta.
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Begoña Clérigues
Elena Meléndez
El año en que volvieron las bodas tuvo hasta bodas navideñas, como la María Martínez y Sebas Moreno, una boda de cuento de Navidad que se celebró en la Cartuja de Ara Christi, decorada como un mercadito navideño, con puestos de madera, farolas, guirnaldas y árbol incluido de más de cuatro metros de altura. Durante la comida, una amiga sorprendió a los novios cantando la canción de Mariah Carey 'All I want for Christmas is you' y el banquete terminó con la entrada de una batucada con zancudos que llevaron a los invitados a la zona de fiesta donde un circo les esperaba con acróbatas, bailarines, bengalas y confeti. La fiesta de después fue como un circo navideño, con sus zancudos, bailarines, malabaristas y todo tipo de animación, y culminó con la actuación de Henry Méndez, un artista de reguetón muy conocido. El nivel que han alcanzado este año las bodas será difícil de superar. Aunque José Puerta asegura que si 2022 ha sido fuerte, «preparaos para 2023 porque será más todavía».
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